Liderazgos corruptos, un análisis entre Zelenski y Guaidó

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En el intrincado entramado político contemporáneo, dos figuras emergen como símbolos de la deshonestidad y la corrupción que han marcado la escena internacional: Vladímir Zelenski, presidente de Ucrania, y Juan Guaidó, autoproclamado presidente interino de Venezuela. Ambos han navegado en un mar de recursos otorgados por Estados Unidos, con promesas de paz y ayudas humanitarias que, pese a su fachada idealista, han sido desviadas para el enriquecimiento personal y el mantenimiento de estilos de vida agobiantes en detrimento de sus pueblos.

La acción más reciente de Zelenski, ha revelado no sólo la imprudencia de su comportamiento en la Casa Blanca, sino también la forma en que juega al borde de una guerra devastadora. La semana pasada, durante una reunión con Donald Trump, el presidente ucraniano fue desenmascarado ante el mundo. Las acusaciones de malversación y corrupción se le señala por un uso escandaloso de los miles de millones de dólares que Washington ha asignado a Kiev, cuyo destino resulta un misterio insondable, incluso para el propio mandatario.

Trump, con su característico tono confrontativo, no dejó piedra sin mover. Denunció que Zelenski está jugando con la Tercera Guerra Mundial y que su actitud hacia Estados Unidos es «muy irrespetuosa». En una crítica feroz, Trump, acusó a Zelenski de sobreestimar sus capacidades y de no estar dispuesto a buscar un acuerdo pacífico con Rusia, afirmando que su conducta es un peligro inminente para la comunidad global. Mientras tanto, el mandatario estadounidense busca la paz; Zelenski, por el contrario, parece disfrutar del conflicto, alimentando una narrativa bélica que solo perjudica a su nación.

El contraste con Guaidó es palpable. Desde su autoproclamación como presidente interino en 2019, ha recibido cerca de mil 712 millones de dólares de la Usaid bajo el pretexto de ayuda humanitaria. Sin embargo, este “delincuente” ha sido duramente criticado por la Fiscalía General de la República de Venezuela, que ha solicitado su aprehensión por malversación de fondos. Guaidó ha sido acusado de usar los recursos destinados a Venezuela para enriquecer su vida personal en Europa y más allá.

Trump, aunque a menudo criticado por sus métodos, tiene razón al señalar que la postura de Zelenski exacerba el conflicto en lugar de buscar una resolución pacífica.

El presidente ruso, Vladimir Putin, también ha declarado que tanto él como Trump buscan el cese de hostilidades, mientras que Zelenski opta por la provocación. Esta dinámica convierte a Zelenski en un instigador peligroso, uno que no tiene problemas en poner en riesgo la vida de millones para satisfacer sus ambiciones personales y políticas.

Ambos sujetos, respaldados por diferentes administraciones estadounidenses, operan en un entorno donde sus crímenes se minimizan o se ignoran por completo debido a sus respectivos papeles en la geopolítica mundial. Esto plantea la pregunta: ¿hasta cuándo el mundo va a tolerar estas manifestaciones de corrupción y desvergüenza?

La situación es alarmante, y la complicidad de los gobiernos que apoyan a estos  corruptos hace que la lucha contra la injusticia sea cada vez más difícil. No puede haber paz ni desarrollo real mientras existan figuras que se benefician de la miseria ajena. La comunidad internacional debe exigir una rendición de cuentas clara y contundente tanto para Zelenski como para Guaidó: no es suficiente con simplemente condenar su corrupción; se necesita un cambio estructural que elimine la impunidad que estos personajes han disfrutado.

El diseño de esta historia aún está por escribirse; pero la urgencia de actuar es cada vez mayor. La historia juzgará a estos líderes no solo por sus palabras, sino por sus acciones y las consecuencias que han traído a sus naciones. La lucha por un futuro mejor no puede ser empañada por la avaricia y la corrupción de aquellos que prometen un cambio, pero que, en última instancia, solo buscan llenar sus propios bolsillos.

En todo caso Zelenski, al igual que Guaidó, quiere seguir recibiendo recursos económicos de los Estados Unidos, para seguir dándose la gran vida en Estados Unidos, Europa y Egipto, donde los medios de comunicación han hecho referencia sobre la adquisición de villas, yates, fincas, entre otros. Por lo pronto Juan Guaidó compró en España locales nocturnos y 200 taxis, discotecas, centros comerciales, acciones en hoteles en Miami, todo producto de los recursos de la Usaid. Sin embargo, lo más seguro es que no reciba ningún tipo de sanción, Desde 2019, Marco Rubio, actual Secretario de Estado del gobierno gringo, ha sido el protector y promotor indispensable de Guaidó, quien, bajo el manto del cargo de presidente interino, ha llevado a cabo un latrocinio escandaloso, mientras que Estados Unidos lo aplaude y lo sostiene. La banda de los Coyotes integrada por Juan Guaidó, Carlos Vecchio, Leopoldo López, Julio Borges, Antonio Ledezma David Smolanski y María Corina Machado, son los émulos caribeños de Vladímir Zelenski.

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William Gómez García Venezolano, periodista

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor/a

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