Los errores de la oposición no son infortunios o reveses políticos, como perfectamente puede y debiera esperarse en toda confrontación de ideas, sino torpezas.
Puestos uno tras otro en la lista de los fracasos de ese maltrecho sector, se encontrará siempre el desatino, es decir; la torpeza, como el factor determinante de los mismos.
Un fenómeno tan recurrente que para cualquiera sería vergonzoso, pero que para ellos es un asunto sin importancia (entendido más como algo inherente a la dinámica de la política) que les resulta muy útil como insumo para su discurso de la supuesta “persecución política” de la que según ellos son víctimas.
Por eso no tuvieron el más mínimo rubor al presentarse a una de sus más importantes y decisivas acciones de guerra con un guacal de plátanos creyendo que eran misiles antitanques. Al percatarse del error, ya estaban en otra cosa.
Una constante en el hábito del error opositor es, por ejemplo, la manía de reunirse en restaurantes para planificar sus estrategias golpistas. Un espacio en el que se consideran realizados porque les permite trasegar la idea golpista con el whisky y las pepitonas en escabeche, en el que hay siempre mesoneros con los cuales pueden permitirse el lujo de darle órdenes a alguien que siempre, según ellos, debe obedecerles, para completar así el cuadro de glorioso liderazgo que tanto disfrutan.
Solo que los mesoneros son por lo general chavistas. Algo que en su demencial arrogancia el líder promedio de la derecha nunca contempla. Por lo cual no puede nunca evitar que cuando uno vaya a alguno de esos restaurantes, sean los mesoneros quienes le dan a uno toda la información sobre el encuentro opositor y lo que hablaron a galillo batiente durante horas.
De ahí surgió el nombre de “patriota cooperante” que el ingenio de Diosdado acuñó en su programa. No del espionaje ni de la terrorífica infiltración policial que la oposición cree que existe detrás de ellos.
Pero ya no hacen falta mesoneros, porque quienes develan ante el mundo las estrategias de la torpeza opositora son los propios periodistas opositores que ahora compiten por ver quién de ellos ataca con mayor furia a ese destartalado liderazgo que tanto sufrimiento les ha causado a los antichavistas.
Por eso ahora, los planes golpistas se transmiten en vivo y en directo por televisión y se viralizan como pan caliente por las redes sociales. Por culpa de la arrogancia y la torpeza de unos líderes que en su ineptitud siguen creyendo que esos periodistas son sus amigos. Lo mismo que les pasa con los mesoneros.
__________________________
Alberto Aranguibel B. Venezolano, comunicador social
