Pensamos demasiado y sentimos muy poco, es una de las frases más profundas y emotivas del discurso final que pronuncia el personaje interpretado por Charles Chaplin en la película, genial como todas las de este creador, “El gran dictador”.
Ese discurso —que sella el film— es inolvidable y grandioso. En él, Charles Chaplin, hace énfasis en la búsqueda de la paz y la felicidad, interpela para que vuelva el humanismo como centro filosófico o ético en las personas, dejar atrás a las máquinas y el odio para llegar al amor.
En esta película estrenada en 1940, el personaje está vestido con el bigote de Adolf Hitler porque interpreta justamente aquella época dictatorial y racista, que atravesó a Europa, en forma de sátira.
Chaplin dijo “Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres (y mujeres (digo yo) un trabajo, a la juventud un futuro, y a la vejez seguridad. Entonces, bajo la promesa de esas aspiraciones, las fieras subieron al poder. Pero mintieron; nunca han cumplido sus promesas ni nunca las cumplirán”, fueron solo palabras, faltaba por ver mucha ignominia después de terminada la guerra, que dejó al descubierto los horrores del nacismo.
Lo que me llama la atención de este discurso es el “pensamos demasiado y sentimos muy poco”, porque eso con el pasar de un siglo a otro y el desarrollo de la tecnología se ha revertido, creo que ahora sentimos demasiado y pensamos muy poco.
Las redes sociales que tienen su lado bueno, pero también bastante sórdido y decadente que incitan en muchas páginas, por ejemplo, al odio racial, no creo que nos hagan pensar mucho. Es más, vivimos en casi una dictadura de los sentimientos donde el icono máximo es el me gusta o no me gusta, sin mayor análisis. Muchas veces, me detengo a leer los comentarios y son puro sentimiento que no quieren decir que sean buenos, por el contrario, algunos destilan odio. Nuestro pensamiento está siendo codificado por el algoritmo de las computadoras 1-0, no hay más allá que ese maniqueísmo de la combinación de dos cifras que crean un mundo.
Para pensar necesitamos de elementos, plantearnos, cuestionarnos, averiguar, saber, descubrir, ¿cuánto tiempo al día dedicamos a este ejercicio? Ciertamente nuestro pensamiento va a estar siempre cruzado por elementos subjetivos que no nos entregarán ni opiniones ni reflexiones objetivas, pero sí bases para defender con argumentos contundentes nuestras opiniones, sin pasar por el juicio de valor a priori como: es bueno o es malo, sin ir antes al fondo o al meollo del asunto.
El punto es que es tan fácil manipular a través del sentimiento, entonces con todo lo que me encanta Charles Chaplin y sus películas, creo que su afirmación en este siglo XXI no está siendo avalada por la realidad, apuntando al sentimiento de temor, odio e incertidumbre se han perdido referéndums, ganado derechas neofascistas en el viejo continente.
Sin embargo, creo que es necesario traer a genialidades del siglo XX para rescatar el XXI y poder pensar y dialogar en base a pensamientos que estén enfocados en crear un mejor futuro para todos y todas.
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Cris González Directora