Vicepresidente boliviano, David Choquehuanca realiza ponencia sobre pensamiento indígena en la Universidad Carlos III de Madrid

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Este 23 de septiembre el vicepresidente David Choquehuanca, se dirigió a los alumnos de la cátedra de Sostenibilidad de la Universidad Carlos III de Madrid, acompañado por la embajadora de Bolivia en España Nardy Suxo, y autoridades universitarias en el marco de su gira por cuatro países de Europa, cumpliendo una agenda oficial y una alternativa, para mostrar no solo los avances del proceso boliviano, sino también con una reflexión del pensamiento de los pueblos originarios ante la visión destructiva occidental que ha sumido al mundo en diferentes crisis: alimentación, energética y climática.

Nuestra corresponsal de Correo del Alba en España Nahir González, le pidió un adelanto al vicepresidente boliviano, sobre la tarea que ha cumplido en esta gira, y esto es lo que dijo:

¿Como representante del Estado Plurinacional, ha logrado algún tipo de acuerdo con estos países de Europa, en los temas energético, alimentario, alguna propuesta que ayude a subsanar estas crisis que atraviesan?

Necesitamos producir alianza en todos los ámbitos, en el ámbito alimentario, defensa del agua, de salud, de aprovechamiento mejor de nuestros recursos naturales en armonía con la naturaleza, hay varios temas que estamos trabajando con cada uno de estos países. Cómo podemos enfrentar juntos la crisis climática etcétera. En estos momentos no tengo un acuerdo en específico, pero hemos tenido reuniones muy positivas.

¿Cuántas reuniones?

Muchas reuniones que hemos tenido con varios países….

En otra línea, el vicepresidente compartió una serie de reflexiones del pensamiento de los pueblos originarios sobre la situación actual del planeta, crisis generada por el mismo empeño de sostener un sistema que hasta ahora solo genera caos, divisiones, desabastecimiento, degeneración de la tierra, acá dejamos parte de la ponencia del vicepresidente en esas instalaciones:

“El pensamiento de la comunidad tiene fuerza protectora y ayuda a separar la información falsa de la verdadera para tomar decisiones, sin escisión, en cada momento. Todo indica que la era del capitalismo de la información y de la comunicación abierta en las redes sociales, son justamente la política y la democracia que sufrirán grandes trastornos. La infocracia intenta reducir a la persona humana a un perfil de datos. El totalitarismo mediático del big data pretende sustituir la comunicación entre las conciencias y el pensamiento libre por la vigilancia y el control de datos. La telecracia, la infocracia y la mediocracia intentan destruir los proceso de comunicación social vigentes y sistemas democráticos, dando inicio a la era del totalitarismo mediático de datos, es tiempo de identificar y comprender el modus operandi de una nueva ultraderecha que opera mediante el control de corporaciones transnacionales, viola la soberanía de los pueblos, trafica y mercantiliza datos y perfiles humanos, genera ganancias sin pagar impuestos, opera desde la clandestinidad, quebrando preceptos constitucionales y normativos de los pueblos independientes.

Todo indica que los operadores de la vieja geopolítica de dominación, aplican modalidades nuevas, recolonizando a la humanidad y al planeta. La segunda línea de fuego se abrirá en los escenarios judiciales una vez liberada la información clasificada confidencial.

El tercer rango de acción, se va a consolidar en los escenarios políticos con el protagonista colectivo que podríamos llamar la hermandad universal de la madre tierra. A una sola voz, declaramos que la energía de la madre de la tierra es indestructible. Necesitamos tomar conciencia de esto, que la cultura de la vida va a desterrar el culto a la muerte que las cinco mil quinientas especies de animales, en peligro de extinción sobrevirarán. Que todos los ríos mares y océanos del planeta, restituirán su potencial vital. Que la energía frecuencia-vibración del especio se liberará de la basura espacial. Que en la gran matriz de vida cabemos todos, sin sentir la sed ni sentir el hambre. Que la hoja de ruta en busca de soluciones urgentes de la humanidad universal de la madre tierra sean las prioridades de calentamiento global, las sequías, aumento del nivel de los mares, reducción de hielos, desaparición de ríos, lagos y las migraciones climáticas de múltiples manifestaciones de vida.

El otro día el Secretario General de las Naciones Unidas, ONU, ha compartido un mensaje y nos ha dicho: ojalá no sea tarde. Los líderes del mundo deberían de reunirse en una Asamblea de la Tierra para discutir los problemas de hoy, ya no desde un punto de vista antropocéntrico. El Antropoceno nos ha hecho mucho daño, el hecho de caminar por ese camino de desarrollo occidental capitalista, nos está llevando a la muerte, así es que no podemos buscar soluciones dentro del mismo capitalismo o con soluciones planteadas dentro del capitalismo que quiere mercantilizar el carbono o que quiere recolonizar el carbono.

Necesitamos ese presionar entre todos, necesitamos aprender a movernos de acuerdo a las leyes de la naturaleza. Hoy día, nos movemos por las leyes hechas por el hombre. Las universidades nos enseñan esas leyes hechas por el hombre y esas leyes son bien excluyentes, son egoístas.

