EXCLUSIVO │ Rodrigo Mundaca, gobernador de Valparaíso: “Los principales bienes comunes en América Latina son el agua y la tierra”

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Rodrigo Mundaca es el primer gobernador electo en la historia de la región de Valparaíso, en Chile, en comicios donde obtuvo más del 60% de los votos. No es un aparecido en política, por el contrario, ha luchado la mayor parte de su vida en contra de las injusticias: primero, en contra de la dictadura pinochetista, lo que le costó el exilio en Cuba; y luego, ha sido una de las figuras centrales en la defensa de los «bienes comunes», nombre que, como señala, deberían adoptar los denominados recursos naturales, sobre todo el agua, privatizada en Chile, donde se atraviesa una sequía histórica.

Este ingeniero agrónomo es reconocido por su apoyo permanente a campesinos/as y agricultores/as, además de su incansable activismo en la denuncia, a nivel nacional e internacional, sobre la situación del acceso al agua en diversas localidades chilenas, principalmente en la región de Valparaíso.

Mundaca ha enfrentado agresiones físicas y numerosas amenazas y persecuciones que no cesan ni siquiera ahora que es una autoridad electa. Su opción por un Chile más justo, sin detenerse ante las amenazas y persecuciones, y por ser un  defensor de los Derechos Humanos, ha sido reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), habiendo recibido el Premio Internacional de Derechos Humanos de Nuremberg (Alemania) y una distinción especial por parte del Instituto Nacional de Derechos Humanos en 2019, entre otros.

Usted es el primer gobernador electo que tiene la región de Valparaíso, ¿cómo logró una mayoría absoluta, conseguir más del 60% de los votos?

Soy militante de la causa del agua, uno de los fundadores de un movimiento que surge al interior de la región de Valparaíso, el Movimiento de Defensa por Acceso al Agua, la Tierra y la Protección del Medioambiente (Modatima), una expresión de resistencia organizada desde el foco del agua al interior de esta región, a propósito de que Chile es el único país del mundo que tiene privatizadas sus fuentes de agua desde la dictadura, desde 1980 en adelante, y privatizada la gestión del agua desde 1998 en adelante, durante los gobiernos de la Concertación.

Somos una expresión de resistencia organizada ante el despojo del agua. La provincia de Petorca se caracteriza por el monocultivo de paltos, grandes productores y empresarios se apropiaron de los cerros, de los ríos, ante la impunidad y la ausencia de institucionalidad, ante un dispositivo constitucional y jurídico que ha hecho que las aguas sean más importantes para la industria extractiva y no para las comunidades.

El despojo del agua en la provincia de Petorca ha sido brutal. En ese territorio nos organizamos. Mujeres y hombres del campo, de la ciudad, armamos nuestra organización y desplegamos una estrategia muy simple al inicio: 1) Visibilizar el conflicto por las aguas que existen en Chile para mentalizar el debate público, puesto que en la Constitución Política de 1980 está consagrado el régimen jurídico privado de las aguas y movilizante; 2) Desplegar un amplio abanico de formas de luchas que vivenciaran y reflejaran lo que significa el vivir privados de agua. Nuestra organización, junto a otras, instauró la lucha por el agua en el país ya hace más de una década, pero se comienza a articular con otros movimientos: los movimientos para recuperar los fondos de pensiones para los trabajadores, el movimiento de los trabajadores para la educación, de la salud, de la vivienda.

Empezamos a protagonizar junto a otros movimientos sociales los despliegues de masas más importantes que ha habido en el país los últimos tiempos, con una agenda súper intensa de trabajo. En 2018, en la ciudad de Nuremberg, fui destacado por nuestra promoción y defensa del Derecho Humano del  agua en Chile y el 2019 por la Fundación Danielle Mitterrand, en París, por el mismo propósito. Pero ha sido una batalla larga. Fuimos criminalizados en 2014, nos llevaron 24 veces a cuatro tribunales distintos por imputar la usurpación de agua a un exMinistro del Interior de Michelle Bachelet. Nos condenaron por ello, sin embargo, siempre nos mantuvimos batallando intensamente.

