El Fondo Monetario Internacional, FMI, ha dado a conocer sus proyecciones en la economía global dentro de un contexto recesivo que tiende a agudizarse en muchos países denominados “desarrollados” para el próximo año 2023. El informe deja en claro la preocupación de este organismo por la inflación y las consecuencias de la guerra rusa-ucraniana.
La proyección de crecimiento para 2022 era de un 3,2 %, pero ha fluctuado ya tres veces en lo que va del año. Lo que ha hecho bajar las expectativas para el 2023 a solo un 2,7% (0,2 puntos porcentuales más bajo que lo pronosticado para el primer semestre de este año).
El FMI, declaró: “Se trata del crecimiento más débil desde 2001, con la excepción de la crisis financiera mundial y la fase aguda de la pandemia de covid-19, y refleja una desaceleración significativa de las economías más grandes», Estados Unidos, Europa y China, por diversas razones.
La economía global, afrontaba los efectos de la pandemia y se recuperaba lentamente y ahora tiene que lidiar con shocks en cadena, según el organismo internacional. «Los impactos de este año reabrirán las heridas económicas que solo se curaron parcialmente después de la pandemia», dijo el economista jefe del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas y advirtió que más de un tercio de la economía mundial se encamina a una contracción el próximo año, y las tres principales economías (Estados Unidos, la Unión Europea y China) seguirán estancadas. «Lo peor está por venir y muchas personas percibirán 2023 como una recesión», dijo Gourinchas.
El escollo más difícil de superar es la inflación, que afecta a las economías grandes, y más aún a los países emergentes, que se estima alcanzarán un promedio inflacionario de 8,8% hasta fin de año.
En cuanto a la desaceleración económica el informe señala que los más afectados son los países ricos, encabezados por Estados Unidos, que solo alcanzará un crecimiento de 1,6% este año, cuando la proyección en julio fue de 2,3%, pero lo peor estaría por venir en 2023 con solo 1% proyectado.
En igual -mala- situación se encuentra la zona europea, aunque su crecimiento supera a de Estados Unidos, llegando a 3,1% y lo proyectado a julio de 2022 (+0,5 pp). En 2023 estaría bordeando la recesión, al crecer solo el 0,5%. En tanto, para Alemania e Italia, la recesión parece ineludible (-0,3% y -0,2% % respectivamente). Para Francia estará mejor el panorama con un 0,7 y Reino Unido (fuera de la zona) un 0,3%. España, dentro de este escenario, es la mejor posicionada con un crecimiento proyectado del 1,2%.
Países con economías emergentes
China, segunda economía mundial, termina el 2022 como su peor año en cuatro décadas, exceptuando al 2020 que sufrió las consecuencias de la pandemia. El crecimiento es de solo un 3,2%, que se proyecta subir en 2023 a 4,4%. Según argumenta el FMI, la baja tiene su antecedente en los continuos confinamientos provocados por la política de tolerancia cero frente al covid-19 en varias ciudades, incluido Shanghái, su eje económico.
Rusia, que su economía resiste las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea, este año experimentará una contracción del 3,4% (mejor que la pronosticada).
Mejores previsiones hay para América Latina y el Caribe, con un crecimiento del 3,5% (+0,5 pp) debido a una actividad más fuerte de lo esperado en el primer semestre, aunque bajan para 2023 a 1,7% a medida que «se debilita el crecimiento en países socios, las condiciones financieras se endurecen y los precios de las materias primas se moderan» según el informe.
Brasil y México, primera y segunda economía regionales respectivamente, crecen menos de la media del continente, pero en comparación con otras naciones emergentes, está mejor. Para Brasil, en plena campaña para el balotaje presidencial del 30 de octubre, el FMI predice un crecimiento de 2,8% para 2022 (+1,1 pp respecto a la previsión de julio) y de 1% en 2023 (-0,1 pp).
La proyección para México, en tanto, es de 2,1% este año (-0,3 pp) y de 1,2% para el próximo.
A nivel global el futuro sigue siendo incierto y las previsiones, sobre todo para 2023, sólo son válidas si «las expectativas de inflación a largo plazo se mantienen estables» y el endurecimiento de las políticas monetarias «no induce a una recesión generalizada y ajustes desordenados en los mercados financieros globales».
El efecto de 2022 se sentirá a largo plazo, como dijo el jueves la directora del FMI, Kristalina Georgieva: «Para 2026, esto representará una pérdida de 4 billones de dólares para la economía mundial».
Lo único positivo de este informe es que prevé que la inflación irá bajando a partir de finales de este año hasta situarse en el último trimestre de 2023 a un nivel comparable al de 2021 (4,7%).
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Correo del Alba