Por Emily Caro y Alborada Garrido
Desde el inicio de la gestión presidencial de Mauricio Macri, sus políticas de Estado se enmarcaron en un paradigma neoliberal que se evidencia tanto en las medidas económicas como en su discurso como jefe de Gobierno y que afectan directamente la calidad de vida del pueblo argentino, especialmente de los grupos sociales históricamente más vulnerables, como lo son las minorías sexuales, o aquellas personas que se ven oprimidas por el capitalismo y el patriarcado como dupla hegemónica de poder debido a su condición de género y/o de preferencia sexual, como es el caso de las mujeres y de la población sexo-género-diversa.
Macri toma las formas fundacionales más características del liberalismo retrógrado: el privilegio para el hombre blanco burgués, cueste lo que cueste para las y los oprimidas/os. Las mujeres vuelven a las casas y el cuidado de la vida vuelve a reposar sobre sus hombros con la finalidad de que el hombre proletariado pueda dedicar más tiempo a ser “productivo” y generar más ganancias para el producto interno bruto, el concepto del conocimiento accesible se revierte y los financiamientos y subsidios destinados a la educación se reducen, los recortes económicos se vuelven cada vez más frecuentes y descarados.
Las mujeres son uno de los grupos más vulnerables ante el neoliberalismo, que no solo golpea la economía o las políticas públicas, sino que resiente las microestructuras: las familias, el hogar y las organizaciones sociales, espacios que suelen ser sostenidos por mujeres. Paula Kuschnir, comunicadora y militante feminista argentina, cuenta cómo el crecimiento de la pobreza en su país reposa en los hombros de la mujer: “Por ejemplo, nuevamente emergieron los comedores populares, las famosas ollas populares, y quienes las sostienen son las mujeres, quienes cocinan, quienes están ahí para dar de comer a las abuelas, a los abuelos, a los viejos, a los niños, y quienes asumen en el hogar el triple de trabajo”.
Al asumir todas las actividades pertinentes a la economía del cuidado, la mujer argentina se encuentra en desventaja a la hora de encontrar empleo, pues su tiempo libre es limitado, lo que la orilla a ser la estadística más alta en trabajo precarizado del país.
Durante el gobierno de Cristina Fernández (2007-2015) se desarrollaron proyectos de inclusión social para las mujeres, entre ellos la asignación universal por hijo y por embarazo, leyes de protección laboral para el descenso de la brecha salarial, el impulso de la paridad de género en las matrículas académicas universitarias. Asimismo, se impulsaron proyectos como la Ley de Identidad para las personas género-disidentes y la legalización del matrimonio igualitario; con la llegada de Mauricio Macri estas políticas públicas se estancaron.
La gestión de “Cambiemos” se enfocó desde su inicio en restricciones económicas que desfavorecieron el proceso de integración social desarrollado por Fernández, lo que trajo como resultado que grupos sociales como las mujeres, la población LGBTIQ, y las/os jóvenes se vieran excluidos del proceso político.
No es casualidad que la efervescencia del feminismo y el grito de injusticia del pueblo argentino se estén dando a la par. Tras las elecciones primarias llevadas a cabo el pasado 11 de agosto, el panorama no fue nada favorecedor para el Gobierno de Macri, y rumbo a las presidenciales en octubre, la fórmula Fernández-Fernández encuentra en el movimiento feminista uno de sus respaldos e impulsos más importantes, lo que se debe a una razón concreta: las mujeres reclaman sus derechos de vuelta.
Para Ofelia Fernández, precandidata del Frente de Todos por Buenos Aires, este fenómeno “tiene que ver con reconocer en este momento de la historia la dinámica y la potencia que tiene la juventud argentina, que ha tenido siempre, pero que hoy tiene como una marca de esta generación, la búsqueda de disputar poder, porque está cruzada por el feminismo como parte central y esencial”.
Las comunidades marginadas son las protagonistas del proceso de transformación y reivindicación política que se asoma en la nación sudamericana. Si bien es cierto que el período de Gobierno de Mauricio Macri significó un grave retroceso en materia de justicia social , también sirvió de impulso para que el pueblo argentino resignificara la importancia del poder popular y la integración social.
“Hemos sostenido históricamente que tres son los elementos, son los ejes para lograr realmente la igualdad de género: la autonomía económica, la autonomía política y personal y la autonomía social. Ahora bien, el desarrollo de estos tres ejes solamente puede darse en una sociedad, en un país donde haya un proceso de inclusión social global con desarrollo y crecimiento económico. Soñar con la igualdad de género en un país inequitativo, en un país con grandes brechas sociales, es simplemente, retórica o ilusión”. Discurso de Cristina Fernández de Kirchner en la ONU (China, 2014).
Consecuencias del neoliberalismo en Argentina:
- 48% de inflación entre 2018 y 2019.
- Las mujeres son el sector más afectado por las políticas de recorte social.
- 9 de cada 10 mujeres dedican 7.5 horas diarias al trabajo doméstico.
- Entre 2015 y 2019 el país ha padecido 1.193 femicidios.
- Una mujer es asesinada cada 30 horas.
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Emily Caro y Alborada Garrido Productora del programa Congénero de teleSUR
José Cheo García Ilustración
