La muerte: corolario de la migración venezolana

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Definitivamente la intolerancia contra la migración venezolana llegó a su máxima expresión, este domingo siete de mayo, cuando un sujeto en la ciudad de Brownsville, Texas, Estados Unidos, le diera muerte a ocho venezolanos que se encontraban en una parada de autobús. Este hecho rebosa el comportamiento xenófobo de quienes ven a un compatriota y lo primero que hacen es tratarlo con violencia física y verbal.

Esta incitación al odio, no solo se ve en los Estados Unidos, sino que se ha convertido en uno de los elementos connotantes de mayor trascendencia en países del eje latinoamericano, los cuales son reseñados, cotidianamente, en los medios nacionales e internacionales como la diáspora que fragmentó a Venezuela. Cuando se habla de esas movilizaciones, y al referir cifras de estos migrantes, lo primero que mencionan que, en su mayoría son venezolanos. Pero cuando se publican las cifras reales son más los colombianos, haitianos, entre otros, que encabezan esos desplazamientos. Por cierto, en Venezuela, Televen, en la primera emisión de su noticiero, por voz del periodista Carlos Fernández, pone un dramatismo inusual a ese tema, lo que demuestra una campaña de descrédito contra el gobierno nacional. 

Hoy los venezolanos que decidieron buscar otros destinos, son catalogados de delincuentes, tal como lo hizo reciente la presidenta interina de Perú, Dina Boluarte, de ser los responsables de los hechos delictivos que se cometen en territorio Inca. Sin embargo, no menciona cuántos venezolanos han sido asesinados por peruanos aupados por la incitación a la xenofobia. O en el caso de los 38 quemados en un centro de retención en Ciudad Juárez, México, donde se encontraban recluidos 68 personas procedentes de Centro y Suramérica, entre ellos ocho venezolanos. Allí, las autoridades aztecas han señalado a un venezolano de ser el causante del incendio.

La situación migratoria generada por la oposición en 2017, conllevó a que se incentivara la xenofobia contra los venezolanos, cuando el seis de abril de ese año Julio Borges, como presidente de la Asamblea Nacional, viajó a Washington, buscando apoyo de otros gobiernos para lograr sanciones económicas y políticas contra nuestro país, declaró a los medios que “la crisis de Venezuela es una enfermedad contagiosa que se ha expandido a toda la región”.

De acuerdo a cifras emitidas por (Acnur) Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados más de siete millones de venezolanas y venezolanos han abandonado Venezuela. Esta situación se ha convertido en un gran negocio, cuando Acnur argumenta la solicitud de donativos, para socorrer a los connacionales que se encuentran a la deriva en los países que hoy proclaman que requieren fondos para mitigar la situación de abandono que viven los venezolanos en sus territorios. Mayor hipocresía. La realidad es otra. En las redes sociales se nota que la desviación de esos donativos, sirve para que los gobiernos beneficiados para nada ayuden a los venezolanos, sino veamos el caso del expresidente colombiano Iván Duque, quien colocó en “saco roto” una gran cantidad de dólares aportados por organismos internacionales para proteger la permanencia de compatriotas venezolanos y la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, de crear un comando policial para reprimirlos.

Otro de los depredadores de la crisis que metió a los venezolanos y venezolanas en un destino incierto, es el comisionado de la Organización de Estados Americanos (OEA) para la crisis migratoria David Smolansky, quien ha dicho que 50 mil personas salen mensualmente de Venezuela, aproximadamente mil 700 venezolanos huyen diariamente del país. Y se van, por la falta de servicios públicos, por la inseguridad, por la falta de servicios médicos, por la crisis económica, por la persecución política. Elementos que le ha permitido, junto con Leopoldo López y Tamara Sujú, birlar miles de millones de dólares, para darse la gran vida en los Estados Unidos, España y Checoslovaquia. Ese Smolansky es el mismo que la semana pasada golpeó a un adulto mayor y lo sacó a empujones de la rueda de prensa, dada por el prófugo y ex presidente interino Juan Guaidó (Whitedog) en el Wilson Center de Washington.

Se habla de una migración de más de siete millones de venezolanos de una población de 28 millones 199 mil 867 habitantes, en ese sentido, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía de la República Bolivariana de Venezuela, debería realizar un censo real y sincero para determinar, ciertamente, cuántos venezolanos y venezolanas abandonaron el país y no dejar que sea Acnur o cualquier otra organización no gubernamental los que manejen cifras irreales solo con el fin de presentar a Venezuela como un país abandonado por sus hijos e hijas.

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William Gómez García Venezolano, periodista

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