En el Plan de Gobierno del presidente Gustavo Petro trazó como columna vertebral la construcción de la paz total para Colombia, a fin de construir justicia social y convertirla en potencia mundial de la vida.
A pesar de la recurrente y persistente oposición, boicot, de las ultraderechas, que jamás le apostaron a la paz y que, por el contrario, ensangrentaron de violencia y de miles de jóvenes convertidos en falsos positivos, que hoy constan en sendos informes de la Comisión de la Verdad, se desató una tenaz violación de Derechos Humanos.
La implantación del denominado Plan Colombia, durante 15 años significó y profundizó el desangre, con el surgimiento de las Autodefensas Unidas de Colombia, paramilitarismo y radicalización de los grupos armados que, en sucesivos regímenes neoliberales, incluido el del expresidente Iván Duque Márquez, que dejó sin efecto los Acuerdos de Paz construidos y firmados en La Habana con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), hoy convertidas en una organización política.
Con la asunción presidencial de Gustavo Petro, a pesar de los intentos de magnicidio en contra de él y de la vicepresidenta Francia Márquez, la primera mujer afrocolombiana, proveniente de uno de los departamentos atrapados por la violencia, minería ilegal y exterminio de líderes/as sociales, que fomentó además la migración forzada, se trazaron la erradicación de la violencia y construcción de un plan de paz total y el derecho humano de vivir en paz, así como el desarrollo humano integral para sacar a Colombia del tortuoso mapa del hambre.
El martes 2 de mayo dio inicio al Tercer Ciclo de la Mesa de Diálogos de Paz entre el Gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), mismo que fue presidido por el canciller cubano Bruno Rodríguez, que inició el discurso de apertura con la presencia de gobiernos garantes de Cuba, Noruega, República Bolivariana de Venezuela, además de Brasil, Chile y México, que se suman al proceso; y Alemania, España, Suecia y Suiza, que participan como países acompañantes.
El Gobierno colombiano y la guerrilla del ELN reafirmaron su voluntad de alcanzar un cese al fuego y coincidieron en la necesidad de incluir la participación de la sociedad en el proceso de paz al instalar en La Habanala tercera ronda de negociaciones.
Las delegaciones llegan a La Habana después de que el proceso impulsado por el presidente Gustavo Petro inició en noviembre de 2022 en Venezuela y continuó en marzo en México. Esta mesa de diálogo se realiza en «el laguito» de la capital cubana, mismo escenario donde el Gobierno colombiano y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) pactaron el histórico acuerdo de 2016.
La senadora María José Pizarro, hija del asesinado comandante guerrillero del M-19 Carlos Pizarro Leongómez, en representación del Gobierno colombiano expresó: “Tenemos la inmensa responsabilidad de encontrar juntos la salida a esta guerra envilecida. La mejor forma de contribuir con soluciones al conflicto armado es que terminemos este ciclo con el acuerdo para la participación de la sociedad, para la construcción de paz con el ELN y el acuerdo de cese al fuego que debe tener como eje fundamental que la gente no sufra».
El mayor homenaje para La Habana es que el proceso de paz sea absolutamente irreversible y que fruto de ello Cuba sea retirada lo antes posible de esta nefasta lista que la ha considerado a como un país que fomenta el terrorismo, que no es más que una construcción de subversión política e ideológica estadounidense, para seguir justificando el bloqueo y medidas coercitivas unilaterales en contra de la hermana mayor de Las Antillas, que por más de 60 años ha provocado serios impactos sociales, económicos, culturales en el pueblo de Cuba, que no ha dejado de ser solidario con la Humanidad y que el sistema de Naciones Unidas ha venido condenado durante varias décadas mediante resoluciones de la Asamblea de ONU, con la recurrente resistencia de los Estados Unidos e Israel, que secunda esta especie de crimen de lesa Humanidad.
Pablo Beltrán, jefe de la delegación del ELN manifestó: «Le apostamos a lograr lo que nos propusimos en el ciclo de México, de llegar al cese el fuego y a la participación de la sociedad. Los sectores marginados y explotados de siempre no pueden ser simples espectadores de este proceso. Esta coincidencia histórica es fundamental para acordar un cese bilateral del fuego y concretar la participación de la sociedad».
