La reciente imposición de sanciones por parte del Departamento del Tesoro de Estados Unidos contra medios rusos como RT, Sputnik y Rossiya Segodnya ha expuesto una clara contradicción en la narrativa de la supuesta defensa de la democracia y la libertad de expresión en Occidente. Scott Ritter, ex inspector de las Naciones Unidas, se ha visto obligado a cortar sus lazos profesionales con los medios rusos debido a estas restricciones, que él mismo califica como una forma de censura bajo el pretexto de sanciones.
Ritter, en un comunicado publicado en X (anteriormente Twitter), expresó que estas sanciones han hecho imposible continuar colaborando con RT y Sputnik, medios para los cuales ha trabajado como colaborador externo. Denuncia que su trabajo con estos medios rusos fue «periodismo legítimo», basado en hechos y análisis de su propia creación, y que no se puede encasillar bajo la etiqueta de propaganda. Sin embargo, se ha comprometido a respetar las leyes estadounidenses y ha interrumpido cualquier relación contractual con las organizaciones sancionadas.
Lo que pone de relieve este incidente es la hipocresía inherente en la actitud de los gobiernos occidentales, especialmente el de Estados Unidos que, continuamente, se presentan como campeones de la libertad de prensa y la democracia, mientras que imponen restricciones y silencian voces que no se alinean con la narrativa oficial o los intereses geopolíticos globalistas. La rusofobia no solo es un reflejo de esta estrategia, sino que también sirve para justificar estas acciones de censura en nombre de la «seguridad nacional» o la «protección de la democracia».
Ritter, lamenta que su propio gobierno esté sofocando medios que él considera legítimos y profesionales y señala con preocupación cómo la libertad de expresión está siendo cada vez más limitada por lo que denomina una “dudosa excepción rusa”. Este tipo de restricciones no solo contravienen los principios fundamentales de la Constitución estadounidense, sino que revelan una tendencia alarmante en Occidente: el silenciamiento sistemático de aquellas voces que desafían los intereses de las élites globalistas.
En su declaración final, Ritter destaca su gratitud hacia sus colegas rusos y su orgullo por haber colaborado con ellos, pero también expresa su esperanza de que algún día la libertad de prensa y de expresión no se vea restringida por estas dinámicas geopolíticas que priorizan la censura sobre los valores democráticos que se proclaman defender.
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Alfonso Ossandón Antiquera Chileno, periodista