Ese cuatro de febrero 4F, de 1992, había despertado muy temprano, cuando una vecina tocó la puerta. Me dijo que en la televisión estaba sonando, a esa hora: seis de la mañana, el Himno Nacional. Fui cambiando los canales televisivos. Eso presagiaba que en las calles de Caracas estaba ocurriendo un hecho que a la larga se convirtió en una etapa de la historia nacional: La Rebelión del Cuatro de Febrero.
Hugo, ya son 31 años de aquel momento histórico de una Venezuela sometida a la aberración de un gobierno que en 1989 había vivido un episodio sangriento con el Caracazo, cuando el presidente, con ínfulas de emperador, Carlos Andrés Pérez sometió a nuestro país a las condiciones de un Fondo Monetario Internacional (FMI), demonizador de las paupérrimas condiciones de pobreza de un pueblo que esperaba una salida para acabar con los males de la existencia humana.
Llegada casi las 10 de la mañana, en 40 segundos los medios de comunicación mostraron al comandante Chávez para que nuestra nación supiera que estaba naciendo una esperanza. Esas palabras que aún retumban en los oídos de las y los venezolanos se enmarcan en una frase que trascendió “Por ahora” y donde, por supuesto, asumiste la responsabilidad del movimiento militar bolivariano.
Sí, Hugo. Ese cuatro de febrero, quedaba herida para siempre la Cuarta República. Era como el grito de Bolívar, de Sucre, de Zamora, quienes juntaron sus esperanzas para darle paso a un nuevo país que se llama: República Bolivariana de Venezuela que se concretó el seis de diciembre de 1998. Lo dijiste desde el primer momento, cuando se inició la revolución del cuatro de febrero.
Fueron los primeros pasos para convocar la Asamblea Constituyente que nos conduciría a una República nueva. La República Bolivariana de Venezuela. Hoy, en 2023, allí está la esencia de la rebelión de la juventud militar del cuatro de febrero. Hugo, siempre serás el Comandante Eterno de la Revolución que comenzó el Libertador Simón Bolívar. Por ello, debemos consolidar y tener presente que la historia es la base para que los pueblos avancen hacia su propio desarrollo. A pesar de las sanciones y bloqueo del imperio gringo nuestra madre Venezuela resiste frente a las políticas del gobierno de Joe Biden. Cuyo origen es producto de aquel nefasto decreto de Barak Obama, que el ocho de marzo de 2015, declaró a Venezuela como una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad de Estados Unidos. Y con ello la aplicación de las primeras sanciones y el bloqueo que ha dañado el desarrollo social, económico y financiero de Venezuela. Hoy Mike Pompeo, en su libro «Nunca cedí un centímetro “, se ufana que fue el responsable de convencer a Donald Trump, de convertir a Venezuela en una nación bajo el predominio de la Doctrina Monroe, y haber organizado a la oposición lacaya y pitiyanki de generar la peor crisis económica que ha vivido esta Patria.
Es hora de iniciar un fuerte movimiento para castigar a quienes pidieron sanciones y bloqueo contra el pueblo. Es necesario recomponer el pensamiento revolucionario, para ir a una segunda etapa del espíritu del cuatro de febrero con Nicolás Maduro a la cabeza.
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William Gómez García Venezolano, periodista
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