La «guerra fría» en el MAS-IPSP y la estrategia fallida de la reelección indefinida

84

En horas de la mañana del 9 de enero de 2024 el presidente Luis Arce y el vicepresidente David Choquehuanca, rodeados de cientos de dirigentes sociales, desde mineros, transportistas y gremiales hasta campesinos e interculturales, desde collas y cambas, hasta indígenas de diversas latitudes enviaron un mensaje a la dirigencia anquilosada y anacrónica del Movimiento Al Socialismo-Instrumento Político de la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP), a la cabeza del expresidente Evo Morales, exigiendo un nuevo congreso de su partido político en la ciudad de El Alto para decidir los nuevos rumbos que el denominado Proceso de Cambio debe enfrentar.

El mensaje era evidentemente antievista, lo que se refleja en esta coyuntura antiEvo en que no solo se escucharon voces que buscan un nuevo congreso para una nueva dirigencia, sino que expresaron dejar de lado la fallida estrategia evista de la reelección indefinida como camino único de unidad y apelar a la rotación, democratización del MAS-IPSP e incluso mayor inclusión en las estructuras partidarias.

La estrategia evista de la reelección como derecho humano demostró en la práctica ser un error político de magnitud que provocó un desgaste acelerado en el bloque popular y, más aún, creó las condiciones objetivas para concretar el golpe de Estado del año 2019. Esta estrategia fallida nuevamente está agrietando las estructuras masistas, llegando a extremos de enfrentamiento callejero por la única intención de retornar a Evo Morales al poder.

En los años 2014-2019 se debió iniciar el debate de la renovación/rotación por ser la última gestión de Evo Morales, empero, debido a los intentos reeleccionistas de Evo y su ya cansado entorno, lo que debió ser una transición ordenada y pacífica parece haberse convertido (¡10 años después!) en un enfrentamiento entre compañeros y compañeras que pasó de ser un debate a ser un ataque furibundo entre ambos polos.

No hay día que evistas y antievistas no crucen palabras entre sí, la «guerra fría entre» ambos bandos es cada vez –como dirían los teóricos de la guerra– una «guerra caliente», donde el enfrentamiento es directo y parece convertirse en violento más pronto que tarde. 

En este contexto, ante el inevitable paso de la «guerra fría» a la «guerra caliente» por el intento reeleccionista de Evo Morales que, según su entorno y según él mismo, es el único indígena de Bolivia (parece que no vio la foto de hoy en Casa Grande del Pueblo), da inicio un 2024 que pondrá punto final al enfrentamiento y solo uno de los dos bandos ganará a no ser que la razón prime sobre el fanatismo… o quizás ambos perderán algo en el combate. 

El tiempo es cada vez más corto y las decisiones serán cada vez más necesarias y duras.

________________________________________

José Llorenti Boliviano, cientista político

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí