Por Javier Larraín
Más de una mano en lo oscuro me conforta
y más de un paso siento marchar conmigo,
pero si no tuviera, no importa:
sé que hay muertos que alumbran los caminos.
Silvio Rodríguez
En el 85 aniversario de sus caídas en combate.
Antonio Guiteras

Nació el 22 de noviembre de 1906 en Bala Cynwyd, condado de Montgomery, Filadelfia, Pennsylvania. Era el segundo hijo de la norteamericana Marie Theresse Holmes y del cubano Calixto Guiteras, quien supo inculcarle su amor por la patria y por José Martí.
En 1913 la familia se trasladó a Cuba, radicándose en Matanzas un año, y luego en Pinar del Río. Allí matriculó en las Escuelas Pías y tiempo después solicitó su ingreso en el Instituto de Segunda Enseñanza de Pinar del Río, donde estudió Geografía Universal, Aritmética, Gramática e Idiomas.
El 27 de noviembre de 1923 fue arrestado en el Teatro Dulce, por participar en una protesta estudiantil, y en julio de 1924 recibió el título de Bachiller.
Recién graduado del Instituto se presentó como candidato en la Escuela de Cadetes de El Morro, pues deseaba ser militar, pero fue rechazado debido a su defecto visual. Entonces se decidió por estudiar Farmacia en la Universidad de La Habana y se fue a vivir en la capital.
Tomó parte en la fundación del Directorio Estudiantil Universitario (DEU) por la Facultad de Farmacia. Pocos después la policía apresó a sus miembros y al salir en libertad adoptaron un régimen clandestino.
En agosto de 1927, cuando contaba solo con 20 años, recogió su título de farmaceútico en la Universidad de La Habana.
En 1932 fundó la Unión Revolucionaria (UR), que agrupó todas las pequeñas organizaciones que ya lideraba y desde donde lanzó el conocido «Manifiesto al pueblo de Cuba», donde expuso un programa centrado en la unidad de todas las fuerzas antimachadistas.
Tras la caída de la dictadura de Gerardo Machado, fue llamado para integrar el gabinete de ministros del Gobierno, ocupando el cargo de ministro de Gobernación, desde el cual logró implantar la jornada laboral de ocho horas; estableció el jornal mínimo; depuró los organismos estatales; repartió tierras; proclamó la autonomía universitaria; realizó la convocatoria para llevar a cabo una Asamblea Constituyente; promulgó la rebaja de los precios de los artículos de primera necesidad; redujo el precio de la energía eléctrica y ordenó la intervención y nacionalización de la Compañía Cubana de Electricidad. Estas medidas demostraban su sentimiento antiimperialista; él mismo expresó: “… Tengo la satisfacción de haber llevado a la firma del presidente Grau, los decretos que atacaban más duro al imperialismo yanqui…”
El Gobierno de los Cien Días fue derrocado el 15 de enero de 1934, en un golpe de Estado encabezados por el jefe del Ejército, Cnl. Fulgencio Batista, quien inmediatamente instauró su sangrienta dictadura.
Junto a un grupo de jóvenes decidió organizar una insurrección armada. Primero crearon el grupo TNT, en abril de 1934, y en junio de ese mismo año fundó la Joven Cuba, cuyo programa exponía que «para que la ordenación orgánica de Cuba en Nación alcance estabilidad, precisa que el Estado cubano se estructure conforme a los postulados del socialismo».
Inmediatamente después de varias acciones realizadas por la organización, algunos líderes importantes prepararon su ida a México con el fin de prepararse militarmente y regresar a conquistar la independencia de Cuba. Uno de ellos fue Guiteras, quien cayó asesinado, el 8 de mayo de 1935, en el Morrillo, Matanzas, en Cuba, tras ser delatado en su posición. Tenía 28 años.
Carlos Aponte

