El rearme de los vencidos

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En medio de la creciente crisis global generada por la “guerra híbrida” de los países miembros de la OTAN contra Rusia, a partir del golpe de Estado del Maidán que derrocó al presidente, Victor Yanucovich, el 21 de noviembre de  2014,  se han producido dos eventos que hacen presumir la profundización de la crisis y hasta de un desenlace militar mundial.                

Se trata, en primer lugar, de la revelación de preparativos avanzados de un golpe de Estado fraguado por la derecha revanchista alemana dirigido, no solo al derrocamiento del gobierno del socialdemócrata canciller, Olaf Scholz, sino, al actual sistema político heredado de la Segunda Guerra Mundial, interimperialista, a la cual fue arrastrada la Unión Soviética.     

El segundo evento se refiere a la decisión del actual gobierno del imperio japonés, aliado de Alemania en la Segunda Guerra Mundial, dada a conocer por el primer ministro, Fumio Kishida, de elevar al dos por ciento del PIB, el presupuesto de las fuerzas armadas para aumentar su potencia, modernizar los sistemas de armas de última generación y modificar radicalmente su vieja doctrina y  compromisos pacifistas por nuevas visiones de participación en conflictos armados de sus aliados y lejos de su territorio.

De Alemania como de Europa en general, es poco probable la ejecución de golpes de Estados «manu militari” por la madurez de sus instituciones políticas y de sus élites militares, pero  la permanencia en ese país de una ocupación de tropas extranjeras derivadas de la capitulación ante el cuatripartito de los  Aliados,  vencedores de la Segunda Guerra Mundial (Unión Soviética, Estados Unidos, Reino Unido y Francia), el hartazgo por el coste político, económico y militar que convierte a Alemania en una suerte de protectorado de Estados Unidos y el Reino Unido, lo que se multiplica con el daño que  le genera su forzada participación y financiamiento adicional a la OTAN por su involucramiento  en la guerra ruso-ucraniana, crea condiciones subjetivas para que la creciente derecha poshitleriana alemana comience a moverse en la posibilidad de desplazar en el Bundestag y en el gobierno,  a los grupos políticos tradicionales a quienes los ocupantes Aliados le permitieron hacerse cargo de la vencida y destruida Alemania  y Japón  con el compromiso de pagar las indemnizaciones de guerra y ser parte del esquema de seguridad impuesto por los Estados Unidos y el Reino Unido y sus otros aliados de la OTAN.             

Estos dos eventos de Berlín y  Tokio,  no relacionados orgánicamente, tienen la relevancia de tener como escenarios los territorios de dos muy importantes Estados  vencidos y sometidos -aún-  a los términos  impuesto por las capitulaciones  de Alemania el 7 y 9 de mayo de 1945 y del Japón el 2 de septiembre de 1945, por cuanto ambos países forman parte de las primeras líneas convencionales y nucleares de confrontación militar de Estados Unidos y el Reino Unido en Europa y Asia-Pacífico con la Federación de Rusia y China, lo cual las convierte en un objetivo militar de primer orden de los rivales de la OTAN,  con la amenaza cierta de recibir el primer ataque o  la primera respuesta, en caso de desatarse una guerra.                 

El revanchismo alemán y el militarismo japonés nunca han sido destruidos. Mas, por el contrario, hoy hacen parte de la vida política en ambos países y es creciente sus éxitos electorales y políticos en Alemania  y Japón, por lo que no debe sorprendernos que en un escenario de preguerra general,  en los principales escenarios de confrontación como lo son Europa y Asia-Pacífico, ambas potencias económicas, con el abierto apoyo de sus antiguos enemigos, se vean impactadas por una conspiración golpista de derecha en Alemania y un resurgimiento militarista en Japón, también ocupada por Estados Unidos, para intentar frenar el crecimiento geopolítico, económico  y militar de la Federación de Rusia y la República Popular China.                      

Queda por verse si los pueblos; alemán y japonés le permitirán nuevamente a sus élites políticas, sociales y militares, intentar la misma aventura del Führer Hitler y el emperador Hirohito, con las trágicas consecuencias que aún padecen sus pueblos.

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Yoel Pérez Marcano Venezolano, exembajador de Venezuela en San Vicente  y las Granadinas y Belice

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