Por Freddy Morales
La oposición política boliviana y sus “analistas” afirman que el apoyo del presidente Evo Morales a su par Nicolás Maduro tendrá un alto costo para las aspiraciones de retorno al mar. “Bolivia necesita ganar apoyos, por Maduro los está perdiendo”, “el país se está aislando”, “se pagará una factura muy cara”.
Dicen que si la demanda marítima contra Chile resulta favorable a Bolivia, no se tendrá el apoyo de la Organización de Estados Americanos (OEA) ni de la comunidad internacional para presionar al vecino país. En 1979, la OEA aprobó, pese a Chile, con 25 votos a favor y ninguno en contra, la Resolución 426 que declaró el tema marítimo “de interés hemisférico”, donde se planteó iniciar negociaciones “encaminadas a dar a Bolivia una conexión territorial libre y soberana con el Océano Pacífico”, además de una zona portuaria sin compensación territorial. ¿Y?
Pretenden buenas migas con una de las puntas de lanza de esa conspiración, el secretario general de la OEA, Luis Almagro.
La oposición y sus “analistas” exigen al presidente Morales aliarse con “la comunidad internacional democrática”, esa que intenta terminar con Maduro para que le sea más fácil acabar con Morales. Y pretenden buenas migas con una de las puntas de lanza de esa conspiración, el secretario general de la OEA, Luis Almagro.
Lo curioso es que esa oposición y sus “analistas” discrepan con el Gobierno nacional, pero coinciden con quienes ocupan La Moneda, en Santiago. El 24 de marzo pasado, el canciller chileno, Roberto Ampuero, criticó el apoyo de Maduro a la demanda marítima. Dijo que es el mandatario con “menos prestigio” y que Morales al aceptar su apoyo está demostrando “aislamiento a nivel internacional” y que “esto no le hace bien a Bolivia”. Una rara coincidencia.