El frenazo israelí…en Gaza

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La mediática hegemónica del Occidente colectivo, propiedad de unas grandes fortunas del sionismo internacional, han posicionado en el espacio informativo mundial que el septuagenario presidente de Estados Unidos, Josep Biden, frenó por «razones humanitarias»,  la inminente ofensiva  terrestre de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) sobre la ciudad de Gaza (territorio del Estado Palestino bajo el gobierno del movimiento de resistencia Hamas),  dada la enorme cantidad de víctimas civiles no combatientes que tal operación provocaría.

Sin embargo, contrario a esa «piadosa»  razón profundamente esparcida por los medios,  cada vez se hace más evidente que las causas reales de la decisión del grupo sionista de Bejamin Netanyahu que controla el Estado de Israel y sus tutores de Estados Unidos, estuvo en la estudiada conclusión  de las agencias de inteligencia y del Alto Mando Militar estadounidense de que la sorpresiva  «Operación Anegación  Al Quds» lanzada el pasado siete de octubre por el ejército palestino de Gaza – integrado aproximadamente  por mil 500 soldados, oficiales y mandos militares de Hamas y la Yihad Islamica) era parte de una operación estratégica de dimensión regional e impacto global dirigida a reposicionar en la agenda global su reivindicación histórica  de la liberación total de su territorio y el retorno de la Diaspora Palestina, para lo cual contarían con la adhesión del frente de la resistencia antisionista integrado por la República de Irán, La República Arabe de Siria, el movimiento-ejército de Hezbolá del Libano y otras formaciones del islamismo político del Medio Oriente y el Golfo Pérsico, para lo cual no estaban preparados política, diplomática ni militarmente  Israel ni Estados Unidos y sus gobiernos satélites de la Unión Europea y otras partes del planeta.

Tal dimensión político-militar del desafío estratégico del Estado Palestino en la Franja de Gaza se prueba con la inédita y sorprendente decisión de un Presidente de Estados Unidos, Josep Biden, de trasladarse precipitadamente con sus altos militares y de inteligencia y el envío de dos de sus más poderosos portaviones y unidades  de marines Delta y Seal, a un teatro de operaciones que estaba siendo bombardeado por su enemigo, para evitar una operación terrestre en Gaza en donde se empantanaría la maquinaria militar israelí en lucha urbana cuerpo a cuerpo con un enemigo con alta moral combativa, dominio de terreno de superficie y subsuelo y con reservas de combatientes y medios de guerra irregulares y tácticos que haría muy difícil vencer en poco tiempo, mientras avanzan las tropas rusas en el escenario ucraniano, se reunifican  el mundo árabe en contra de Israel y, aumentan las contradicciones entre la élite de Estados Unidos por el financiamiento de estas guerras.

Nuevamente, con Gaza, se demuestra y reafirma que la guerra, más que un hecho bélico es una situación política donde las tropas, balas,  bombas,  misiles, aviones  y  tanques visibilizan el conflicto de intereses de Estados y al interior de ellos pero que, por encima de tales instrumentos, siempre operan y determinan el curso de las guerras los agentes políticos de las Partes contendientes y, hasta algunos importantes actores y factores externos con intereses legítimos en ese escenario, quienes intervienen a los fines de preservar tales intereses.

Biden autorizó a los sionistas del gobierno de Israel a matar hasta ahora a más de ocho mil civiles, mayormente niños, mujeres y ancianos mediante el uso indiscriminado y sostenido de su fuerza de artillería misilística y el bombardeo aéreo de saturación sobre hospitales, escuelas refugios y edificios públicos de la asediada ciudad de Gaza, la negación de agua, alimentos, medicinas y electricidad y el cierre de los pasos fronterizos con Egipto y Jordania y,  vetando en el Consejo de Seguridad de la ONU la propuesta de Resolución de Tregua Humanitaria para proteger la población civil no combatiente y así, intenta evitar la derrota política y militar de la Fuerza de Defensa de Israel, (FDI) que estaba en camino de cometer un gravísimo error militar estratégico, como el de Francia en la Kasbha argelina que le costó su derrota definitiva y la liberación de Argelia del dominio colonial francés.

En eso de la guerra justas, también los pueblos colonizados aprenden a derrotar a sus poderosos enemigos colonizadores.

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Yoel Pérez Marcano Venezolano, exembajador en San Vicente y las Granadinas y Belice

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor/a

 

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