A juicio de Phoebe V. Moore, de la Universidad de Leicester, la inteligencia artificial, IA, es novedosa y prometedora para la gestión de los entornos laborales y de los trabajadores; el 40% de los departamentos de Recursos Humanos de las empresas grandes y pequeñas (en un alto número norteamericanas) utilizan aplicaciones mejoradas mediante IA; algunas organizaciones europeas y asiáticas también andan valiéndose de la IA para mejorar la calidad de sus productos y la prestación eficiente de servicios de atención y gestoría.
En razón de los datos aportados por Moore, revela que las empresas globales conscientes del valor de la IA en la gestión de la fuerza laboral han comenzado a invertir en ella, ampliando su rango de influencia en las universidades e institutos de educación superior en el mundo. Se afirma, además, que el 32% de los departamentos de personal de las compañías tecnológicas y de otra índole está rediseñando sus organizaciones con ayuda de la IA, para optimizar la adaptabilidad y el aprendizaje con miras a integrar mejor las conclusiones extraídas de la información que aportan los empleados y de la tecnología.
Esta realidad muestra que la mitad de los directores de Recursos Humanos encuestados prevén y reconocen el potencial de la tecnología en operaciones relacionadas con la gestión de personal, así como su utilidad para localizar y desarrollar el talento; el 71% de las compañías internacionales consideran que el análisis de recursos humanos es una de las prioridades de sus organizaciones porque no solamente proporcionará ideas valiosas para el negocio, sino que también ayudará a gestionar lo que se ha dado en llamar el problema de las personas.
En concreto, recalca Moore, lo que prevalece son riesgos de las personas; estos riesgos poseen varias dimensiones: gestión del talento, salud y seguridad, ética de los empleados, diversidad e igualdad, relaciones entre empleados, continuidad laboral y riesgos para la reputación.
Ahora bien, la aparición del ChatGTP, puso en el debate si la IA, causará que se pierdan millones de empleos a nivel mundial; a juicio de Percy Diez Quiñones, docente y coordinador del Observatorio Tecnológico de la Universidad de Lima, el experto dice que es difícil que las máquinas reemplacen hoy a los humanos en el trabajo; esto podría suceder a largo plazo, con la integración de otras tecnologías que se incorporen a un proceso de negocio, sin embargo su función queda supeditado a herramienta, no tiene la capacidad del cerebro humano de ser multidimensional y afectivo.
En este sentido, Julio Alonso Arévalo, argumenta que IA y su impacto en la escritura académica, tiene que ver con la consolidación de un proceso de innovación que busca mayor independencia de la máquina de la acción física del humano, pero su operatividad se circunscribe a lo que el humano le informe o le cargue en su base de datos. Las máquinas solamente actuarán, gracias a su algoritmo, en razón de lo que se le introduce como información, a pesar de contar con software capaz de interpretar la realidad, ésta siempre será limitada, no hay espacio en la máquina para la incertidumbre y el desafío del caos.
La inteligencia artificial, argumenta Alonso Arévalo, está teniendo un impacto significativo en la escritura académica al ofrecer herramientas y recursos que facilitan el proceso de investigación, redacción y edición de documentos; mediante el uso de algoritmos avanzados, los sistemas de inteligencia artificial pueden analizar grandes cantidades de información, extraer patrones y generar ideas para el desarrollo de un texto académico.
Estas herramientas, explica Alonso Arévalo pueden ayudar a los estudiantes y profesores a ahorrar tiempo y esfuerzo al proporcionar sugerencias de vocabulario, estructura de párrafos y citas bibliográficas adecuadas.
Además, describe Alonso Arévalo la inteligencia artificial también puede contribuir a mejorar la calidad de los escritos académicos, al detectar errores gramaticales y de estilo, así como proporcionar recomendaciones para una redacción más clara y coherente.
Sin embargo, fijando sus ideas Alonso Arévalo, resalta que hay la necesidad de tener en cuenta que la inteligencia artificial (IA), no debe reemplazar el pensamiento crítico y la creatividad inherentes a la escritura académica, sino que debe utilizarse como una herramienta complementaria para mejorar y enriquecer el proceso de escritura.
Finalmente, como afirma Ricardo Arispe, la nueva revolución social es la IA, a pesar de no ser un concepto nuevo, el impacto de esta tecnología ha alcanzado todos los ámbitos de nuestra sociedad.
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Ramón E. Azócar A. Venezolano, politólogo, doctor en Ciencias de la Educación