Y hoy vivimos las consecuencias de la aplicación de ese modelo de desarrollo occidental capitalista. De esas leyes hechas por el hombre ¿y qué tenemos?: pobreza, crisis, crisis ambiental, sanitaria, alimentaria, energética, institucional. Muchos hablan de la crisis civilizacional, pero no todo está perdido, ahí está la responsabilidad de las culturas milenarias, los Lakotas, cientos de años atrás, nos han dejado un mensaje y ese mensaje dice: cuando el mundo esté al borde del abismo, cuando haya caos en la humanidad, cuando haya crisis desde el sur del continente, emergerán vigorosos los guerreros del arcoíris para devolver la armonía al planeta. Y los Hokis dicen que estos llamados, a estos que los vamos a conocer como los guerreros del arcoíris, son los que van a devolver la belleza a nuestra madre tierra. Y los guerreros del arcoíris han empezado a caminar desde el sur de nuestro continente y han llevado una propuesta a las Naciones Unidas para que tome conciencia de que cuando estamos hablando del planeta, estamos hablando de nuestra madre tierra, es un código que nuestros abuelos han codificado en whipala.

Y con nuestra whipala desde nuestros cultivos, desde la resistencia, viaja una propuesta a Naciones Unidas y logramos esa declaración universal de los derechos de la madre tierra. Esa propuesta no viaja desde la academia, sino viaja desde la resistencia, lo llevan los guerreros del arcoíris. La whipala es la codificación del arcoíris, no es solo una bandera, aquí están las exigencias de la vida, cuando levantamos nuestras whipalas decimos; queremos volver al camino de la verdad, de la complementariedad, del consenso, del equilibrio, al camino de la armonía, queremos volver al camino de la paz. Cuando levantamos nuestras whipalas estamos diciendo; que todos nosotros somos parte de una gran familia, pero cuando hablo de “todos nosotros” estoy hablando no solamente de seres humanos, estoy hablando de todos los seres vivos, porque no solo los seres humanos existimos.

Aquí está codificado el código Tama, está codificado el código Jiwasa. Jiwasa significa no soy yo, somos nosotros. Y cuando digo somos nosotros estoy diciendo, somos montaña, somos jaguar, somos plantas, somos serpientes, somos Katari, somos Amaru, somos montaña que camina. Porque todos los que nos alimentamos con la leche de la madre tierra que es el agua, somos hermanos.

Pero no solamente los seres humanos se alimentan con la leche de la madre tierra que es el agua, los animales, las plantas, y todos somos hijos hijas de la madre tierra. Por eso buscamos armonía con la naturaleza. Jiwasa, no soy yo, somos nosotros.

Jiwasa es la muerte del egocentrismo, Jiwasa es la muerte del eurocentrismo, jiwasa es la muerte del antropocentrismo, jiwasa va más allá de todo etnocentrismo, no soy yo, somos nosotros.

Hay varios códigos que están codificados en nuestra whipala, el hermano decía: hay que cambiar el mundo. Necesitamos cambiar y muchos hermanos en los foros sociales mundiales, muchos líderes, autoridades, en Encuentros, se han puesto de acuerdo en un lema: otro mundo es posible. Y nosotros los que pertenecemos a las culturas milenarias, decimos: nuestro mundo es posible, porque conocemos, porque sabemos qué es lo que queremos, no podemos ofrecer a nuestros pueblos caminos donde sabemos que no llegan a ningún lado. Peor es si sabemos que ese camino nos está llevando a la muerte, no podemos conducir a nuestros pueblos por ese camino que nos está llevando a la muerte.

Necesitamos cambiar o llevar a nuestros pueblos por caminos que no sabemos a dónde llegan. Y en esta whipala, está codificada el ayllu. El ayllu, no es un modelo de organización de sociedad, el ayllu es un sistema de organización de vida, va más allá solamente de los seres humanos. Por eso hablamos del Pachakuti, pacha equilibrio, y es un código del equilibrio, kuti es retorno. Retorno a la gran matriz de vida, retorno al camino del equilibrio, retorno al camino de la complementariedad, de la hermandad de la unidad, de la armonía, de la paz. Ya sabemos, cuando decimos Jallalla estamos diciendo; por la vida. Y todo lo que tenemos que hacer es por la vida.

Para terminar, les voy a pedir unos Jallalla y todos vamos a empujar lo que estamos haciendo por la vida. Me han invitado aquí para compartir y pienso que eso hay que apoyar. Hay que apoyar lo que la universidad Carlos III está haciendo, sobre estas reflexiones, sobre los derechos de la madre tierra, sobre todo estos temas que están llevando, hay que apoyarlo, lo que nos ha manifestado nuestra embajadora, hay que apoyar, lo que nos ha compartido nuestro hermano, Daniel. Lo que está haciendo esta universidad. Nuestros abuelos dicen: no hay que aplastarlo, hay que apoyarlo, empujar. Porque cada uno de nosotros tenemos energías. Cada uno, con esas energías hay que apoyarlo, hay que empujar, el trabajo de nuestros líderes, el trabajo de los defensores de la vida, de los derechos humanos, de los derechos colectivos, no hay que aplastarlos. Podamos apoyar con las energías para que vayamos poco a poco construyendo ese movimiento de unidad mundial, ese movimiento de hermandad mundial para que podamos defender los derechos de la madre tierra, para defender la vida, para defender el futuro de nuestros hijos y organizarnos para luchar contra los ecocidas, contra los depredadores de nuestra madre tierra”.

¡Jallalla hermanos, gracias! 

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Nahir González, corresponsal en España

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