Por Yoselina Guevara López
Las hostilidades del gobierno de los Estados Unidos hacia Irán se iniciaron unos 40 años atrás, en 1979, justo cuando fue derrocada la Monarquía de Mohamad Reza Shah (apoyada por Occidente) por parte de las fuerzas revolucionarias en el país. Hecho que coincidió con la «crisis de rehenes», acción que la Casa Blanca apuntó como el detonante de las sanciones y al cual se agregó su negativa al programa nuclear y los misiles balísticos que desarrolla Irán. Lo que no señalan los gobiernos occidentales y sus medios de comunicación locales es que una de las principales causas de la diatriba entre ambos países tiene sus raíces en el pensamiento ideológico norteamericano y sus políticas imperialistas de expansión militar y económica, a las cuales la nación persa se opone radicalmente.
Para la república islámica, el imperialismo estadounidense representa una amenaza por su pretendida dominación a nivel mundial. Sucumbiríamos a un análisis simplista si argumentáramos que las constantes amenazas y castigos de los Estados Unidos contra Irán se hayan solo en la lucha por el dominio del petróleo y el gas iraní. Si bien la apropiación de recursos ha sido un factor clave de la política exterior de Washington, no ha sido por sí solo una motivación suficiente para promover un «cambio de régimen» en Irán en estas cuatro décadas.
Una Constitución antiimperialista
El verdadero conflicto proviene de las diferencias ideológicas entre ambas naciones; tampoco nos referimos solo a nivel religioso, cristianismo contra islamismo, sino al enfrentamiento entre el imperialismo y la autodeterminación de un pueblo.
Los Estados Unidos se han convertido en una superpotencia por su capacidad extender su dominio a nivel militar, político, cultural y económico para controlar naciones en todas las latitudes. La Constitución de la República de Irán, aprobada por la Asamblea Constituyente en 1979, en el artículo 2, Punto 6, establece: “El rechazo de todas las formas de opresión, de su imposición y renuncia a ellas, y la negación de la tiranía, de su imposición como de su aceptación”.
Para alcanzar este objetivo la Carta Magna indica en su artículo 3 y en los siguientes puntos:
“Punto 5. El rechazo completo del colonialismo y la prevención de la interferencia extranjera.”
“Punto 6. La cancelación de todo tipo de despotismo y autocracia, y de cualquier intento de monopolizar el poder.”
“Punto 8. La participación de toda la población en la determinación de su destino político, económico, social y cultural.”
“Punto 16. La adopción de una política exterior basada en criterios islámicos, el compromiso fraterno con todos los musulmanes y el apoyo sin reservas de los pueblos desposeídos y oprimidos del mundo.”
Esto nos demuestra que la Constitución iraní se enfrenta de manera categórica al atropello imperial, a cualquier forma de colonialismo, defiende a los pueblos más desvalidos y desfavorecidos, junto con detentar el derecho a la autodeterminación. Precisamente basados en estos principios Irán apoya a Palestina contra el sionismo, tiende su mano amiga a Venezuela contra las sanciones de los Estados Unidos, por mencionar solo algunas naciones a las cuales socorre Teherán.
Irán igualmente es una república teócratica, pero con una Constitución que contiene elementos democráticos. Los ciudadanos y ciudadanas eligen a los líderes y representantes titulares a través de un proceso electoral bien definido. Los iraníes disfrutan de un sólido sistema de bienestar social que proporciona o subvenciona la vivienda, la educación superior, la alimentación y la atención de la salud. Muchos de estos beneficios están garantizados constitucionalmente, por el mismo hecho de que la legalidad es concebida según el principio islámico de un sistema económico justo y equitativo.
Sanciones de Estados Unidos contra Irán
La mayoría de las penalizaciones y restricciones contra la república islámica son llevadas a cabo por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Estas abarcan las esferas económicas, comerciales, financieras, militares y científicas. Entre ellas, figura un embargo de las negociaciones con Irán por parte de los Estados Unidos en 2015 e inclusive una prohibición de la venta de aeronaves y piezas de repuesto a las líneas aéreas nacionales. Como en cualquier país paralizado por décadas de bloqueos, la situación económica de Irán está lejos de ser ideal, sin embargo su gobierno no escatima en los esfuerzos por mejorarla.
El fracaso de las sanciones estadounidenses para congelar el crecimiento de Irán le ha llevado, bajo la presidencia de Donald Trump, a luchar por reducir la influencia y los beneficios internos de Irán mediante la aplicación del Plan de Acción Integral Conjunto, conocido comúnmente como el «Acuerdo Nuclear Iraní».
El 17 de mayo de 2018, la Comisión Europea anunció su intención de aplicar el estatuto de bloqueo de 1996 para declarar nulas y sin efecto en Europa las sanciones de los Estados Unidos contra Irán y prohibir a los ciudadanos y empresas europeas que las cumplan. La Comisión también dio el mandato al Banco Europeo para facilitar la inversión de las empresas europeas en Irán. Medidas en favor de la golpeada economía persa.
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Yoselina Guevara López Corresponsal en Italia
