Rusia bombardeó un hospital infantil en Mariúpol, Ucrania, las imágenes estaban ahí, se mostraron al mundo por las redes y canales de televisión, personas de todos los sectores creyeron en la terrible noticia; incluso quienes critican el accionar del norteamericano, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Unión Europea (UE) demostraron su intolerancia, como es lógico, a un hecho como este. Pero luego de comprobado y también denunciado por el gobierno ruso que se trataba de un fake news reinó el silencio sobre el tema.
Claro, se entiende que las personas honestas y de buena fe no se les pasa por la cabeza que puedan mentir hasta esos niveles, que modelos se presten para mostrarse ensangrentadas frente a un supuesto hospital infantil bombardeado. Es la noticia más cruel inventada en este bombardeo mediático contra el gobierno ruso.
El imaginario que se presenta en esta realidad virtual, donde la maldad líquida se diluye por todos lados, nos está arrastrando a un mundo irracional y perverso, porque la ética y la moral necesaria para continuar con la vida humana se resquebraja ante los montajes de este tipo.
Para que la hegemonía cultural occidental siga dominando, se requiere del control de los medios de comunicación, de hablar de libertad prohibiendo la información procedente de medios rusos o de cualquiera que difunda otro tipo de noticias distinto sobre la guerra. Además de la destrucción de la figura del presidente de la Federación Rusa, Vladímir Putin, situándolo como el villano más villano de la película y el presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, de víctima y mesías de su pueblo, olvidando todo los antecedentes neonazi-fascistas de sus políticas de persecución que llevaron a profundizar el conflicto, como la matanza de Odessa y los bombardeos al Donbass por parte del Ejército ucraniano, que durante mas de ocho años ha cobrado miles de vidas inocentes.
La verdad está herida en estos momentos, solo conocemos una parte, se vulnera el derecho de todas y todos a conocer los hechos de forma veraz. La verdad está bombardeada y debemos salir a buscar las otras partes, las otras miradas y también tenemos la obligación de defenderla, de desmontar los fake news que intentan manipular la conciencia colectiva.
He aquí algunas de las frases y titulares que son mentiras y se han publicado y replicado en redes:
“Un tanque ruso aplastó un vehículo civil en Ucrania”, desmentido por corresponsales y prensa. “La planta de Chernóbil sufrió un ataque nuclear” (desmentido por la BBC). “Los rusos están atacando edificios de vivienda y asesinando indiscriminadamente población civil” (desmentido en Tv Perú). Las viviendas y edificios fueron filmados en Donetsk hace un par de años. “Todos los soldados de la isla de las serpientes han sido asesinados por un buque ruso” (desmentido por CNN en español, replicando a la Armada ucraniana. Los defensores de la isla de Zmiiniy –o Isla de las Serpientes– en el Mar Negro, están vivos). “Rusia está utilizando armas de destrucción masivas prohibidas” y pare de contar.
Se manipula y tergiversa la realidad desde laboratorios donde se sataniza a los medios que presentan equilibrio informativo, que hacen llamados a la opinión pública para que no se tomen represalias absurdas, como en el caso de la discriminación y violencia contra el pueblo ruso, contra todas las expresiones de su cultura, incluyendo sus medios de comunicación y sus periodistas permanentemente asediados, situación nunca antes vista en el escenario geopolítico. Intentemos de todas las formas y cabe decir, por todos los medios, de encontrar la contraparte y no creer de buenas a primeras en las mentiras infames presentadas como verdades que osan presentar a la OTAN-UE-Estados Unidos, promotores de guerras y destrucción, como los buenos en este conflicto que tristemente se prolonga.
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Cris González Directora de Correo del Alba