¿Se puede hablar de una poética de la imagen cuando esta nos muestra el dolor y la destrucción siendo reales?
En esta selección de cine palestino se han escogido tres documentales y una sola ficción. Estas obras nos comparten distintas miradas sobre la situación en los territorios palestinos y su gente a través de los años.
Hay veces en que uno no tiene el valor y el corazón para seguir las noticias del genocidio, para ver la destrucción de todo un pueblo. Pero hay que saber tragarse la amargura y poder mirar directamente a la atrocidad. Sentir el odio y la vergüenza de cómo presenciamos uno de los momentos más terribles de nuestra historia, sin que se pueda hacer mucho al respecto y sin que quienes tienen el poder hagan algo.
Estas historias son contadas y protagonizadas por gente que ha conocido el dolor, la muerte y cómo arrasan con todo lo que les rodea ¿esto daría para un estudio del arte?
En fin, no podemos dejar que pasen desapercibidas estas obras, así como tampoco ignorar y hacernos los ciegos ante el genocidio del pueblo palestino a manos de Israel.
Memoria fértil
(dir. Michel Khleifi, 1981)
Este documental retrata la vida de dos mujeres palestinas que viven bajo el dominio israelí y sufren día a día el robo de sus tierras.
Una es Farah Hatoum, mujer viuda que cuida de sus hijos y nietos, en constante lucha por recuperar las tierras que le fueron arrebatadas.
La otra es Sahar Khalifeh, una escritora de novelas en Cisjordania, madre soltera, joven, militante.
Las diferencias generacionales, sus círculos cercanos, su entorno y sus aspiraciones, por disímiles que sean tienen en común su origen: el ser palestinas bajo el control de Israel, en una sociedad machista.
Farah y Sahar comparten un espíritu combativo que esperan que las lleve a la libertad de ellas y de su pueblo.
Premios: selección oficial Semana de la Crítica, finalista para el Premio de la Cámara de Oro de Cannes 1981, Premio a la obra novel en el Festival Journées Cinématographiques de Carthage 1981, Premio especial del jurado en el Festival de Cine de Popoli 1981, Florencia.
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La sal de este mar
(dir. Annemarie Jacir, 2008)
Soraya (Suheir Hammad), una mujer palestina nacida y criada en Brooklyn, vuelve a Palestina, donde sus padres fueron exiliados tras la Nakba en 1948, intentando recuperar el dinero de sus abuelos.
Emad (Saleh Bakri), nacido y criado en Palestina, ha vivido en carne propia la realidad de su tierra con la injusticia y la represión de parte de Israel. Su sueño es obtener una visa para estudiar en Canadá.
La historia nos muestra a dos palestinos que tienen poco en común, sobre todo en su crianza, salvo por sus vivencias conociendo la marginación y la injusticia. Mientra Emad quiere irse y tener una vida tranquila, Soraya retorna y desea quedarse para luchar.
VIDEO │ Tráiler
Cinco cámaras rotas
(dir. Emad Burnat, Guy Davidi, 2011)
Los amigos de Emad Burnat le dan de obsequio una cámara como celebración del nacimiento de su cuarto hijo, Gibreel. Al principio sus tomas muestran la vida cotidiana, de su familia, de la gente, de paisajes. Al mismo tiempo notan la llegada de ingenieros israelíes que inspeccionan el terreno de Bil’in, para pronto comenzar la construcción de un muro que separe el asentamiento israelí de Modi’in Illit y al pueblo palestino, además quitándoles sus tierras de cultivo. Los campesinos palestinos se resisten a la construcción del muro y en todo momento está Emad filmando las protestas, que son a la vez guiadas por cercanos a él.
Los israelíes empiezan a reprimir y usar buldóceres para arrasar los campos de olivos y atacan a Emad cada vez que los graba.
Cada cámara usada por Emad es destruida por los ocupantes. Una muestra de la vida íntima de una familia palestina y de la lucha de todo un pueblo.
VIDEO │ Documental
No other land
(dir. Basel Adra, Yuval Abraham, Hamdan Ballal, Rachel Szor, 2024)
Basel Adra, un activista palestino, muestra cómo ha sido la lucha e injusticia, durante cinco años, del desalojo de familias, el desplazamiento y la represión en Masafer Yatta, en Cisjordania, para crear una zona militar.
Basel expone la destrucción de su tierra y su pueblo, cuando inesperadamente conoce y se hace amigo de Yuval, un periodista israelí que lo apoya en su lucha, en tanto que se dejan ver las diferencias de circunstancias entre sus realidades: entre la vida tranquila y con seguridad de Yuval; y la de Basel, cargada de la violencia y represión ejercida por la ocupación israelí.
Cabe recalcar que luego del estreno de esta cinta, y tras los varios galardones obtenidos (entre ellos el premio a mejor documental del Festival Internacional de Cine de Berlín y el Premio Oscar a mejor documental), sus directores han recibido amenazas de muerte por civiles y autoridades de Israel.
Yuval Abraham, judío israelí, fue tildado de antisemita por miembros del Gobierno de Netanyahu y tuvo problemas con volver a allí tras esas amenazas.
El codirector, Hamdan Ballal, fue atacado con porras y cuchillos por colonos israelíes en su casa, militares israelíes detuvieron su ambulancia mientras se desangraba y lo llevaron a una prisión militar, siendo liberado al día siguiente y luego de haber pasado la noche entera recibiendo palizas de los uniformados.
El 29 de julio de este año el colaborador del filme y activista palestino Odeh Hadalin murió tras ser acribillado por colonos israelíes mientras destruían su aldea con un buldócer.
Con estas recomendaciones se deja ver que el cine también es una denuncia, es resistencia, es una forma de exponer al mundo las atrocidades y barbaridades que puede cometer el ser humano, en este caso un país genocida que basa su existencia en la ocupación.
A pesar de todo, en estos fragmentos cinematográficos podemos avistar algo inherente al ser humano como lo es la esperanza, la felicidad, incluso en sus aspectos más reducidos, y que se vuelven más dulces y conmovedores al venir de las personas pertenecientes a un pueblo que ha estado en constante lucha y resistencia.
VIDEO │ Tráiler
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Sebastián López Correo del Alba