Colombia con el Pacto Histórico en camino a la democracia

119

No pudieron ni podrán,  callar las voces de un pueblo, que ama la vida y la paz en abundancia. Colombia, la hija predilecta de El Libertador Simón Bolívar, siempre estuvo en su ideario la defensa de la vida, abundante de diversidad sociocultural, desde las diferentes miradas, columna  vertebral de un pueblo que despierta abrazado a la unidad en la diversidad.

El Pacto Histórico, es una coalición política, que se configura como un   tejido de diversas organizaciones sociales y políticas, que se ha consolidado a pesar de un lapidario asedio y persecución, por una nefasta oligarquía, cuya raigambre y estructura mantiene un carácter feudal, la cual ha venido conculcando las luchas, las reivindicaciones populares, que cuenta con  una gran maquinaria comunicacional, que difunde la continuidad y la  negación  en la conquista de derechos. El Pacto Histórico (PH), se ha convertido en la primera organización política en la historia republicana de Colombia y la más firme para llegar al Palacio  de Nariño. En el Congreso colombiano se convierte en la gran fuerza política  con senadores y representantes a la Cámara.

La exclusión  histórica está enraizada, al igual que la discriminación y expulsión  de millones de campesinos y campesinas, como desplazados/as, por una violencia, que ha  provocado miles de víctimas,  la mayoría inocentes, derivada de un conflicto, con profundas brechas sociales de injusticia, que hoy se aferran al cambio del PH, dentro del cual la inclusión  es una respuesta a esas taras del neoliberalismo, injusto, insensible e inhumano.

La arena política de Colombia, ha desnudado a regímenes consecutivos, atados al paramilitarismo, que han propiciado una sociedad del miedo,  con una marcada lucha de clases, en donde el pan , desapareció de las mesas,  de millones de familias, y mientras en la oscuridad de la noche, el régimen del presidente Duque, criminalizó la protesta social, a través del ESMAD y el ejército que terminaron  sacando, ojos, generando víctimas mortales, tortura, desapariciones forzadas, exterminio de líderes  y lideresas sociales.

Hay que reconstruir el tejido social desde la vida y por la vida, desde la economía del conocimiento, desterrando el odio, cerrando las heridas, abriendo nuevas páginas, nuevos surcos, nuevos senderos, en la construcción  de la paz, en la gran agenda de la vida, desterrando el mapa del hambre, sembrando el presente, con proyección de futuro, sin olvidar el pasado, sin invisibilizar la impunidad.

La justicia tiene que ser recuperada  al servicio de la gente, del tejido social, atrapado por la telaraña de la injusticia. El pueblo y las clases subalternas, se cansaron de tanta violencia y decidieron en unas elecciones primarias, decirle sí al Pacto Histórico, porque tiene la propuesta de gobierno más  coherente, de gobernar para generar los cambios, que tanto los necesita el pueblo colombiano.  

Hay que sepultar el miedo, la inseguridad   para abrazar el desarrollo sostenible. Tan solo derechos, demanda y reclama la juventud, entre ellos, uno fundamental “la vida”; vivir  en democracia, sin temor, con enfoque de género, generacional e intergeneracional y diverso, con las voces de las minorías, que se respete el derecho de pensar, de organizarse, de asociarse, porque no están delinquiendo.

Son doscientos años de soledad, un tanto parafraseando a Gabriel García Márquez, que han ralentizado y estrangulado, el derecho de vivir en paz. Ergo, es importante contextualizar que Colombia, es la joya preferida del imperialismo norteamericano e internacional,  y la Alianza Atlántica  OTAN, por su situación geográfica, geoestratégica, geopolítica, ya que desde allí se ha orquestado la injerencia a los gobiernos con libre autodeterminación  como Cuba, Nicaragua y la Venezuela Bolivariana. Sembrada de nuevo bases militares y la incubación  o fábrica de mercenarios que callan y apagan las voces de la juventud, que lucha por pan, salud, educación.

Este domingo trece de marzo, se escribió la impronta del sueño y la esperanza para el pueblo de Colombia, abundante de injusticia social, de incumplimiento de los Acuerdos de Paz firmados en La Habana, de recurrente exterminio, en donde la Revolución Molecular Disipada, ha encontrado su terreno y escenario fértil, para exterminar líderes sociales, comprometidos con la defensa de la vida.

Ni el mapa del hambre que carcome a Colombia, pudo detener el proceso electoral de domingo trece, en donde aparece el Pacto Histórico  como la gran fuerza política alternativa, la que pretende implementar un programa de gobierno con ejercicio de derechos  fundamentales como salud de calidad gratuita, dejar de lado las (EPS), educación de calidad gratuita en todos sus niveles, reactivación del aparato productivo,  cambio de la matriz energética,  que será sistemáticamente  sustituida por el uso de energías  limpias o amigables, con los ecosistemas y el ambiente, como la energía, solar, eólica  e hídrica. Fomento y repotenciación del sistema productivo, agroindustrial, economía del conocimiento.

