Ernesto Guevara de la Serna: el Che. Paradigma revolucionario en el siglo XXI

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Los sabuesos del Imperio pensaron que matando al hombre más universal de los revolucionarios se acababa todo, pero el ideario quedó guardado y esculpido en la memoria y la historia de lucha constante por la justicia, en el morral y la alforja de sueños y utopías, que siguen germinando hombres y mujeres nuevos/as y libres.

Empero, cabe decir que  la vigencia y utopía del revolucionario sigue floreciendo en la región latinoamericana y su amada Cuba.

No pudieron los chacales esteparios de la muerte extirpar de la faz de la tierra la solidaridad, que es la ternura de los pueblos, que aún sigue resonando en esta Latinoamérica infestada de regímenes atrapados por el establecimiento mortecino que desnuda inequidad e injusticia con el único objetivo de concentrar y acumular riqueza en sus complejos militares, industriales y financieros que fabrican los fetiches y pertrechos militares, que roturan los derechos de los pueblos a vivir con dignidad y justicia social, como fue el legado de Ernesto Guevara de la Serna, el Che, que despierta en cada octubre para sembrar nuevos amaneceres, porque sus sueños jamás  tuvieron fronteras, a pesar de que el imperialismo no deja de asediar, penetrar, con su denominada ayuda humanitaria a los pueblos latinoamericanos y de la aldea global, mediante el azote recurrente con  la guerra cognitiva, dictadura del algoritmo y ese permanente tufo de ensangrentar y enlistar como enemigos inusuales del consenso de Washington.

Hoy en Haití han vuelto los gendarmes de la muerte a sitiar y ocupar a los hijos e hijas de Petión.

No han podido ni podrán apagar la luz de su mirada que sigue interpelando a estos mercenarios imperialistas, que martirizaron e inmortalizaron al más internacionalista argentino de nacimiento y cubano como reconocimiento a su heroísmo revolucionario y amor por la mayor de las Antillas.

Seguirá floreciendo en donde la injusticia pretenda apagar la lucha de los pueblos que conquistan derechos.

Fue un ser humano que palpó y vivió en lo más hondo la injusticia, pero también un humanista que sintió en su vida cómo el imperialismo norteamericano iba erosionando las soberanías de pueblos que se han aferrado a una vida con dignidad y defensa de sus soberanías.

Son los laboratorios y tanques de pensamiento del gobierno federal estadounidense que vienen construyendo cerca de 200 años manuales de subversión política e ideológica, de asedio e injerencia en donde han considerado a Latinoamérica y el Caribe como su gran patio proveedor de commodities y energéticos, así reza su tortuosa, nefasta y decadente Doctrina Monroe: “América para los americanos”, que se traduce en Latinoamérica para los norteamericanos.

No en vano alguna vez dijo el comandante Ernesto Guevara: “en el imperialismo norteamericano no creo un tantito así, o sea nada”.

Simón Bolívar, el venezolano internacionalista, ideólogo, revolucionario, libertador de la primera independencia, resignificado por Chávez en el siglo XXI, ya expresó:los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miseria en nombre de la libertad”.

Estados Unidos de Norteamérica ha terminado naturalizando las palabras bloqueo y Medidas Coercitivas Unilaterales (MCU) y las denominadas sanciones; con alteridad de poder han venido tutelando el sistema de Naciones Unidas.

Empero, desde el Río Bravo hasta el Esequibo, donde nace la República Bolivariana de Venezuela, renace una oleada de lucha y resistencia en contra de la opresión estadounidense, de su decadente neocolonialidad, hegemonía unipolar en crisis, venida a menos, y la incesante penetración del Comando Sur, que no deja de subordinar a regímenes raseros, sumisos y obedientes a Washington.

Es indudable que no han dejado de enfocar su fin en mente en los abundantes recursos naturales energéticos, el agua dulce, litio, coltán, los diversos ecosistemas y un decadente enracimado de bases militares, porque la región latinoamericana se cohesiona e integra sobre la base fundacional de la solidaridad, la libre autodeterminación de los pueblos, recurrentemente conculcada y pisoteada por el imperialismo norteamericano.

