La Nicaragua que vimos no es la que dice CNN

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Haremos referencia a un país en total paz, concentrado en el impulso a las fuerzas productivas, que promueve la equidad política de género y un sistema de salud pública que ha neutralizado con éxito la pandemia del Covid-19. Recientemente visitamos Nicaragua en el marco de la toma de posesión del presidente constitucional Daniel Ortega y el inicio de una nueva gestión gubernamental. Desde el principio notamos algo diametralmente distinto a lo que CNN o Univisión nos dicen sobre el hermano país.

Lo primero que resalta es la imagen de la ciudad de Managua, una capital en movimiento y rebosante, distinta a la que vimos en 2018, cuando la economía de la urbe y el clima sociopolítico estaban en tensión por el intento de golpe de Estado y las secuelas que dejó la violencia sediciosa de la derecha que trajeron como consecuencia en ese entonces la caída total del turismo, la pérdida de cientos de miles de empleos, destrucción de bienes y afectaciones económicas directas e indirectas en miles de millones de dólares, aunado a las presiones y sanciones de Estados Unidos contra Nicaragua.

Se trató de un plan orquestado para tomar a Nicaragua por asalto y destruir los logros sociales y económicos del país, campañas mediáticas desde los centros de poder. Pero los golpistas fracasaron debido a la fortaleza del tejido social nicaragüense, la tradición popular del sandinismo y la formación humanista del pueblo de Rubén Darío, Sandino y Fonseca Amador. Los complotadores no pudieron, ni podrán.

El gobierno sandinista se mantuvo en el poder remontando las dificultades apoyándose en el arraigo en el pueblo y en su visión estratégica del país. El sandinismo encarna las fuerzas productivas de Nicaragua y es esa la explicación de porqué el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) se mantiene contra viento y marea en el poder desde 2006. Su segunda etapa de gobierno, después de la primera experiencia en los años 80 tras el triunfo de la Revolución Popular Sandinista (RPS), en julio de 1979.

Otro aspecto que suscitó nuestra atención en esta visita a Nicaragua es cómo el país ha manejado con éxito la pandemia del Covid-19. Es notorio el uso de mascarillas por la población, aun cuando los niveles de contagio son los más bajos de Centroamérica y eso se debe a la campaña de conciencia permanente en los medios, al sistema preventivo de salud y la participación de la organización popular en las comunidades, un legado de la Revolución que creó a los llamados Comités de Salud. Además, Nicaragua cuenta con 70 hospitales, caso único de la región centroamericana.

Igualmente visitamos las universidades y la educación superior está fortalecida mediante una amplia red de centros de estudios públicos a precios accesibles, simbólicos –diríamos–, para el pueblo y en donde los estudiantes gozan de conquistas sociales como el bono de matrícula y de alimentación. Todo gracias al 6% constitucional para la educación fruto de las jornadas de lucha estudiantil y popular de los años 90, de resistencia a la ofensiva neoliberal a la salida del sandinismo del poder en esa década.

El  gobierno sandinista está completamente enfocado al desarrollo diversificado de la economía nicaragüense, buscando la industrialización, el fomento de la tecnología mediante el intercambio internacional, la modernización del agro y el auge de la capacidad logística de transporte y comunicaciones del país, apoyándose en vigorosas alianzas nuevas y estratégicas con potencias como China y Rusia, además de  decenas de naciones con economías emergentes y alternativas al polo hegemónico de Estados Unidos y sus títeres. Estos últimos únicamente interesados en asfixiar los procesos de desarrollo ajenos a su control global y que se sustentan en la soberanía de los pueblos en cuestión, como lo es en este caso el pueblo nicaragüense.

Prueba de la contundencia del sandinismo son las pasadas elecciones de noviembre de 2021, en las que participó el 65% del padrón electoral y el sandinismo, con Daniel Ortega a la cabeza de la candidatura presidencial, obtuvieron el 75% de los votos válidos, frente a una oposición partidaria tradicional liberal/conservadora carente de liderazgo, mística, arraigo social. Por otra parte, está la oposición mercenaria conformada por fundaciones pagadas desde Estados Unidos, que llamaron al boicot electoral sin éxito.

La mayoría del electorado de Nicaragua quiere la concordia y el progreso de la nación, pero sin alejarse del histórico sentimiento patriótico y antiyanqui del pueblo. Quienes no entienden eso no comprenden al pueblo de Nicaragua y en qué radica la fortaleza del FSLN.

No podemos finalizar sin mencionar dos hechos insoslayables a la hora del balance sobre Nicaragua y que son la participación notable y entusiasta de la juventud en las actividades del sandinismo, así como el alto nivel de igualdad política alcanzado por las mujeres a partir del proyecto de país impulsado por el FSLN. En la Asamblea Nacional la mitad del pleno está conformado por mujeres diputadas casi todas sandinistas, igual en el gabinete ejecutivo, en donde más de la mitad son féminas, lo que convierte a Nicaragua en uno de los seis países del mundo con más igualdad de género a nivel del ejercicio gubernamental y político.

Todos estos aspectos son ocultados por las transnacionales de la desinformación empecinadas en solapar el éxito de la conducción del FSLN, además de vender una imagen falsa de Nicaragua como parte de las conspiraciones de Estados Unidos contra este país centroamericano.

En definitiva, Nicaragua hoy cuenta con sustentadas esperanzas en el porvenir y constituye uno de los protagonistas del eje antihegemónico de fuerzas geopolíticas que lucha por erradicar el oprobioso unilateralismo de postGuerra Fría en las relaciones internacionales y reemplazarlo por un mundo en que la cooperación internacional y el intercambio justo sean las reglas a seguir como herramientas del progreso de los pueblos en el siglo XXI.

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Jorge González Panameño, profesional del Derecho, docente universitario y luchador social

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor/a

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