Uno de los aspectos que señala la teoría de la «ekopoiesis» es que en la neurosis de esta sociedad se articula en enfermedades psíquicas: la esquizofrenia, la paranoia y la catatonia.
Esa visión es una ampliación de una idea de Deleuze y Guattari.
Otro aspecto relevante es que en toda sociedad, la síntesis social prevaleciente se expresa en una epísteme, una ilusión de qué es verdad. Ella, aunque retiene viejas formas y relaciones, expresa centralmente la relación predominante.
En el caso de la sociedad capitalista, esa epísteme tiene la forma de una razón racional y cuantitativa, como todos sabemos, desde el siglo XVIII.
La neurosis y la epísteme están siempre en conflicto, sin que pueda asegurarse cual de ellas prevalece en toda coyuntura. Ambas expresan lo mismo, pero de forma contradictoria. Es en ese plano de conflicto donde otras determinaciones fundamentales, tales como el dominio y la comunicación, también intervienen.
Hemos creado y destruido mundos cuya dinámica hoy nos es ajena. La actual realidad, pensada al modo de Roger Penrose, se construye no solo en y por el mundo antrópico, sino también en y por el mundo antropogénico. En el primero están los entes que aparecen como externos al enjambre; en el segundo se encuentran las posibilidades sensibles y neurológicas de nuestro cuerpo y mente así como las virtualidades de sus valores, dispositivos e ilusiones.
Lo anterior nos dice que todo es interior y exterior a lo que vivimos y pensamos, y lo es simultáneamente, por lo cual no debe extrañarnos la facilidad con la que miembros de nuestra especie se encierran en ilusiones diversas, angustiados por un decurso social que no controlan y deseosos de descargar su frustración en aquellos que ven como la barrera a la concreción de sus sueños, miedos o francas estupideces.
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Rafael Kries Chileno, economista
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