Doce años se preparó como candidato Guillermo Lasso, miembro del Opus Dei, hoy presidente de la República del Ecuador, para dar continuidad a la imposición de la agenda del Fondo Monetario Internacional (FMI), a la alteridad de poder y dependencia del gobierno federal de Estados Unidos, que traza el manual de subversión político-ideológica para seguir convirtiendo al Ecuador en caja de resonancia del neoliberalismo y capitalismo depredador, perverso, insensible e inhumano.
Las políticas económicas neoliberales, están profundizando el empobrecimiento del pueblo ecuatoriano, mientras se concentra la riqueza en pocas manos y crece la violencia e inseguridad. Ante esta situación, el 13 de junio del año en curso, inicia la movilización y resistencia social garantizada en la Constitución de la República del Ecuador, con la indebida aprehensión del presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) Leonidas Iza Salazar, a quien se le han formulado cargos por autor mediato, aunque inicialmente se pretendía imputarlo por sabotaje y terrorismo, actualmente tiene medidas sustitutivas y el 04 de julio del 2022, tendrá que presentarse a este líbelo penal, ante la jueza respectiva.
En la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), una organización de derechos humanos del Ecuador presentó una solicitud para que se le concedan medidas cautelares al líder social, la que se encuentra en proceso de análisis y aun sin respuesta.
Es absurdo e ilógico que mientras crece la ola de violencia, inseguridad, delincuencia organizada, narcotráfico, no se hayan activado a las Fuerzas Armadas, Policía Nacional, para paliar estos focos que generan un adverso clima de desestabilización ciudadana. Por el contrario, es la lucha del pueblo y resistencia social la que es brutalmente reprimida y que va cobrando dos víctimas mortales, cientos de heridos, personas con su rostro mutilado o con riesgo de perder sus ojos y el bien más preciado e irremplazable como es la vida.
En el umbral de los diez días de iniciada la movilización social, los militares y policías recurren al denominado uso progresivo de la fuerza, usan megáfonos y advierten desde las tanquetas militares, usan perdigones, con el desconocimiento total y la no aplicación de estándares internacionales de derechos humanos, que no les provee patente de corso frente al cometimiento de violaciones a los derechos humanos.
No se puede invocar al diálogo cuando se hace uso de “decretos de estado de excepción”, que se deroga uno, y vuelve activarse otro, con el incremento de más provincias, sobre todo cuando se hace raja tabla de una Constitución que es garantista de la resistencia social.
El llamado al diálogo significa deponer la retórica autoritaria y palaciega que da cumplimiento al plan y agenda del multilateral FMI, que es el responsable de la precarización de derechos fundamentales en más de 150 países en la aldea global, que camina saturada del calentamiento global y el imperio de la injusticia social, causante de las profundas asimetrías que laceran al pueblo ecuatoriano y fundamentalmente a los más desposeídos o considerados datas e indicadores de pobreza, utilizados de la manera más sutil y perversa en cada proceso electoral.
La democracia del voto está colapsada, porque se incumple un programa de gobierno que se hace trizas frente a las demandas populares que son incumplidas. El pueblo ecuatoriano ha ingresado en un quinquenio, y casi a un mes, de dos regímenes con extirpación de las políticas públicas, que no tienen rostros sociales y peor presupuesto para contrarrestar y disminuir la inequidad que pare un sinnúmero de asimetrías, entre las medulares: caída del empleo, miles de servidores/as públicos/as despedidos, así como de casi cuatro mil profesionales de la salud. El colapso del sistema de salud pública que carece de medicinas e insumos médicos para atender a la ciudadanía, disminución del presupuesto en educación, en el sistema penitenciario que desnuda cerca de cuatrocientas personas masacradas en el año de devastación de derechos de un régimen que solo se enfoca en la macroeconomía y un plan de privatizaciones de las empresas públicas estratégicas.
El régimen casi ha estrangulado la inversión pública, cayendo abruptamente a niveles comparables a los años noventa, articulados al denominado feriado bancario, que erosionó las economías de millones de familias ecuatorianas y que expulsó a más de tres millones a la diáspora de la migración, la que actualmente tiene un récord histórico de remesas en más de cinco mil millones de dólares, para los que no hay ningún mecanismo de protección y política pública ecuatoriana en los países donde ejercen su migración que, por cierto, es tremendamente criminalizada en la Unión Europea y los Estados Unidos.
Empero, para el régimen es muy fácil trasladar la culpa a los pueblos tejidos de resistencia originaria, que en el transcurso de estos nueve días han recibido toda la parafernalia, xenofobia, de la estructura comunicacional mass mediática y corporativa de castas de poder político y económico, que consideran que Ecuador es una gran hacienda tradicional con peones incluidos/as, concomitante de las/os estudiantes que levantan sus voces por presupuesto para la sostenibilidad de la educación superior, así como la búsqueda de un cupo para poder estudiar sin que nadie imponga grilletes a su libertad de pensamiento y expresión.
La Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión (CCE), es la custodia de los más valiosos patrimonios culturales, documentales, pictóricos, arqueológicos, históricos que dispone el país. Este 19 de junio, fue objeto de una denominada “denuncia falsa” que allí se estaban almacenando explosivos, algo completamente inexistente, que terminó en una requisición de la Policía Nacional.
Se ha violentado su autonomía, considerada zona de paz, ya que, en 2019, alojó a los pueblos durante el levantamiento social, que tuvo un desenlace fatal de 12 víctimas mortales, personas que perdieron sus glóbulos oculares, persecución política selectiva, juzgamientos extrajudiciales, judicialización de la política, encarcelamientos selectivos. Hasta el momento gozan de la más absoluta impunidad los responsables y mentores intelectuales de este delito de lesa humanidad, cometidos en el régimen de Moreno. La Asamblea Nacional, concedió amnistía a cerca de trescientos líderes y lideresas sociales que para nada le agradó al régimen y a los sectores oligárquicos enquistados en el gobierno de Lasso.
Al momento, la CCE es ocupada por la Policía Nacional, de acuerdo con declaraciones de su presidente Fernando Cerón, quién denunció y manifestó “hoy han muerto los derechos culturales “. En efecto, está siendo ocupada como cuartel de abastecimiento, sus patios y áreas de parqueo vehicular, están llenas de carpas y desde allí salen los policías a reprimir al pueblo de manera violenta.
En las primeras horas de la noche del 20 de junio, la Escuela Politécnica Nacional, institución de Educación Superior, le fue violentada su autonomía universitaria. De acuerdo con la Constitución ecuatoriana las universidades son zonas de paz, el atropello fue denunciado por la Rectora de la institución.
La Universidad Central del Ecuador, a pesar de ser declarada zona de paz, en donde se alojan mujeres con sus niños, este 21 de junio fue terriblemente reprimida por militares y policías. Hay personas heridas y asfixiadas por el uso de granadas de gas aturdidor.
Nadie nos ha contado, hemos visto la actuación de los militares y policías descargar toda su indignación e ira en contra de pueblos que están siendo empobrecidos, por toda esta perversa maquinaria neoliberal que concentra y acumula riqueza en pocas manos, fundamentalmente de la banca y el capital financiero rentista, especulativo. Son estos últimos quienes han terminado enriqueciendo, en cerca de doscientos millones de dólares, a los bancos. Como resultado de la mora, los intereses de deudas contraídas, las que fueron incrementándose en dos años de pandemia, que ha agudizado su producción diversificada la que, por cierto, se ha vuelto suntuaria debido al alto costo de insumos agrícolas, fertilizantes, así como el carente control de precios por parte del régimen.
Los pequeños productores campesinos reciben pagos irrisorios por sus productos, mientras una tortuosa y decadente cantidad de intermediarios/as se enriquecen con el producto de sus manos encallecidas y que al parecer al régimen le importa un bledo.
Parafraseando a Eduardo Galeano, ellos y ellas representan a los/as nadie, que han sido invisibilizados/as históricamente, por un Estado-Nación, misógino, patriarcal, que reproduce las violencias estructurales en contra de las mujeres, expresado en femicidios, en violentar el gobierno de sus cuerpos, que socializa las deudas, y no redistribuye los excedentes del petróleo, que han colocado el precio del barril en más del doble de lo presupuestado.
Existe una reserva monetaria internacional, que está fuera del país, la que sirve para garantizar a un enracimado de bancos y tenedores de bonos de deuda externa, la que bien podría ser empleada para contrarrestar y dar cumplimiento a las reivindicaciones y siembra de la justicia social. En lo ideal excelente, en la práctica, totalmente incumplible.
Ergo, el Ministro de Economía, anclado en la más recalcitrante ortodoxia, cumple con rigurosidad el mandato neoliberal de un capitalismo salvaje al que le brotan diferentes metástasis o problemas de carácter económico, social, político cultural, que jamás va a cumplir las demandas del pueblo.
Así son de insensibles, injustos e inhumanos, estos neoliberales que quieren seguir desgobernando Ecuador a punta de granadas, de gas aturdidor, decretos de estado de excepción y otros de letalidad. Con tremendo golpe a la economía popular y solidaria, y a la clase media, que es la hilacha de queso en medio de este pan enrarecido, que huele a sangre de los caídos y a voces de jóvenes, adultos, de mujeres, de niñez, adolescencia, que todavía sueñan y abrigan la esperanza de una patria en la que se siembra y cosecha derechos, con inclusión, con dignidad, sin miedo, sin inseguridad.
El líder social de la Conaie iba a acudir a un diálogo planteado en una carta por el presidente Lasso, en virtud de la violenta y fuerte represión militar y policial, que ha ocasionado víctimas mortales, la resistencia social se radicaliza.
El derecho de vivir en paz, en plena armonía con la vida, con la madre naturaleza, las cosmovisiones, saberes, oralidades, con justicia social y derechos fundamentales, desde las miradas sexo genéricas diversas y plurales, sigue en disputa.
Hay que seguir conquistado en las calles los derechos humanos, para todes. Cuando la violencia procede del Estado, de un régimen que precariza derechos, no se puede culpar al pueblo e invocar a el diálogo.
“No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es lo más importante” (comandante Ernesto Guevara de la Serna).
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Luis Ernesto Guerra Analista político y activista de Derechos Humanos
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