Por Correo del Alba
Un día como hoy, 14 de abril de 1931, se proclamó la Segunda República española, la que un general traidor, con ayuda de Adolf Hitler y Benito Mussolini, destruyó en tres años de guerra (1936-1939), ante la indiferente y cómplice mirada de las mal llamadas democracias europeas. El pueblo fue derrotado, pero nunca vencido.
A continuación unos versos de Antonio Machado, ya camino del exilio, y la pronta muerte.
I
Trazo una odiosa mano, España mía,
–ancha lira, hacia el mar, entre dos mares–
zonas de guerras, crestas militares,
en llano, loma, alcor y serranía.
Manes del odio y de la cobardía
cortan la leña de tus encinares,
pisan la baya de oro en tus lagares,
muelen el grano que tu tierra cría.
–Otra vez –otra vez!– oh triste España,
cuanto se anega en viento y mar se baña,
juguete de traición, cuanto se encierra
en los templos de Dios mancha el olvido,
cuanto acrisola el seno de la tierra
se ofrece a la ambición, ¡todo vendido!
*
A otro conde Don Julián
Mas tú, varena fuerte, madre santa,
sientes tuya la tierra en que se muere,
en ellas afincas la desnuda planta,
y a tu Señor suplicas: ¡Miserere!
¿Adónde irá el felón con su falsía?
¿En qué rincón se esconderá sombrío?
Ten piedad del traidor. Paríle un día,
se engendró en el amor, es hijo mío.
Hijo tuyo es también, Dios de bondades.
Cúrale con amargas soledades.
Haz que su infamia su castigo sea.
Que trepe a un alto pino en la alta cima,
y en él ahorcado que su crimen vea,
y el horror de su crimen lo redima.
Rocafort, marzo de 1938.