Por Valeria Puga
La entrega del periodista y activista Julian Assange a manos de las autoridades británicas por parte del gobierno de Lenín Moreno es el signo más visible del realineamiento de la política exterior de Ecuador en favor de los intereses de los Estados Unidos. La débil legalidad e ilegitimidad con la que Moreno y su canciller José Valencia intentaron justificar el retiro del asilo y posteriormente el retiro de la ciudadanía al otrora líder de Wikileaks, solo reafirma el carácter ideológico y oportunista de la medida. El plan de gobierno de Moreno ha sido “descorreizar” el Estado sin ninguna inteligencia, pero con mucho autoritarismo.
La postura soberana, autónoma y alejada de la influencia norteamericana que Rafael Correa abrazó a partir del año 2007, motivó a Assange a solicitar asilo a Ecuador cuando la extradición a Estados Unidos –a riesgo de ser condenado a pena de muerte– era inminente. Pero, las visitas de altos mandos de la administración Trump, sobre todo la del vicepresidente Mike Pence, se asocian con la solicitud explícita de la Casa Blanca de entregar al australiano a cambio de crédito externo.
«El plan de gobierno de Moreno ha sido ‘descorreizar’ el Estado sin ninguna inteligencia, pero con mucho autoritarismo»
El excanciller Ricardo Patiño, hoy perseguido político de Moreno, ha sostenido que “el arresto de Assange [fue] parte del acuerdo del Presidente con el FMI”. A esto se añade que Wikileaks decidió publicar varios documentos que involucran a Lenín Moreno en la apertura de la empresa offshore INA Investment dentro de un esquema de enriquecimiento ilícito.
Con la expulsión de Assange, Moreno no solo ha contravenido la Constitución, sino el derecho internacional, ignorando importantes opiniones del Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de la ONU, resoluciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, así como los tratados de asilo vigentes en el Ecuador.
Para el Ecuador las acciones mencionadas son motivo de vergüenza. Para Moreno, pueden ser la causa de futuros juicios, y desde ya de antipatías y rechazo a nivel mundial.
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Valeria Puga Analista internacional