Por Alex Ibarra
Lo desafortunado de las frases de Sebastián Piñera datan desde hace tiempo, años atrás era de conocimiento popular los memes llamados «piñericosas», que suelen ser para la risa. Sin embargo, sus dichos desafortunados recientes, ahora también los de su gabinete, han provocado el estallido social.
Las causas del actual estado de rebelión en el que se encuentra la ciudadanía chilena son variadas, la más evidente es la creciente desigualdad que gravemente aumenta los privilegios de una clase minoritaria protegida por los partidos políticos que han aceptado el consenso de la posdictadura.
El despertar político aparentemente comienza a superar los males del escepticismo y relativismo que nos venía adormeciendo. No hay revoluciones contundentes sin un proceso de concientización. Esto es lo que sostiene como punto de apoyo a los millones de manifestantes a lo largo del país. Ayer a media tarde los medios de comunicación oficiales hablaban de más de 2 mil detenidos. Hoy recién algunos congresistas de la comisión de Derechos Humanos se está autoconvocando para recibir denuncias de abusos, téngase en cuenta que la revuelta se agudizó el viernes y días antes había comenzado la represión de las Fuerzas del Especiales.
La movilización ha sido confusa desde el primer momento y los principales hechos de protesta comenzaron con espontaneidad. Varias imágenes captadas por ciudadanos responsables muestran cómo las Fuerzas Especiales y de Orden participan de los saqueos y policías civiles se encapuchan, en esos saqueos que la prensa oficialista y el Gobierno denominan como «vandalismo». Es sospechoso que incluso la quema de las estaciones del Metro no fueron realizadas por los manifestantes, sino por otras organizaciones político-criminales que están formadas especialmente para generar el caos entre la población, para después justificar represiones violentas. Muchas cosas son confusas y serán para análisis posteriores, cualquier información verídica y registro testimonial prestan ayuda para evitar la impunidad de los abusos. Los militares tienen que volver a los cuarteles y ayudar en la reconstrucción, sin armas disparando al pueblo.
«La movilización ha sido confusa desde el primer momento y los principales hechos de protesta comenzaron con espontaneidad»
Lo que si fue claro ayer fue el rotundo: «fuera Piñera». En esto hay una demanda clara que logró superar la pasividad en relación a los cuestionamientos éticos sobre la legitimidad ética de tener un gobernante elegido cuestionado por estafas, evasiones de impuestos y enriquecimiento ilícito. La derecha política, responsable hoy, debe sentir graves dolores de cabezas por su cooperación ideológica en las campañas previas y por el voto dado. Hay que tomar muchas lecciones para superar la crisis y por el intento de evitar las venideras.
Este rechazo transversal a Piñera y a su gabinete tiene como principal razón la actual situación de ingobernabilidad que nos tiene hoy sometidos al toque de queda y a la voluntad de los militares armados. Dada las graves situaciones vividas, las Fuerzas Armadas hasta el momento no han provocado una crisis mayor. El General al mando del Estado de Emergencia incluso rechazó el categórico «estamos en guerra» pronunciado por Piñera. Con el tiempo veremos si esto fue sensatez del General o solo el desacato al poder civil. Es un momento clave en el que podremos observar qué tan fuertes son al interior del Ejército las tendencias fascistas y pinochetistas que no deben estar totalmente ausentes. A pesar de esto, no se pueden olvidar los muertos ni tapar los abusos de violencia en las calles.
La conclusión positiva es que «Chile despertó», hay un Chile ciudadano que se comienza a organizar desde una perspectiva más comunitaria y las lecciones de las formas de vida de nuestros padres y abuelos se vuelven a refrescar en la memoria. Cantos como «El pueblo unido jamás será vencido» son resignificados. Chile despertó y no debe dejar de soñar.
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Alex Ibarra Doctor en Estudios Latinoamericanos