En un despertar de sueños y esperanzas, América Latina se alza como un coloso en el corazón del mundo. Desde sus tierras de rica diversidad, donde la selva canta y las montañas susurran historias de valientes, surge una epopeya que no solo habla de un continente, sino de un espíritu indomable que persiste en cada latinoamericano.
Bajo el manto de la libertad, un hombre se erige como faro y guía: Simón Bolívar, el Libertador. Con su espada forjada en el fuego de la injusticia, Bolívar proclamó que la independencia no solo era un deseo, sino un derecho inalienable. En cada batalla, en cada discurso, él soñaba con un continente unificado, donde cada nación pudiera florecer en su singularidad, pero unida por el lazo irrompible de la libertad.
Sin embargo, las sombras de la historia se ciernen sobre nuestras tierras. La Doctrina Monroe, con su arrogancia imperialista, se dibuja como una frontera invisible, un recordatorio de que el camino hacia la autonomía será siempre desafiante. En su esencia, esta doctrina pretende convertir a América en un coto de caza para los intereses de potencias extranjeras, negando a los pueblos latinoamericanos la capacidad de decidir su propio destino.
Pero, como la serpiente que se muerde la cola, la aspiración de Bolívar resuena en cada rincón de este vasto territorio. Desde los llanos de Venezuela hasta las costas de Chile, su legado perdura en el clamor de aquellos que luchan por romper las cadenas de la opresión. Los descendientes de sus seguidores siguen alzando la voz, llevando en su pecho el ardor de la libertad.
América Latina es un crisol de culturas, colores y tradiciones, donde la esperanza es una llama que nunca se apaga. Cada paso hacia adelante es un homenaje al sacrificio de quienes dieron su vida por un ideal que va más allá de fronteras; es un canto de resistencia contra la injusticia, una danza de valentía que resuena en el viento.
Y así, a medida que el sol se pone en el horizonte, bañando de oro nuestras tierras, nos encontramos en una encrucijada. Recordemos las palabras del Libertador: «Un pueblo que lucha por su libertad no tiene precio». La lucha continúa, pues somos herederos de esa gloria épica, de ese anhelo de soberanía que son las raíces de nuestra identidad.
Sin embargo, ese principio de libertad y soberanía corre el peligro de ser sometido bajo la bota imperialista, donde el presidente de los Estados Unidos se cree el amo de nuestros países. Esto a consecuencia de doblar las rodillas, como ejemplo Perú, donde su presidenta, Dina Boluarte, producto de un golpe de estado, el 7 de diciembre de 2022, con la participación de Estados Unidos, cocinado en el Congreso derrocó a su presidente legítimo Pedro Castillo, quien hoy está en la cárcel.
Boluarte, permitió el ingreso del Comando Sur, con la aprobación del Congreso, organismo que autorizó el despliegue de tropas estadounidense con la presencia de mil 500 soldados del ejército gringo que opera en suelo peruano realizando maniobras conjuntas, despliegue territorial y operaciones encubiertas. En diciembre de 2023, el Congreso votó para ampliar la vigencia de la ocupación militar estadounidense hasta diciembre de 2024.
Con pretendidas lecciones de demócrata, la dictadora de Perú se reunió con Edmundo González Urrutia para darle su respaldo como presidente electo de Venezuela, muestra de una clara intromisión en la legitimidad de Nicolás Maduro, como presidente de la República Bolivariana.
Esa misma situación ocurre en Argentina, Ecuador y Chile, donde los mandatarios de estas naciones suramericanas asumen una actitud genuflexa, para desgracia de sus habitantes. Javier Milei, hoy señalado por la estafa de una criptomoneda que él promovió y al estilo de Donald Trump, pudiera hundir en la quiebra al pueblo argentino. Mientras que Daniel Noboa, pretende desconocer los resultados de las elecciones del 9 de febrero al denunciar “irregularidades” en el escrutinio de la primera vuelta presidencial.
Asimismo, ocurre con Gabriel Boric, presidente de Chile, quien tiene el más alto rechazo de su pueblo. Cometió una gran estafa al presentarse como candidato de la izquierda. Boric ha demostrado ser más un mandatario de derecha, por las políticas que ejecuta, entre ellas la violación de los derechos humanos, utilizando a los carabineros para reprimir las manifestaciones estudiantiles. Además, lleva a cabo una intensa política de represión contra el pueblo indígena mapuche, a quienes califica de organización terrorista, tal como lo ha hecho también el Gobierno de Javier Milei.
En el corazón de cada latinoamericano arde la pasión por la libertad, una llama que ilumina el camino hacia un futuro donde la justicia y la igualdad reinen en nuestras tierras. América Latina para los latinoamericanos, tierra de valientes, tierra de Bolívar, levanta la voz y grita al mundo: ¡Aquí estamos! ¡Nuestra historia aún no ha terminado!
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William Gómez García Venezolano, periodista
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