La incorporación de Arabia Saudita al grupo de los Brics, una alianza de economías emergentes que busca contrarrestar, entre otros objetivos, la hegemonía del dólar, podría tener implicaciones significativas en la lucha geopolítica contra la influencia mundial de Estados Unidos. Es una decisión, sin duda, clave la incorporación del país árabe, ya que su incidencia en el factor energético mundial es de gran importancia, Arabia Saudita es el mayor productor mundial de petróleo (8,54 mb/d), el mayor exportador (7 mb/d) y alberga reservas probadas de crudo del globo (264.200 millones de barriles), aunque Venezuela lidera este segundo ranking, ya que cuenta con las mayores reservas de petróleo recuperable del mundo, con 303.000 millones de barriles.
Durante la 15ª cumbre de los Brics en Sudáfrica, Arabia Saudita, sorprendió al unirse a la alianza, que compone Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica. Aunque se esperaba la incorporación de otros países como Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Bangladesh, la inclusión de Arabia Saudita, Irán, Argentina y Etiopía fue inesperada.
Este movimiento señala un alejamiento potencial de Arabia Saudita de la influencia estadounidense, a pesar del reciente acercamiento con Israel. Las relaciones entre el país árabe y Estados Unidos se han enfriado en los últimos años, y ha habido indicios de que podría comenzar a aceptar el yuan chino para sus exportaciones de petróleo.
La adhesión de estos países del Medio Oriente a los Brics aumenta la dominación energética del grupo, especialmente en la producción de petróleo. En conjunto, representarían casi el 42% de la producción mundial de crudo. Esto plantea especulaciones sobre una mayor desdolarización en el comercio del crudo, con Arabia Saudita posiblemente considerando el yuan chino y la rupia india para las ventas de crudo.
Se espera, para seguir avanzando hacia un mundo multipolar, que Arabia Saudita adopte rápidamente estas medidas, dada su vinculación histórica con el dólar estadounidense no le será fácil desligarse rápidamente de la moneda estadounidense.
Por otra parte, la incorporación de nuevos miembros podría contribuir a una mayor diversidad de bloques económicos lo que contrarrestaría la hegemonía actual que impide el libre accionar económico que tanto pregonan los neoliberales.
Algunos expertos señalan que la progresión hacia un mundo multipolar, en el cual el dólar, el euro y el yuan podrían ser divisas dominantes en América, Europa y Asia, respectivamente, llevará tiempo, pero lo importante es que no haya punto de retorno. La lucha por una moneda de reserva alternativa enfrenta desafíos políticos y económicos complejos, y la dominancia del dólar en los pagos internacionales aún persiste.
En última instancia, la entrada de Arabia Saudita en los Brics plantea preguntas sobre la posible desdolarización y el cambio en las dinámicas económicas y geopolíticas que abren una esperanza a la consolidación de un mundo multipolar donde la economía es clave.
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Pilar Orellana Correo del Alba