Por Katia Gumucio
“Y tuve que firmar, tuve que firmar obligadamente, frente a lo que me venía encima: mis ministros presos, los paramilitares en la calle, la Central Obrera tomada, los medios de comunicación exactamente igual, acallados… Y aún así, más me humillaron, me pidieron que leyera esa renuncia, y la leí… la leí con lágrimas, la leí entre sollozos, y con el corazón desgarrado, la leí… la leí”, dijo Lidia Gueiler Tejada, en Bolivia Siglo XX: el golpe de García Meza en Bolivia, 17 de julio de 1980, con la producción ejecutiva de Ximena Valdivia.
El 17 de julio de 1980, un golpe de Estado derrocaba el Gobierno de la única mujer que había llegado a la presidencia de la entonces República de Bolivia, Doña Lidia Gueiler Tejada, obligada a firmar su renuncia, redactada por la Junta Militar presidida por su primo hermano, el General Luis García Meza Tejada, para evitar la posesión del candidato de la UDP, que había ganado las elecciones, en un intento de recuperar la democracia, tras la sombra que un cóndor oscuro dejó en la región latinoamericana. En Bolivia fueron siete años de dictadura, abrazo de Charaña incluido.
En “hojas sueltas”, se escribieron las memorias que entre lágrimas y pesadillas dan testimonio de la lucha de aquellas mujeres torturadas por declararse “libres”, en tiempos en que soñar con un futuro con justicia social se pagaba con la vida.
El 8 de julio de 2019, la Justicia italiana condenó a cadena perpetua a 24 represores por su participación en el secuestro, tortura y desaparición de 23 ciudadanas y ciudadanos italianos, en el denominado Plan Cóndor; el proceso judicial duró casi 30 años, tres décadas esperando justicia.
Volviendo a nuestros pagos, quiso la casualidad que otro 17 de julio, 39 años después, una mujer joven, la senadora Adriana Salvatierra Arriaza, asumiera por tres horas la Presidencia del Estado Plurinacional, por prelación constitucional. Esta vez el bastón de mando no fue usurpado, fue entregado y recibido sin miedos, sin lágrimas, sin humillaciones, teniendo como fondo un mural de colibríes.
Disculpen las molestias, estamos cambiando el mundo. Atentamente, nosOTRAS.
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Katia Gumucio Periodista