Carlos Aponte Hernández nació en Caracas, en el seno de una familia acomodada, el 4 de febrero de 1901.
Con 19 años se enroló en las agrupaciones guerrilleras que luchaban por el derrocamiento del dictador venezolano Juan Vicente Gómez. Y, entre 1921 y 1923, peleando junto a su hermano y a las órdenes del general Marcial Azuaje, fue promovido al grado de capitán.
Tras la toma del poblado de Guaribe fue delatado, capturado y recluido en la cárcel de Altagracia, donde recibió un salvoconducto que le confirió la libertad a cambio del exilio.
Desde Venezuela se enrumba a Santiago de Cuba a bordo de un vapor ganadero perteneciente a la hacienda “Paradas”, donde trabaja unos meses “amarrando becerros”.
De Santiago viajó a la ciudad de Camagüey, en el centro de la Isla, donde terminó empleado como cantinero en el “Café Puerto Príncipe”.
En 1925 arribó a La Habana, hospedándose en el “Hostal La Milagrosa”, donde conoció y entabló amistad con el escritor Aureliano Sánchez Arango y con su compatriota, el comunista venezolano, Salvador de la Plaza.
En el mismo periodo inició amistad con el poeta Rubén Martínez Villena y el joven Julio Antonio Mella, fundadores del Partido Comunista de Cuba, desarrollando un profundo pensamiento antiimperialista.
En 1927, tras el breve paso por Cuba rumbo a Alemania, del ministro Interior de Venezuela, Laureano Vallenilla Lanz, Aponte le atacó en el Hotel Sevilla, dándole de cintarazos en la cara, cuestión que le costó la expulsión del país.
Una vez llegado a México, en 1927, sorprendió en el Cabaret Montmartre a la delegación norteamericana que se aprestaba a participar en la Conferencia Panamericana, lanzándole botellas, tras lo cual debió abandonar tierras aztecas rumbo a Nicaragua.
Por intermedio del poeta hondureño Froylán Turcios, fue recibido en el campamento de Las Segovias, Nicaragua, por el General del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, Augusto César Sandino, a cuyas fuerzas se sumó en marzo de 1928.
En su primera entrevista con Sandino fue alertado de un ataque aéreo: “Vienen los aviones… ahora usted será el médico del ejército”, de esta forma debió asumir la intervención de un campesino acribillado, ganándose el seudónimo de “doctor Aguas Caliente”.
Tras un año de guerrear en Nicaragua y alcanzar el grado de Teniente Coronel, prosiguió con su idea de hacer una revolución en Venezuela, para lo cual salió a Guatemala donde, junto al periodista Carlos Flores, gana la lotería, pudiendo contar con dinero para armar una expedición que saldrá de la ciudad de Colón, Panamá, rumbo a Coro, Venezuela.
Después de numerosos intentos fallidos por internarse en Venezuela, fue apresado en Colombia luego de asaltar cuartel de Arauca, como parte de un plan de abastecimiento de armas.
Deportado a Ecuador emprendió una campaña en defensa de Sandino y otra en que condenó a la United Fruit Co., propietaria de las grandes bananeras de este país.
De paso por Lima le propuso al Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) atentar contra el dictador Luis Sánchez Cerro en el Teatro Principal, plan que los peruanos desecharon por temor a represalias contra su líder Víctor Haya de la Torre.
A continuación de un breve paso por Chile y Nueva York, regresó a Cuba en 1933, donde le robó el auto a Carlos Manuel de Céspedes (hijo del padre de la Patria), y se batió a duelo con el general venezolano Urbina, resultando herido en un pié.
Durante un año y medio se transformó en estrecho colaborador del revolucionario cubano Antonio Guiteras, líder de la Joven Cuba, a quien apoyó en sus planes insurreccionales.
Luego de estimar la necesidad de partir a México con el objetivo de conformar una expedición para retornar al oriente de Cuba, para desatar una lucha guerrillera, fueron sorprendidos en los preparativos de huída y cercados por el Ejército de Cuba y la Guardia Rural, quienes los emboscaron en la fortaleza de El Morrillo, Matanzas, el 8 de mayo de 1935, siendo asesinados Aponte y Guiteras.
Según un sobreviviente de la masacre, en medio de las ráfagas enemigas el joven venezolano dijo a Guiteras: “Antes de rendirnos nos morimos”, a lo que este respondió: “Nos morimos”.



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Javier Larraín Editor
VIDEO «Tony Guiteras. Un hombre guapo», de la serie documental Los Nuestros, por Paco Ignacio Taibo II.








