La respuesta a esta interrogante pareciera estar en un producto: los fertilizantes. Estar de parte de los Estados Unidos y sus aliados en contra de Rusia, significaría poner de rodillas a la agroindustria brasileña dependiente de las toneladas de fertilizantes que le proporciona la Federación Rusa, industria de la cual es el principal productor a nivel mundial.
Brasil compite con Estados Unidos, por el pódium como primer productor mundial de soja y es el primer exportador de carne de pollo y el segundo de ganado vacuno. Sin los productos químicos fertilizantes, su ciclo de producción corre el riesgo de interrumpirse, en un momento en que los precios de las materias primas están subiendo debido al conflicto en Ucrania. Por su parte, Rusia le proporciona grandes cantidades de tres productos que son claves para el cultivo de la soja, el trigo, el maíz y la ganadería intensiva.
Apoyo retribuido
El apoyo brasileño, manifestado no solo en las reiteradas declaraciones de Bolsonaro, sino también en el Consejo de Seguridad de la ONU, ha sido retribuido por el Kremlin. Moscú ha confirmado su intención de abrir una fábrica de fertilizantes en el estado agrícola de Mato Grosso do Sul, mientras que se espera que 24 barcos rusos con 678 mil toneladas de clorato potásico lleguen a Brasil entre finales de mayo y principios de junio. Los buques partieron de los puertos de San Petersburgo y Murmansk, tras el inicio del conflicto con Ucrania y se espera que sus cargas aseguren la producción de fertilizantes para la siembra de la temporada agrícola brasileña 2022-2023. En un escenario paradojalmente extraño, esta noticia la celebró la derecha brasileña manifestando su apoyo a la Rusia de Putin, no fue la izquierda quienes participaron en este convite en las redes sociales.
Posición diplomática
Brasil es uno de los países que tiene una estructura diplomática de carrera tradicionalmente muy fuerte que además es bastante independiente de los gobiernos de turno. Así es que nos encontramos con dos posiciones en el coloso suramericano, por un lado, Bolsonaro, presidente en funciones apoyando a Rusia, y por otra parte la postura de la diplomacia de carrera o de Itamaraty (sede del Ministerio de Asuntos Exteriores de Brasil), que condenó enérgicamente la operación militar especial rusa en Ucrania a la cual denominó sin miramientos “invasión”. Esto le ha acarreado ciertos malestares a nivel interno gubernamental a Bolsonaro, recordemos que Brasil es un fiel aspirante a ser miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y esta decisión de ser neutral en el conflicto (con abierta inclinación pro rusa) no sería un punto a su favor.
Por ahora, Vladimir Putin, tiene un aliado en Bolsonaro, cosa que disgusta enormemente a Washington por el peso específico de Brasil, uno de los mayores países de América Latina y la principal economía del hemisferio sur. Al mandatario brasileño le importa poco que Rusia limpie el territorio ucraniano de neonazistas, le interesa la economía y la agroindustria que proporciona trabajo, crecimiento y alimentos, lo demás es solo carpintería. Así lo expresó Bolsonaro al inicio del conflicto “es algo menor”, pero que evidentemente está utilizando los Estados Unidos para llevar por el desfiladero sobre todo al viejo continente.
_________________________________________________________
Yoselina Guevara López Corresponsal en Italia