Salario: la verdad oculta

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Frente al Decreto presidencial del primero de mayo, la gente se pregunta ¿por qué no se decretó un aumento del salario sino un incremento del ingreso integral a través de bonos y cesta tickets?

Quienes posicionaron durante meses la infame versión (abiertamente contrarrevolucionaria, sin la menor duda) según la cual el gobierno del presidente Maduro sería un gobierno antisalarial, supuestamente indiferente a las necesidades de los trabajadores, ocultaron -siempre de manera muy calculada- en su discurso que la revolución ha sido el gobierno que mayor cantidad de aumentos salariales ha decretado en un mismo periodo; cincuenta y dos a lo largo de toda la revolución, de los cuales treinta y tres fueron decretados por el presidente Maduro desde su llegada al poder en 2013, año en el cual el salario aumentó en tres ocasiones, hasta el más reciente decretado en marzo de 2022.

Lo que no pudo nunca decir el gobierno, ni ningún funcionario del área económica, es que la pelea entre el incremento salarial y la inflación inducida fue una batalla perdida por la revolución en medio de la brutal guerra económica desatada por los grandes capitales que jugaron desde siempre al colapso de la economía venezolana como una más de las desquiciadas fórmulas de la derecha nacional e internacional para intentar hacerse del poder en el país. Tal como lo padeció siempre la economía nacional, a cada aumento salarial decretado sobrevenía una nueva y cada vez más descomunal espiral inflacionaria, que pulverizaba dichos aumentos en cosa de días y hasta de horas, lo que obligó al ejecutivo a modificar sucesivamente su estrategia, con los escasos recursos de los que podía disponer, para asegurar la protección a las necesidades alimentarias, de salud y de educación gratuitas del pueblo mediante fórmulas alternativas de ingreso, como los bonos de la Patria y el cesta ticket.

No era viable reconocer públicamente que la revolucionaria política de incrementos salariales fue una batalla perdida por la Revolución, porque en ninguna guerra es correcto que los ejércitos exalten los triunfos del adversario, simplemente porque ello alentaría a las fuerzas contrarias, favoreciendo inexorablemente sus posibilidades de imponerse en la guerra. En ello fue siempre indispensable tener en cuenta que esa inflación inducida no perseguía solamente el vil propósito de la acumulación de riqueza, como por supuesto lo fue siempre, sino que buscaba fundamentalmente la quiebra de la economía para derrocar al gobierno, para lo cual lo que se proponía ese macabro plan era acorralar al ejecutivo con la progresividad de los insostenibles pasivos laborales a los que la inflación obligaba en medio del atípico escenario de crisis que se estaba creando. Es decir, en definitiva, el propósito central de dicho plan no ha sido nunca ningún otro que la pulverización de la avanzada Ley del Trabajo promulgada por Chávez, así como de la Revolución toda.

Negar o desconocer la realidad de esa derrota circunstancial o coyuntural es reconocer inevitablemente que no se tiene la más mínima idea de cómo interactúan y cómo se comportan en la práctica los factores que inciden en la dinámica económica de la realpolitik.

En ese particular sentido el gobierno del presidente Maduro, tal como él mismo lo ha explicado al país entero, ha estado virtualmente atado de manos. Lo que sí era perfectamente factible para él en ese asfixiante escenario era buscar la manera de evadir el asedio con inéditas estrategias revolucionarias que facilitaran el accionar del gobierno en materia económica (por lo menos durante el periodo adverso) y eso fue lo que hizo.

No considerar en todo esto factores tan determinantes como la caída del ingreso nacional producto del cerco económico y las arbitrarias sanciones ilegalmente impuestas por el imperio, o dejar por fuera en la argumentación cuán agresiva fue la persecución de esos grandes capitales contra el bolívar desde portales como Dolar Today y otros que se ensañaron en forma intensiva contra el salario de los trabajadores devaluando a diario su poder adquisitivo en una demencial escalada inflacionaria que no se detuvo nunca frente a ninguna estrategia de recuperación económica puesta en marcha por el gobierno a lo largo de los últimos años, es por lo menos irresponsable, si no, perverso. El asalto al cono monetario, por ejemplo, que hubo de ser repuesto con el más inaudito esfuerzo del BCV en más de tres ocasiones, fue solo una de las aristas de esa despiadada guerra que toda Venezuela ha padecido. Así como lo fueron recurrentemente las criminales prácticas del contrabando de extracción, el acaparamiento y el ocultamiento de mercancías que durante meses (y hasta años) distorsionó el entramado económico del país desangrándolo y dejando siempre al Estado venezolano al borde de la quiebra tan anhelada por los conspiradores. Algo que tampoco se incluye en las disertaciones seudo tecnicistas que tanto proliferan ahora bajo una narrativa más cercana al populismo que al pretendido pragmatismo económico que supuestamente las inspiran.

No se necesita ser un experto en desarrollo de políticas públicas para saber que sería un error imperdonable reincidir en una estrategia tan reiteradamente derrotada, sin que la economía nacional se haya librado definitivamente de las limitaciones que le impiden al gobierno accionar en el sentido correcto y la recuperación del ingreso real permita elevar sustancialmente las tablas salariales, pero garantizando siempre la progresividad de los pasivos, que es a lo que justamente aspira toda contratación laboral colectiva.

Por eso los incrementos no son a través del salario, sino por la vía del ingreso integral que la revolución ha encontrado como fórmula para asegurar la protección del pueblo, en particular de los trabajadores, hasta tanto se superen las distorsiones económicas a las que nuestra economía ha sido sometida, como todos los indicadores han señalado que va a ocurrir y que ya está ocurriendo con lo que muchos han denominado “el milagro de la recuperación económica venezolana”

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Alberto Aranguibel B. Venezolano, comunicador social

2 COMENTARIOS

  1. CV es correcto tu análisis pero hay que difundirlo para que el pueblo todo entienda y comprenda la cituación del aumento y muchos temas más que ni el mismo gobierno sabe explicar muy bien

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