Estoy en México presentando mi libro de poemas Altiplano, coeditado por Pinves y la Editorial del Estado que dirige la genial Estela Machicado, en la XXII Feria Internacional del Libro en el Zócalo de Ciudad de México. Es todo un privilegio y un orgullo enorme Mi poema dedicado a La Paz, aunque desgarrador a ratos, está lleno de imágenes casi tangibles de la ciudad. Todo lo he hecho con amor, en reconocimiento a Bolivia y a la lucha de su heroico pueblo.
Aquí estoy entre libros maravillosos y textos sencillos. Un libro encierra, contiene, transmite diversas sensaciones, emociones, esperanzas, ideas y consejos, estos últimos están muy de moda en estos tiempos. Y por supuesto poesía.
Mi libro es de poesía en prosa, fue el recurso para desahogar el dolor, la impotencia y la rabia ante tanta infamia desplegada por las calles de Bolivia en noviembre de 2019.
Altiplano está impreso a la antigua y aún vigente —por suerte— la usanza del libro en físico. Aunque no siempre el libro o la escritura fue en papel, tablillas, papiros, cueros de animales, vieron estampados los símbolos de comunicación lingüística. Y ahora también pueden leerse a través de una pantalla.
Dicen que el libro más antiguo de la historia podría ser El Sutra del diamante. Este ejemplar fue estampado en China a partir del 11 de mayo de 868 mediante la técnica xilográfica y contó con la autorización de Wang Jie. Se trata del texto impreso más antiguo de la historia conservado hasta hoy.
Otro dato, el libro tiene su propio día de celebración y es el 23 de abril, fecha establecida por la Unesco en 1995 en conmemoración de la muerte de Miguel de Cervantes, William Shakespeare y Garcilaso de la Vega, tres grandes de la literatura universal que además comparten el año de muerte: 1616. Esta fecha tiene como objetivo fomentar la lectura, así como la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual a través del derecho de autor.
También, como escribió el catalán Vilas Mata, existió la literatura portátil “una historia europea en sus orígenes y tan ligera como la maleta escritorio con la que Paul Morand, recorrería en trenes de lujo la iluminada Europa nocturna. Escritorio móvil que inspiró a Marcel Duchamp”, este llevaba en una caja-maleta reproducciones en miniatura de todas sus obras.
La primera feria del libro de la historia se remonta al siglo XIV, es decir, 1300 y tantos, en la ciudad de Frankfurt, Alemania. Se instalaban dos ferias anuales, donde se comercializaban algunos de los productos más caros de la Edad Media: armas, telas, especias y manuscritos. Pero no fue hasta 1462 cuando compañías de impresión y editoriales se habrían organizado para celebrar la primera feria de libros, Frankfurt está muy cerca de Mainz, 32 kilómetros y fue en esa ciudad donde Gutenberg desarrolló la imprenta en el siglo XV. “De hecho, los dos hombres considerados padres de la feria fueron comerciantes que demandaron a Gutenberg por una deuda impaga (al parecer, imprimir biblias de 1.280 páginas en papel traído de Italia no es un buen negocio). Ganaron el juicio y recibieron de parte de pago la imprenta que mantenía el inventor en Frankfurt”, según cuenta Francisco Lastra.
He querido dar un paseo por la historia y antecedentes del libro, que ha decidido seguir existiendo como forma de comunicación y transmisión de ideas, por lo que la diversidad es también su característica, no todos aportan al bien de la humanidad, pero en su mayoría, más bien que sí. Entre libros y ferias nos veremos.
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Cris González Directora