Concomitante en su cuenta de Twitter el comandante insurgente dijo que “un proceso de diálogo serio necesariamente es con la participación de la sociedad, sobre todo de los que jamás han tenido ni voz ni posibilidades de decisión sobre los destinos del país».
En Madrid, el presidente Gustavo Petro se refirió al proceso que busca una salida dialogada a la violencia: «Los procesos de paz siempre tienen que llegar al cese al fuego, sino no tiene sentido hablar de paz. Tenemos una propuesta de regionalizar los ceses al fuego; progresivamente podrían aumentar en la geografía nacional».
El objetivo y fin en mente del gobierno de Gustavo Petro es el de llegar a un acuerdo de cese al fuego con el ELN antes de las elecciones regionales de octubre, expresó Otty Patiño, negociador del gobierno: «La idea es pactar un cese temporal con vocación y profundidad, de tal manera que sea irreversible».
En México, las dos delegaciones pactaron el cese al fuego con acciones humanitarias para bajar la intensidad del conflicto y facilitar la participación de la población. Empero, las negociaciones estuvieron a punto de romperse por un letal ataque cometido a finales de marzo por el ELN cerca de la frontera con Venezuela, que dejó 10 militares muertos.
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, fue el encargado de dar el saludo a las delegaciones a través de las redes sociales. “Cuba se honra en acoger el Tercer Ciclo de la Mesa de Diálogos de Paz entre el Gobierno de Colombia y el ELN. Reafirmamos nuestro compromiso y voluntad de contribuir al éxito de este diálogo en el propósito común de alcanzar la paz para la hermana nación”, escribió en la red social Twitter.
La apertura del nuevo ciclo de conversaciones estuvo a cargo del canciller anfitrión, Bruno Rodríguez, quien expresó que «Cuba apoyará y facilitará que el Gobierno colombiano y el ELN alcancen acuerdos en esta oportunidad histórica».
Un hecho relevante fue la presencia de Nicolás Rodríguez Bautista, alias «Gabino», quien se reincorporó a la comisión negociadora. Este comandante llegó a ser el jefe máximo del ELN, posición a la que renunció en 2021 por motivos de salud y se quedó en Cuba para recibir tratamiento médico. En enero último circuló la versión sobre su muerte ante los problemas de salud que lo afectaron. Fue reemplazado por Eliécer Erlinto Chamorro, alias «Antonio García».
“El comandante Nicolás Rodríguez se vincula a estos diálogos de paz y participa en este tercer ciclo como consejero, función que armonizará con los tratamientos de salud que le está proporcionando la República de Cuba”, manifestó la delegación del ELN.
Es importante mencionar que en Ecuador dio inicio este proceso de paz durante el gobierno del expresidente Rafael Correa, pero posteriormente fue suspendido por el régimen nefasto y neoliberal de Moreno, de clara alineación al gobierno federal norteamericano y que se convirtió en operador político de injerencia en contra de las formas de integración latinoamericana.
La delegación del ELN regresa a La Habana, de donde salió en septiembre de 2022, tras permanecer en Cuba desde 2018, cuando emprendió diálogos con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, proceso que fue suspendido por expresidente Duque, hoy retomado por presidente Gustavo Petro para quien la paz no es una metáfora o eslogan, sino un objetivo estratégico de su gobierno y del pueblo colombiano.
El trauma de la violencia y la guerra no han terminado, existen sectores políticos de una neoderecha de tinte neofascista que se oponen a los acuerdos de paz y que en el Senado torpedea proyectos de reforma, además que permitieron la conformación de un nuevo gabinete con ministros que fueron colaboradores directos cuando el presidente Petro fue alcalde de Bogotá.
Ergo, es irreversible este camino de la paz, que es una apuesta para construir una Colombia del tamaño de los sueños de todas y todos, de la región latinoamericana y el mundo global.
Abrigamos la esperanza que Colombia encuentre la paz total y se convierta en potencia mundial de la vida, como siempre manifiesta el presidente Gustavo Petro.
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Luis Ernesto Guerra Ecuatoriano, analista político y activista de Derechos Humanos
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