Somos un movimiento social que no pertenece al consenso  elitario clásico que ha conducido los destinos del país desde 1990 en adelante. No pertenecemos a ese consenso elitario, ni nos gusta, ni queremos participar, ni ser parte de ese consenso. Cuando viene el estallido social, la revuelta popular, el 18 de octubre de 2019, estábamos muy activos. Fuimos, diría yo, decidores de la revuelta popular. Estuvimos desplegados por todo el país, participamos de la marcha más grande, el 25 de octubre de 2019, en la ciudad de Santiago.

En diciembre de 2019 fui sindicado como blanco de interés de la inteligencia policial, habiendo sido premiado internacionalmente, en fin…. Estábamos en ese despliegue muy intenso, en el marco de la revuelta popular, cuando el 20 de marzo de 2020 se decreta la pandemia en Chile y en ese momento nuestro movimiento entra en una profunda reflexión. Utilizando el argot popular, un compañero decía: «¿Cuánto tiempo más permaneceremos en la galería de los estadios gritando: ¡arbitro saquero!, ¡arbitro ladrón!, sin disputar el partido?»

Y empezamos a discutir, intensamente, la necesidad de disputar espacios de la institucionalidad que nos permitieran colocarla al servicio de la superación de las asimetrías nacionales y regionales.

Finalmente, en agosto de 2020 nuestra organización decide participar con candidaturas para el proceso constituyente y disputar la Gobernación de Valparaíso. Entendiendo que en Chile, producto de la centralización, nunca se había elegido a un gobernador regional mediante el voto popular, siempre Santiago ha sido un reino y sus élites políticas, económicas, culturales, las que han definido nuestra vida, nuestros territorios. El movimiento me dio la misión de disputar la Gobernación. Por eso, después de una larga campaña, desde agosto de 2020 hasta el 15 y 16 de mayo de 2021, que se realiza la primera vuelta de elecciones de gobernadores, pero también de constituyentes. Esos días de mayo nos transformamos, en la región, en la primera mayoría nacional: saqué 300 mil votos, ganamos en primera vuelta, derrotamos al consenso unitario clásico, a un candidato de la Unión Democrática Independiente (UDI), y al candidato de la Concertación, un exrector de una universidad de la región de Valparaíso.

Hago este racconto porque fue una disputa muy intensa, álgida, creo que finalmente la causa que hemos encarnado durante tanto tiempo y la coherencia que ha mantenido el movimiento, a pesar de las enormes adversidades que hemos tenido que enfrentar y que seguimos enfrentando, nos hemos mantenido siempre de pie eso: el pueblo trabajador, el pueblo sencillo, lo premió con el voto, yendo a votar, la clave en la votación está ahí. El haber estado en una batalla que hoy le hace mucho sentido a mucha gente. Dentro del proceso constituyente el tema del agua es lo que más se habla en materia ambiental, de una nueva institucionalidad y de nuevos modelos de desarrollo; y nosotros encarnamos esa batalla, esa ética, ahí está la clave. 

«La primera derrota que sufre el neoliberalismo en América Latina tiene que ver con la guerra por el agua en Bolivia”

¿Cuál es su propuesta para solucionar las históricas demandas de la sociedad en la región que representa?

Nosotros elaboramos un programa de gobierno regional donde señalábamos que la región de Valparaíso es una región de derechos, con equidad, con inclusión, que le dé visibilidad a los grupos prioritarios como niñas, niños y adolescentes, disidencias sexuales, población migrante, mujeres cuidadoras, mujeres temporeras, mujeres trabajadoras. Una región con memoria, puesto que un pueblo que no tiene memoria comete el error dos veces: primero como tragedia y luego como comedia; y estuvimos a punto de cometer el error dos veces, vía comedia desde la institucionalidad.

Encarnamos un programa de gobierno que habla de una base económica justa y solidaria, que pone los instrumentos de fomento en función de superar las asimetrías, reactivar el empleo, pero focalizado fundamentalmente en trabajadoras y trabajadores. Hemos dicho que queremos un territorio que tenga una planificación integrada, sostenible, que no deprede, que no degrade, y dos principios fundamentales: democracia directa y participación.

Ese programa es lo que hemos estado, en este corto periodo, haciendo. Aún no cumplimos seis meses, pero lo pusimos en discusión y es lo que hemos estado haciendo.

