A las armas

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La crisis política ecuatoriana tomó la senda del odio social y la violencia represiva con un llamado a las armas: “Estamos evaluando con el mando policial la necesidad de dar el siguiente paso. Ya no podemos seguir repeliendo; tenemos que reprimir con uso progresivo de fuerza (…) esto implica la posibilidad de utilizar también carabinas con munición múltiple, es decir, perdigones”, dijo el ministro del Interior Patricio Carrillo. El funcionario hizo el anuncio en respuesta al llamado del presidente Guillermo Lasso quien, a través de un mensaje a la nación, anunció este 24 de junio que el Gobierno nacional utilizará “todos los recursos, que la ley lo faculta, para enfrentar a los vándalos y criminales” que han desatado el caos en el país en el marco del paro nacional convocado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie).

El gobierno ecuatoriano en horas de la mañana de ayer se había reunido con representantes de la bancada legislativa oficialista, miembros del gabinete, mandos militares y policiales para adoptar la decisión, en vista de que el diálogo con los dirigentes indígenas fracasó, luego de que en principio se había llegado a un consenso: “Sin embargo, la violencia del día de ayer, la información que hemos recibido hoy, así como sus declaraciones públicas, evidencian que la intención real del señor Iza es el derrocamiento del Gobierno”. Lasso añadió que está comprobado que “la intención verdadera de los violentos es generar un golpe de Estado”.

Mientras el mandatario hacía un llamado a los manifestantes, a “nuestros hermanos indígenas y campesinos que han sido traídos a Quito con engaños, les pedimos por su seguridad y la de sus familias regresar a sus comunidades”, desde sectores políticos se evaluaba la situación en términos graves: “La décimo primera jornada de #MovilizaciónNacional con carácter indefinido, congregó a varias decenas de miles de personas en la zona entre el parque El Arbolito, El Ejido, Casa de las Culturas y Avenida Patria. Mientras el pueblo organizado crece en fuerza y número, también acrecienta la violencia masiva y permanente, desatada por las fuerzas represivas”. El régimen confirma, a través de su anuncio oficial, que pasa de ser un gobierno impopular que aplica políticas que afectan al pueblo, y se convierte en un régimen impopular que amenaza con ejecutar acciones de represión al pueblo movilizado en protesta social.

Alternativas a la crisis

Las alternativas de salida de la crisis siempre fueron en el orden constitucional y en el orden político. En el terreno de las opciones legales la Constitución contempla la alternativa de la llamada “muerte cruzada”, sea desde el Ejecutivo o desde el Legislativo, que supone la renuncia de los representantes ciudadanos -presidente de la República y asambleístas-, y anticipo de elecciones dentro de un plazo de noventa días, periodo hasta el cual el mandatario gobierna por decretos.

La Asamblea Nacional, actuando a la zaga de los acontecimientos echa mano a la muerte cruzada, mediante una moción de destitución del presidente con anticipo de elecciones. La moción presentada por el bloque progresista -Unes- no deja de ser un saludo a la bandera, puesto que no se trabajó políticamente con anterioridad el acuerdo, que se votará en sesión vespertina de hoy, hasta conseguir los 92 votos necesarios. El correísmo se apresuró sin medir las consecuencias políticas, mientras el bloque gobiernista de Creo, respondió sumando fuerzas de la derecha y centro derecha -PSC, ID, Ban, PK e independientes- quienes anticiparon su negativa a la moción de Unes. Observadores consideran que luego de esta salida, nadie en el Legislativo tendrá el derecho a considerarse legítimamente representantes populares, ya que, políticamente habrán hecho que las cosas sucedan en contra del pueblo y sus demandas.

La derecha ecuatoriana se une estratégicamente, luego de algunas diferencias tácticas, para salvar el proyecto político, incluso sacrificando a la persona que los representa -Guillermo Lasso-, remplazándola eventualmente por algún elemento civil o militar en una figura de recambio, si fuera necesario. Lo importante es el proyecto neoliberal de privatizaciones de servicios públicos, a través de la reducción del Estado, reformas de flexibilización laboral, reformas tributarias con implementación de nuevos impuestos a los sectores populares y medios, reformas educativas, privatización de la salud, mercantilización de la cultura y un largo etcétera contemplado en el recetario fondomonetarista.

El escenario proyecta un coyuntural fortalecimiento político del presidente Guillermo Lasso que saldrá blindado, políticamente, con una gobernabilidad respaldada en una mayoría parlamentaria circunstancial y amparado en la fuerza represiva de las armas. Desde todo punto de vista significa que esta viabilidad política es precaria, puesto que resultará muy difícil que se mantenga en el poder en armonía con el pueblo hasta terminar gobernando los tres años que resta a su gestión.

El diálogo político cedió al lenguaje de las armas, y la guerra social es la política por otros medios. La derecha dijo sí a las armas, y el pueblo llama a las calles. La contienda es desigual, el régimen dispone de todos los aparatos represivos del Estado para ejercer la violencia represiva de la fuerza de manera progresiva: bombas lacrimógenas, parapetos de defensa personal, carros antimotines, hasta armamento letal y tanquetas. El pueblo tiene elementos artesanales de defensa: escudos artesanales, petardos, botellas con líquido incendiario, palos y piedras.

En la guerra lo primero que muere es la verdad, le sigue la justicia y la libertad. Para eso está dispuesta la caja de resonancia de los medios tradicionales obsecuentes que amplifican los mensajes del régimen, mientras la policía y los militares reprimen en la calle la cobertura de los medios alternativos independientes.

Solo queda invocar al espíritu pacifista de los ecuatorianos para impedir el baño de sangre. La historia nos pasará la factura en vidas humanas, pérdidas materiales y valores cívicos pisoteados. Acaso quede una postrera oportunidad de silenciar a las armas y hablar el lenguaje del humanismo y la cordura.

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Leonardo Parrini Periodista, fotógrafo y Director-Editor ecuatoriano de la revista digital LAPALABRABIERTA

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor/a

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