Hablar de derechos no es subversión,  por el contrario es dar cumplimiento a instrumentos internacionales de derechos humanos. Está asustada la oligarquía  y las corporaciones mass mediáticas, que se encargan de penetrar con sus perversas narrativas, abundantes de fake-news, que son persistentes en anestesiar a la gente de sandeces y mentiras.

En silencio y sin hacer ruido, el pueblo acudió  a sufragar, respaldando la propuesta política y programática  del Pacto Histórico.  Aún  flotan en la impunidad, miles de seres humanos, denominados falsos positivos, jóvenes desaparecidos, que posteriormente aparecieron, desmembrados y mutilados, mujeres estigmatizadas, violadas las soberanías  de sus cuerpos, sus orientaciones sexogenéricas.

Allí  permanecieron en la denominada primera línea, en donde la olla popular y comunitaria, saciaba el hambre de los adolescentes y jóvenes, que demandan derechos, y que el Esmad, reprimía,  sacaba ojos, mediante el uso de armamento letal  y que apagaba la vida, con el silencio y opacidad de la comunidad internacional y un sistema de Naciones  Unidas, enredado en una diplomacia de papeles, que ha hecho caso omiso a estas recurrentes violaciones.

Esa es la repuesta de un pueblo, que se cansó de tanta inequidad e injusticia y un acumulado histórico de violaciones. Por ahora comenzó  la campaña electoral presidencial que se realizará  el domingo 29 de mayo. Gustavo Petro Urrego, viene de ser uno de los políticos  con gran trayectoria, ha sido alcalde mayor de Bogotá,  la capital del departamento de Cundinamarca y de Colombia, diplomático, senador y actualmente firme candidato a llegar al Palacio de Nariño, un progresista, en donde en El Pacto Histórico  encontramos un tejido plural  y diverso de organizaciones políticas, culturales  de ecologistas, ambientalistas, feministas, las voces de los pueblos originarios, afrocolombianas/os, sexogenéricas,  otredades culturales.

No es sorprendente que haya ganado las primarias en el Pacto Histórico, porque  es el resultado de su contacto directo  con el pueblo colombiano, que le ha dicho lo qué va hacer, que requiere gobernar y construir gobernanza, pensando en las grandes mayorías,  con políticas públicas,  del tamaño de sus sueños. Es notorio  y evidente el apoyo a una propuesta progresista.

Por ahora hay que seguir construyendo y ampliando la coalición  a fin de lograr la mayor cantidad de votos que le permitan a Gustavo Petro, llegar a Nariño. En el ajedrez  político electoral vemos a Fico Gutiérrez, representante de esa Colombia oligárquica, a Sergio Fajardo, de las filas  de la denominada Centro Esperanza.

Empero, El Pacto Histórico, tendrá  que seguir bañándose  de pueblo, seguir construyendo y tejiendo alianzas estratégicas, a fin de triunfar en primera vuelta electoral. Es relevante en el PH, la presencia de Francia Márquez, la  tercera candidata más votada en esta consulta de primarias, una líder afrocolombiana, feminista, del movimiento Soy porque Somos y del Polo Democrático,   activista ambientalista, y de derechos humanos.

Le llegó el tiempo a Colombia, un tiempo hermoso, de vivir. Un tiempo intenso. Un tiempo de la historia, en el que por fin tengamos, como generación  una segunda oportunidad. Nos llegó  el tiempo de ser una potencia mundial de la vida. Adelante, es la hora del triunfo,  es la hora de la victoria. A ganar en la primera vuelta presidencial. ¡Qué  viva el Pacto Histórico!”, expresóelcandidatoGustavoPetro.

Es importante  tomar en cuenta que el gran derrotado ha sido el partido Centro Democrático,  que mantiene en el Palacio de Nariño, al presidente Iván Duque, cuyo máximo líder  es el expresidente  Álvaro Uribe Vélez, el gran alfil neoliberal, que no permitió  el cumplimiento de los Acuerdos de Paz firmados en la Habana y que es el conductor de 20 años de neoliberalismo. Empero, no hay que desconocer, que la derecha sale reforzada de la gran noche electoral. Abrigamos la esperanza, que Colombia vuelva a ser parte de Latinoamérica  y El Caribe,  como región de paz. Que la justicia social, sea el camino que le permita al hermano pueblo de Colombia encontrarse  para disfrutar el derecho a vivir en paz, con un desarrollo , compatible con los objetivos de la agenda  ONU2030  con integración,  solidaridad, cooperación, desde la diversidad y heterogeneidad sociopolítica y cultural de nuestros pueblos.

________________________________________________________

Luis Ernesto Guerra Analista político y activista de Derechos Humanos

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor/a

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí