Petro y la difícil coyuntura colombiana

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Existen suficientes razones y motivos fundados para seguir presumiendo la posibilidad de un atentado letal contra la vida del candidato colombiano Gustavo Petro,  porque la oligarquía criminal de Colombia y sus aliados del narco-paramilitarismo,  no les será fácil aceptar que, poco a poco, pero sin pausa, y con los mismos medios legales de la corrompida República «cocacrática» burguesa, el equipo Petro le ira desmantelando su régimen autoritario y clasista; primero abordando el problema crucial del conflicto armado interno y la aplicación efectiva de los acuerdos de Paz firmados en la Habana, Cuba en 2016 con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc-EP), luego con la reforma agraria profunda a través de la recuperación de tierras del Estado y las arrebatadas al campesinado por el paramilitarismo, tercero, con el nuevo sistema pensional y de salud, siguiendo con la reforma laboral y continuando con la reforma electoral, entre otras medidas.

Tampoco será fácil que  los grupos de poder de la oligarquía colombiana, acepten pasivamente que se  mande a sus casas al generalato narco-paramilitar y se aplique la libertad plena de los prisioneros y las prisioneras de guerra de la insurgencia, la reinserción social, económica y política efectiva y sin represión de los desmovilizados de las fuerzas insurgentes y la disolución de las estructuras paramilitares al interior de las Fuerzas Militares, la Policía y los organismos de espionaje y  represión encubierta del Estado pero, Gustavo Petro ha demostrado valentía, inteligencia, habilidad y tenacidad para enfrentar estas situaciones como diputado y senador y alcalde de Bogotá. No lo han podido parar y ahora, menos podrán pararlo, como no pudieron hacerlo con el comandante Hugo Chávez, después del triunfo histórico del 06 de diciembre de 1998 porque se trata, “no de un hombre, sino de un pueblo en movimiento (..). que ha echado a andar y su marcha de gigante no se detendrá hasta conseguir su verdadera independencia, por la que han muerto muchos, quizás inútilmente…» como se dijo en la Declaración Tricontinental de La Habana. 

Sobre las posibilidades de ganar en la segunda vuelta, no se debería tener muchas dudas, a pesar de que los votos unidos de la derecha fueron más que los de Petro,  porque en estas elecciones no votó más del 55% del Padrón Electoral y porque la derecha llegó a su techo numérico, mientras que Petro todavía tiene crecimiento con el electorado escéptico del triunfo, con los  abstencionista estructurales y los votantes del liberalismo, de las corrientes progresistas y del Partido de los Comunes y demás corrientes contra oligárquicas que miran la oportunidad histórica de derrotar -aunque sea con el reformismo de Petro – a la burguesía narco paramilitar y neocolonialista colombiana. Pero, con este resultado y escenario político, el atentado criminal contra Petro, es ahora más posible que se intente, al riesgo de la guerra civil reactivada y expandida a Bogotá y demás ciudades de toda Colombia y, para eso hay que preparar al Partido socialista unido de Venezuela (PSUV) y demás partidos del chavismo, las organizaciones del Poder Popular y el movimiento social en general, así como a  nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad y defensa nacional y, especialmente, a los cientos de miles de milicianas y milicianos para esa eventualidad porque la expansión de una guerra no tiene fronteras y, en estas circunstancias, el imperialismo yankee y sus satélites de la OTAN, participarán directamente en este conflicto general para proteger  sus intereses geopolíticos y a su aliado estratégico: la oligarquía paramilitar colombiana y su aparato militar-policial represivo.

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Yoel Pérez Marcano Exembajador de Venezuela en San Vicente y las Granadinas y Belice

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