Poemas para El Salvador

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Por Roque Dalton

*

Temores

Cuando la nieve caiga en mi país                     
Doña Ana no estará más en su vergel                   
canas de coco verde arrugas dulces del maíz           
cerrada estará la rosa abierto estará el clavel. 
   

Cuando el otoño conquistador lleve sus manos a mi país
el General Beteta habrá regresado del Petén           
oh deshielo sin hielo oh vidrios de fuego feliz       
con mil cuatrocientos hombres marchando bien. 
       

Hostia por los deseos púrpura no te perderás         
el viento de las doradas playas corona tus miedos     
en cada tiro un conejo hasta la raza destruirás       
olor de yeso piel hecha para quemar aquí me quedo.
   

Gracias a Dios y a la flor de Izote y                 
a la exactitud de Varela                             
heráldica gratísima sabiduría lentamente baladí       
oxidada por esta lejanía del alma en vela.   
       

País mío vení                                         
papaíto país a solas con tu sol                       
todo el frío del mundo me ha tocado a mí             
y tú sudando amor amor amor. 

**

El gran despecho

País mío no existes
solo eres una mala silueta mía
una palabra que le creí al enemigo

Antes creía que solamente eras muy chico
que no alcanzabas a tener de una vez
Norte y Sur
pero ahora sé que no existes
y que además parece que nadie te necesita
no se oye hablar a ninguna madre de ti

Ello me alegra
porque prueba que me inventé un país
aunque me deba entonces a los manicomios

Soy pues un diosecillo a tu costa

(Quiero decir: por expatriado yo
tú eres ex patria)    

***

El alma nacional

Patria dispersa: caes                                   
como una pastillita de veneno en mis horas.             
¿Quién eres tú, poblada de amos,                       
como la perra que se rasca junto a los mismos árboles que mea?

¿Quién soportó tus símbolos,                   
tus gestos de doncella con olor a caoba,               
sabiéndote arrasada por la baba del crápula?           
¿A quién no tienes harto con tu diminutez?             
¿A quién aún convences de tributo y vigilia?           
¿Cómo te llamas, si, despedazada,                       
eres todo el azar agónico en los charcos?               
¿Quién eres,                                           
sino este mito armado y numerado,                       
pastor de llaves y odio, que me alumbra la cara?       
Ya me bastas, mi bella                                 
madre durmiente que haces heder la noche de las cárceles:
ahora me corroen los deberes del acecho                 
que hacen del hijo bueno un desertor,                   
del pavito coqueto un pobre desvelado,                 
del pan de Dios un asaltante hambriento. 
             

Penitenciaría Central, octubre 1960.       

En una prisión salvadoreña, Roque Dalton y su esposa, Aída Cañas.

****

El Salvador será

El Salvador será un lindo
y (sin exagerar) serio país
cuando la clase obrera y el campesinado
lo fertilicen lo peinen lo tal que en
le curen la goma histórica
lo adecenten lo reconstituyan
y lo echen a andar.

El problema es que hoy El Salvador
tiene como mil puyas y cien mil desniveles
quinimil callos y algunas postemillas
cánceres cáscaras caspas shuquedades
llagas fracturas tembladeras tufos.

Habrá que darle un poco de machete
lija torno aguarrás penicilina baños de asiento besos pólvora.

     *****

La violencia aquí

A José David Escobar Galindo,
a) «Perra de Hielo».

En El Salvador la violencia no será tan solo
la partera de la Historia.

Será también la mamá del niño-pueblo,
para decirlo con una figura
apartada por completo de todo paternalismo.

Y como hay que ver la casa pobre
la clase de barrio marginal
donde ha nacido y vive el niño-pueblo
esta activa mamá deberá ser también
la lavandera de la Historia
la aplanchadora de la Historia
la que busca el pan nuestro de cada día
de la Historia
la fiera que defiende el nido de sus cachorros
y no solo la barrendera de la Historia
sino también el Tren de Aseo de la Historia
y el chofer de bulldozer de la Historia.

Porque si no
el niño-pueblo seguirá chulón
apuñaleado por los ladrones más condecorados
ahogado por tanta basura y tanta mierda
en esta patria totalmente a orillas del Acelhuate
sin poder echar abajo el gran barrio fuerteza cuzcatleco
sin poder aplanarle de una vez las cuestas y los baches
y dejar listo el espacio
para que vengan los albañiles y los carpinteros
a parar las nuevas casas.

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Roque Dalton Poeta y escritor

Juan José Peralta Ibáñez
Fotógrafo documentalista, fotoperiodismo, naturaleza, video, música

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