A mí como gobernador me toca presidir el pleno que está integrado por 28 consejeras y consejeros regionales, soy voto dirimente. Tengo iniciativa política, presupuestaria y lo que hemos hecho durante todo este período es precisamente poner a disposición de las organizaciones sociales y del pueblo más precarizado recursos presupuestario para combatir el desempleo, para combatir la invisibilidad, para combatir las asimetrías. Este gobierno regional administra algo así como 87 mil millones de pesos, uno puede decir es una tremenda cifra, pero el Estado en esta región invierte 1,9 billones de pesos, por tanto, el presupuesto con el que cuenta el gobierno regional es menos del 5% del presupuesto global. Con todo, son recursos que son importantes para las organizaciones, para las comunidades.

Acabamos de terminar un concurso que se llama del  «6%», que es un fondo concursable del gobierno regional y que se apertura a organizaciones deportivas, culturales, de seguridad ciudadana… mejoramos las bases hoy día e incorporamos lo social y lo ambiental y estamos concluyendo ese concurso de mil 500 millones de pesos que hoy día les entrega, a repartir, a 441 organizaciones.

Acabamos de firmar todas la subvenciones y son organizaciones deportivas, culturales, sociales, ambientales, de seguridad ciudadana, que son muy importantes y relevantes para la deconstrucción del tejido gregario; a propósito de cómo nos ha golpeado la pandemia, desagregando, destruyendo esta conducta gregaria que tenemos los seres humanos. Iniciativas de esa naturaleza tienen como perspectiva última precisamente reconstruir el tejido gregario, el tejido comunitario.

Y lo que hemos logrado hacer en este tiempo ha sido muy intenso, es una pega dura, una región que es la más importante del país. Me toca trabajar con 38 comunas, tengo un equipo de compañeros que están al lado mío 24/7. Hoy  tenemos aproximadamente 500 mil personas sin agua, sin acceso al agua potable, y nunca pensamos que íbamos a tener que involucrarnos en la formulación de un proyecto, que aprobamos en el Consejo Regional, de cinco mil millones de pesos para comprar 52 camiones aljibes. Entendiendo que el camión aljibe no es la solución estructural que busca nuestra organización que siempre ha planteado la recuperación del agua, la democratización del agua, hacerla un bien común, de su acceso un derecho humano, las prioridades de uso, reparación ecosistémica. Sin embargo, la situación es tan crítica y ver a un alcalde y alcaldesa pedirnos 17 camiones aljibes, un camión para distribuir agua en el territorio… Y luchamos intensamente por formular un proyecto para adquirirlos. Y  entregamos dos, en donde está el epicentro nacional de la violación del derecho humano del agua. Para nosotros fue muy simbólico lo que hicimos, estuvimos con el equipo. Y creo que lo que hemos hecho es precisamente poner a disposición nuestras capacidades, los camiones los entregamos, en la comuna de Petorca, que es la comuna más pobre del país: 26% de cesantía, donde de 12 escuelas rurales ocho están cerradas por falta de agua; y llegamos con dos camiones aljibes…fue un día hermoso. 

¿Cómo ve el futuro de los pueblos, más allá de Valparaíso, de esta región si el agua es cada vez más escasa?

Creo que la primera derrota que sufre el neoliberalismo en América Latina tiene que ver con la guerra por el agua en Bolivia, que es un elemento que distingue lo que ha sido el movimiento de masas en América Latina, y creo que hay que colocar en valor esa batalla, la guerra por el agua que se libra en Cochabamba y que irradia para todo el país. Finalmente, a mi juicio, es una de las primeras derrotas que sufre el neoliberalismo en América Latina, sin duda.

Pero, evidentemente, la presión que hay sobre bienes naturales comunes en América Latina es feroz, porque la industria extractiva demanda muchísima agua, la industria forestal, la mega minería a cielo abierto, el monocultivo, los holding inmobiliarios que se construyen sobre los cuerpos de agua.

Probablemente la presión que hay en América Latina sobre los cuerpos de agua es feroz, para seguir invadiendo nuestras comunidades, nuestros pueblos, con industrias que finalmente les tributan a los sectores más poderosos, pero no al país, no les tributan a los ciudadanos, no les tributan a los pueblos y creo que esa batalla está absolutamente vigente, instalada. Y probablemente el país donde más emblemáticamente se da hoy es en Chile, porque es asimétrica, en términos de fuerza y medios, cuenta con un respaldo jurídico muy potente para seguir defendiendo a los dueños del agua, en detrimento de las comunidades que no tenemos agua, por tanto creo que es la batalla del presente y del futuro inmediato.

