Estados Unidos, convertido en el hegemón y gendarme de la humanidad, mediante la refuncionalización de sus doctrinas, la expansión de sus bases militares, además de la absurda y demencial penetración, geopolítica y geoeconómica a través de sus complejos militares, industriales y financieros, manejados vía Pentágono. No deja de agitar, crear y encender conflictos, porque esas son sus lógicas y dialécticas, de subversión política e ideológica, para vender armas y llegar con su denominada ayuda humanitaria y cooperación militar.
El imperialismo, sobre la base del neoliberalismo, que es un proyecto de sociedad, quiere seguir manteniendo su alevosía y perversidad, su brutal modelo de acumulación, que criminaliza al otro mediante un sistema autoritario bélico.
En el ajedrez geopolítico y geoestratégico, la OTAN, es el brazo armado de la Unión Europea, para la que, al parecer, los tiempos de guerra fría no se han terminado, por el contrario, activa las alarmas y su presencia en Europa del Este en contra de Rusia, que es una importante potencia económica, militar, tecnológica, que según declaraciones del Presidente de la Federación Vladimir Putin, no tiene ningún interés en amenazar o atacar a Ucrania, sabiendo que allí, existen dos regiones o provincias con población étnicamente rusas y el 30% de la población habla ruso.
El interés de Rusia es la defensa de la cuna de la cultura eslava.
Nadie puede impedir que, de manera soberana, Rusia, cuide sus fronteras, más aún cuando el gobierno federal de Biden, que atraviesa una crisis interna sistémica y multidimensional, la que pretende ocultar y salir fortalecido con los recurrentes ataques en el concierto y comunidad internacional, a Rusia, erigiéndose como el árbitro del bien, portador de la paz, cuando en él subyacen, misiles, marines , mercenarios, para destruir la libre determinación de los pueblos y mantener su presencia con la OTAN.
En América Latina, su socio geoestratégico es Colombia, que se configura como un gran peligro en la región, declarada por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe CELAC, como una región de paz hace más de una década cuando se constituyó.
El fin en mente, es la continuidad del asedio e injerencia a pueblos que se alejan del formato del consenso de Washington, su orden y establecimiento.
En la mira telescópica de sus aviones y drones no tripulados, los misiles apuntan a Rusia, el gasoducto de Nord Stream 2, para proveer de este importante energético a Alemania, que no tiene ningún interés en embarcarse en una confrontación y conflicto bélico, el que podría tener incalculables consecuencias para la humanidad.
¿Cómo se sentiría el big brother norteamericano, si en Miami o La Florida, estuviesen presentes portaaviones de Rusia, misiles apuntando a la Casa Blanca, El Pentágono, o militares de la Federación de Rusia?
Se conoce que una gran estructura mass mediática, se encarga de diseminar una narrativa diferente al terreno de los acontecimientos, y en posicionar a Rusia como el malo de la película.
Hablemos claro, una alianza estratégica económica de cooperación e integración y despertar de las denominadas economías emergentes, conformadas por Rusia, China, Irán, India, mantiene en vilo y ha generado temores al imperialismo norteamericano e internacional.
Ello se llama, camino a un mundo multicéntrico y multipolar e ir dejando de lado al dólar, convertido en el patrón monetario universal de transacciones comerciales, de comodities, es decir, en materia petrolera como: Petro yuanes, Petro rublos, Petro reales, que son sus monedas locales.
Ergo, no se puede tapar el sol con los dedos de Biden, Blinken y la OTAN, que, por cierto, cumple a raja tabla los mandatos de Estados Unidos, y el sionista Estado de Israel, que continúa en su nefasta escalada de exterminio del pueblo palestino.
No es por casualidad, ni tampoco gratuita la presencia de la OTAN, en Colombia, convertida en otro laboratorio para violar derechos humanos y exterminar a líderes/as sociales. Concomitante, en el manual de injerencia, constan Cuba, Venezuela y Nicaragua, que se han convertido en la columna vertebral de la libre autodeterminación de los pueblos de Latinoamérica y El Caribe, a pesar del terrible delito de lesa humanidad, como es el bloqueo económico, financiero y comercial, impuesto por los Estados Unidos a Cuba y Venezuela, similarmente las medidas coercitivas unilaterales, sanciones, persecución sistemática a Nicaragua, y a funcionarios estratégicos, de estos gobiernos.
La comunidad internacional, se manifestó en marchas de antorchas por el levantamiento y desbloqueo del bloqueo perpetuado e impuesto en contra de Cuba. Sin embargo, no deja de seguir llevando su solidaridad a la humanidad, mucho más en tiempos de pandemia. Empero, la OTAN renacionalizada ¿qué hace en Europa del Este, cumpliendo el papel de brazo armado del imperialismo norteamericano? Este big brother imperialista, siempre ha sido autoritario y ha tenido actitudes de tinte filofascistas, por mencionar últimamente, Yemen, Afganistán, Haití. Jamás entenderá que ya el mundo no es su gran patio bélico porque los pueblos siguen despertando en la construcción de una nueva humanidad, con justicia social y pleno ejercicio de sus soberanías, sin la alteridad de poder de Biden y la OTAN.
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Luis Ernesto Guerra Analista político ecuatoriano y activista de Derechos Humanos
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