Ergo, allí está presente Ernesto Guevara de la Serna, en La Higuera, en Angola, Camboya, Vietnam, muchos Vietnam en el mundo, que le dicen no al denominado orden unipolar, bélico que cada día pierde hegemonía, porque no sabe hacer otra cosa que fabricar armas y encender conflictos, invadir y que posteriormente la comunidad internacional, de manera solapada e hipócrita, invisibiliza.

“Si avanzo, seguidme; si me detengo, empujadme; si retrocedo, matadme”. El Che popularizó esta frase que dijo por primera vez Julio Antonio Mella, periodista y revolucionario cubano.

“El capitalismo es el genocida más respetado del mundo”. Lo dijo en un discurso en la ONU en 1964, representando a Cuba.

 “Hay que endurecerse sin perder jamás la ternura”. Che, comandante amigo, tú nos has enseñado que la solidaridad es la ternura de los pueblos y que cada 9 de octubre sigues naciendo para enarbolar el día de justicia social: “sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario”.

En La Higuera sus ojos permanecen vigilantes, porque hay que seguir bregando, luchando hasta que la justicia social, la dignidad y soberanía en nuestros pueblos sea un acto profundamente humano y humanista para derrotar al modelo empobrecedor, injusto, insensible e inhumano, como es el neoliberalismo, parido por un capitalismo que desnuda una profunda crisis sistémica y estructural.

Se abriga y abre la esperanza de un nuevo orden global multicéntrico y multipolar, respetuoso del Derecho Internacional, a pesar de la alteridad de poder del imperialismo norteamericano y el sionismo internacional, que comete crímenes de lesa humanidad en contra del pueblo palestino, que demanda con dignidad el derecho de vivir en paz en los territorios usurpados e invadidos por las huestes imperialistas que martirizaron al comandante Che Guevara.

No han podido ni podrán callar y cercenar de la faz de la tierra, de los pueblos que levantan la bandera de la unidad en la diversidad, de la justicia con rostros de seres humanos, en la búsqueda de una nueva humanidad, justa, sensible, solidaria, que respeta otredades socioculturales originarias, diversidades, organizaciones sociales y populares que aman la vida y la paz en abundancia.

Che comandante Guevara sigues naciendo en La Higuera, en el pueblo de Cuba, hollado por el bloqueo genocida y las MCU, naturalizadas por estos gendarmes de la muerte que no saben hacer otra cosa que invadir pueblos, porque no responden a sus lógicas y dinámicas de neocolonialidad y neofascismo.

Vos estás comandante Guevara junto al comandante Fidel, dos eternos barbudos, encendiendo nuevos amaneceres de justicia social de Cuba, de Latinoamérica, que aman el derecho a una vida digna, a la soberanía, sin las puntas de lanza genocidas, de operadores políticos que quieren perpetuar el bloqueo a Cuba configurado como crimen y delito de lesa humanidad.

Ya lo dijiste en el histórico discurso en el cenáculo de las Naciones Unidas: “en el imperialismo norteamericano no creo un tantito así, o sea nada”.

Bloqueo y MCU son contundentes armas ideológicas de impactos sociales, económicos, culturales, políticos en contra de Cuba, que resiste a las diferentes estrategias y manuales de penetración imperialista.

El Che comandante, paradigma de revolucionario en el siglo XXI sigue vigente, nos interpela y motiva a seguir luchando por la justicia social.

En su ideario quedaron plasmadas verdaderas batallas de ideas como: “prefiero morir de pie, a vivir arrodillado”.

«Hasta la victoria siempre. Patria o muerte.»

“Podrán morir las personas, pero jamás sus ideas.”

El Che permanece como el acero más templado de nuestra historia latinoamericana; como la realización de ese ser humano nuevo por el que tanto luchó; como la brújula de nuestros avatares por un mundo sin las ataduras de la explotación y dominación capitalistas.

 ¡Hasta siempre comandante!

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Luis Ernesto Guerra Ecuatoriano, analista político y activista de Derechos Humanos

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor/a

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