Contexto político
Las elecciones de las direcciones legislativas de noviembre de 2024 en Bolivia han puesto de manifiesto las profundas divisiones internas dentro del Movimiento Al Socialismo (MAS). La reelección de figuras clave como Andrónico Rodríguez en el Senado, cercano a Evo Morales, y Omar Yujra en la Cámara de Diputados, identificado con Luis Arce, ha acentuado esta dualidad. Esta situación ha dejado al MAS en una crisis de liderazgo y una lucha de poder que amenaza con fragmentar sus bases en un momento crucial, rumbo a las elecciones de 2025.
El MAS regresó al poder en 2020 con la victoria de Luis Arce, quien asumió la gobernanza tras el golpe de Estado de 2019. Los sectores progresistas atribuyen este golpe a un complot de desestabilización contra Evo Morales, orquestado por la Organización de Estados Americanos (OEA), liderada por Luis Almagro, y algunas figuras de la derecha nacional.
La unidad que el MAS proyectaba tras su regreso al poder, parece haberse fracturado. Actualmente, la cohesión política del partido está en riesgo debido a las constantes acusaciones de la fracción evista hacia Arce. Esta fracción acusa a Arce de haberse desviado de los principios fundamentales del partido, particularmente en temas económicos y sociales. Las críticas, paros y protestas de esta facción han puesto en riesgo la gobernabilidad y la estabilidad institucional a mediano plazo.
Las legislativas y las divisiones
En medio de esta crisis política, la reelección de Rodríguez en el Senado, cargo que ha ocupado desde 2020, refuerza el control del evismo en esta institución. Sin embargo, esta consolidación no es unánime, ya que se buscaba la renovación de liderazgo legislativo para reducir la influencia de Morales. En contrapeso, el nombramiento de Yujra en la Cámara de Diputados, es parte de ese equilibrio legislativo y competitivo que se está dando al interior del MAS. Este equilibrio se refleja en las diversas acusaciones públicas que la dirigencia ha realizado en contra del presidente Arce, buscando desprestigiar y desarticular al gobierno elegido de forma legítima. Estas acusaciones incluyen la conminación a la renuncia o adelanto de elecciones.
La coexistencia de liderazgos opuestos en las filas del MAS plantea serios desafíos para el gobierno de Luis Arce. La dificultad para formular criterios políticos unificados, que caracterizaba al bloque socialista, se ha intensificado. Esta situación es funcional para el posicionamiento de la derecha, que aprovecha la polarización para impulsar figuras como la de Manfred Reyes Villa, actual alcalde de Cochabamba desde 2021. Reyes Villa, conocido como «Bombón», es un exmilitar, empresario acusado de corrupción y separatismo, hoy se erige como una especie de líder tipo «bukelista» en Bolivia. Este movimiento, que busca la restauración de un régimen militar, se ha beneficiado de la fragmentación del MAS y la polarización política en el país.
Los conflictos también pueden coadyuvar en la erosión de las instituciones del país, debilita y expone las fracturas del sistema que ha logrado avanzar en el proyecto social pese a la crisis económica que ha afectado desde 2023-2024, en la que además se ha puesto en cuestionamiento el funcionamiento e independencia de los organismos, aumentando esa percepción de polarización.
Los conflictos políticos en Bolivia, como los que se han intensificado en 2024, no solo debilitan las instituciones del país, sino que también las erosionan. Esta erosión se traduce en una pérdida de confianza en el sistema político y en la capacidad de las instituciones para funcionar de manera efectiva. A pesar de los avances en el proyecto social, la crisis económica que se ha intensificado desde 2023 ha exacerbado la impresión, enfatizada por la derecha, de que existe una fragilidad del sistema. La crisis económica ha puesto en cuestionamiento el funcionamiento e independencia de los organismos del Estado, lo que ha aumentado la percepción de polarización y ha debilitado la confianza en las instituciones. La erosión de las instituciones es un proceso peligroso que puede llevar a la inestabilidad política y social.
Cuatro años de Arce
El presidente Luis Arce, enfrentando una serie de crisis, ha liderado un gobierno que ha logrado potenciar las posibilidades del Estado Plurinacional. Un hito importante fue la incorporación de Bolivia al grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica), un logro diplomático que abre nuevas oportunidades para la industrialización y la integración de Bolivia al mercado internacional. Esta incorporación representa un paso significativo hacia la estabilidad económica y el desarrollo a largo plazo del país.
En su discurso por los cuatro años de presidencia, Luis Arce destacó el asedio sistemático que ha enfrentado su gobierno, reconociéndolo como un hecho histórico. En este contexto, hizo un llamado a la paz y a la lucha por superar la inestabilidad, de cara a las elecciones de 2025, cruciales para el socialismo boliviano, tanto a nivel político como por la celebración de los 200 años de independencia y soberanía.
Arce recalcó que los bloqueos de veinticuatro días dejaron pérdidas de más de 2.200 millones de dólares, lo que ha afectado negativamente la economía, disparando la inflación y promoviendo la escasez. Para contrarrestar esta situación, se implementó un plan de retorno a la normalidad, con el que se busca abastecer de bienes y servicios básicos a todo el territorio nacional.
Perspectiva electoral 2025
Las recientes elecciones legislativas en Bolivia revelan un panorama complejo para el Movimiento al Socialismo (MAS). La falta de consenso entre los liderazgos de Evo Morales y Luis Arce se refleja en la dirección de ambas cámaras, donde el enfrentamiento discursivo y la ausencia de diálogo ponen en duda el futuro del partido en la política.
El MAS se encuentra en una encrucijada. La falta de una línea clara representa una amenaza para su supervivencia como fuerza política. Si las facciones lideradas por Morales y Arce no encuentran un terreno común, el peligro de la dualidad de liderazgos, que afecta también a la institución, ralentizará los procesos. La no aprobación de reformas que puedan favorecer el equilibrio de las demandas nacionales, bloqueando las propuestas presidenciales, hace vulnerable al partido y capitaliza a la oposición.
Las elecciones de 2025 se perfilan como un escenario complejo para el MAS. La actual división interna del partido, marcada por la falta de conciliación entre las facciones lideradas por Evo Morales y Luis Arce, lo debilita y reduce su capacidad para atraer el apoyo de sus votantes.
Esta fragmentación amenaza con resquebrajar la continuidad del modelo de gobierno social e indígena que caracteriza al MAS. Si no se resuelve esta situación, los próximos meses serán cruciales y tendrán un impacto significativo en la política boliviana. De no lograrse la unidad, la desarticulación del MAS es una posibilidad real, con consecuencias desastrosas para el partido y para el futuro del país.
_____________________________________________
Fernando Quispe Ayala Boliviano