El presidente Petro y la relaciones colombo-venezolanas

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De los victoriosos resultados del candidato progresista en las elecciones presidenciales celebradas este domingo 19 de junio en Colombia, el economista Gustavo Petro, se espera que  tengan efectos positivos para las relaciones entre los gobiernos y pueblos de la República  Bolivariana y de la República de Colombia.

Es muy temprano para afirmaciones absolutas, pero las ofertas adelantadas en la campaña electoral por el presidente electo, Gustavo Petro, fueron claras y precisas: “habrá relaciones diplomáticas y comerciales con Venezuela”. Eso es lo más importante. Dicho esto, construir la relación política con el Presidente Nicolás Maduro Moros, será un tema difícil, no solo por las presiones políticas internas y externas en ambos países sino, también, por la misma visión crítica que Petro, ha tenido y mantiene sobre el modelo político venezolano y, particularmente, por la manera de hacer política de nuestro actual Maduro, difundida a través de los medios.

Pero la agenda política venezolana no será tan importante, en principio, en la gestión Petro porque los temas del Acuerdo de Paz, la violencia terrorista paramilitar, la economía en crisis  y la reforma política y electoral, serán el centro de sus prioridades, a la que se agregará la agenda social del desempleo, la educación, la salud, la propiedad de la tierra y el narcotráfico.

Mucho tino, contención, tolerancia a la palabra política y comprensión de las  correlaciones de fuerzas en un Estado oligárquico, forajido, narcoparamilitar y neocolonial que desde sus estructuras oficiales (fuerza militar, policía e inteligencia, congreso, judicatura) y sus poderosos  factores sociales (el gran empresariado,  sus partidos tradicionales y nuevos partidos de derecha, la curia romana y las iglesias evangélicas,) resistirán  el cambio de época que el presidente electo, Gustavo Petro, el Pacto Histórico y sus aliados políticos y sociales, les han ofrecido a esta renaciente Colombia bolivariana.

No será fácil, y la responsabilidad mayor para mejorar nuestras relaciones la tenemos del lado de acá del Río Arauca, porque no se trata de comercio, inversiones y narcotráfico, en lo que Petro y Maduro coinciden sino de asuntos esencialmente políticos y esas cuestiones necesitan de tiempo,  inteligencia y visión  lejana e integral para recomponer lazos y puentes que nos ayuden  avanzar juntos en la cooperación, el desarrollo y la integración binacional y de toda Nuestra América, en el común propósito de convertir a la región en un polo de poder mundial que favorezca la paz y la  seguridad en el continente y en todo el planeta tierra y le garantice a los pueblos de América Latina y el Caribe, la mayor suma de felicidad posible.

Tenemos que alejarnos de la diplomacia del micrófono,  de los gritos crispados, del adjetivo y la descalificación personal y política, dando paso  a una postura de Estado, respetuosa, prudente, discreta y cimentada en la  diplomacia de paz diseñada y ejecutada por el comandante Hugo Chávez Frías, con el auxilio de su ministro del Poder Popular para Relaciones Exteriores, hoy Presidente de la República, Nicolás Maduro Moros.

El actual gobierno de la República Bolivariana de Venezuela tiene algo menos de dos años para lograr tales propósitos y de lo que hagan nuestros gobernantes se determinará, en mucho, el curso de esta nueva historia de la patria bolivariana nacida en la Campaña Admirable de 1812 y sellada en 1819 en el Congreso de  Angostura, en medio de la guerra anticolonial dirigida por el General en Jefe y Libertador, Simón Bolívar.

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Yoel Pérez Marcano Exembajador de Venezuela en San Vicente y las Granadinas y Belice

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