Imagínate que en Chile todos los salubristas, en Bolivia también y en América Latina, nos dicen que una de las formas de mantener alejado el Covid tiene que ver con lavarse las manos de forma frecuente y continua con agua corriendo, a lo menos 20 veces durante el día. ¿Cómo te lavas las manos 20 veces durante el día cuando a través de camiones aljibes se entregan 50 litros de agua por persona? ¿Cómo mantienes tu higiene corporal con 50 litros de agua por persona y cómo puedes satisfacer tu demanda de agua de bebida dulce? Es imposible, en Chile particularmente. A mí me tocó estar antes de la pandemia en distintos lugares de Europa hablando de la problemática del agua en Chile, y todo el mundo refiere al país como el reflejo más nítido de lo que ha sido el despojo de bienes naturales comunes en América Latina.

Un teórico que siempre lo cito porque lo leo, británico, geógrafo, marxista, que se llama David Harvey, y que habla del patrón de acumulación por desposesión, yo cuando lo interpreto, y no tengo temor de  decirlo, ufanamente plagió a Carlos Marx, cuando hablaba de la teoría del valor hablaba de dinero, mercancía, dinero incrementado, yo digo que hoy día es: recursos naturales, dinero, dinero incrementado. Hoy la apropiación de los recursos naturales en Chile es la principal fuente de riqueza de las principales fortunas del país. Las fortunas de Matte, de Angelini, etc., se han edificado desde la propiedad privada de los bienes naturales comunes, por eso que estas batallas son tan emblemáticas en América Latina, ponen la centralidad del futuro gobierno, cuando habla de que este va a tener una profunda impronta ecológica y que la Constitución que esperamos tiene que tener una impronta ecológica determinante, creo que ahí están estas esperanzas depositadas. 

«Dentro del proceso constituyente el tema del agua es lo que más se habla en materia ambiental, de una nueva institucionalidad y de nuevos modelos de desarrollo»

En la Constitución boliviana el derecho al agua está como un derecho «fundamentalísimo» ¿qué posibilidades hay de que en la Constitución que se está elaborando en Chile exista este concepto?

La Constitución Política de 1980 en Chile, que se aprobó en dictadura, en el Artículo 19 numeral 24, sostiene literal «los derechos de los particulares sobre las aguas reconocidos o constituidos en conformidad a la ley otorgarán a sus titulares la propiedad sobre ella».

En Chile constitucionalmente se encuentra consagrado el régimen jurídico privado de las aguas. Eso es lo que lo hace inédito a nivel parlamentario. Yo he visto y leído otras Constituciones donde se consagra el derecho humano al agua. La Constitución francesa, por ejemplo, consagra el derecho humano al agua y, además, impide que te corten los servicios básicos por no pago, y lo dice así expresamente.

Nuestro movimiento Modatima tiene ocho constituyentes, siete mujeres y un hombre, y con ocho constituyentes se puede presentar unainiciativa popular. Nuestra organización ya presentó la primera norma constitucional (a mediados de diciembre) de agua. Que señala asegurar un bien común y de su acceso: un derecho humano, establecer prioridades de uso, reparación ecosistémica, constituir la propiedad del agua, el dominio de la tierra, una nueva institucionalidad hídrica, consejos de cuencas donde no sea la titularidad de un derecho lo que te deja al margen de la discusión de qué hacer con el agua en nuestro territorio, esa norma estamos discutiendo. Tenemos esperanzas que esa iniciativa se pueda finalmente consagrar como norma.

Todas las encuestas señalan de que, en materia de agua, al interior del proceso constituyente de la Convención Constitucional hay más de 90 constituyentes que están de acuerdo en hacer del agua un bien común, un derecho humano y establecer prioridades de uso. Y tengo mucha esperanza en que lleguemos a acuerdos. Y estamos batallando intensamente, además, desde los territorios y comunidades, resistiendo también los embates de los poderosos a pesar de yo estar al frente del gobierno regional, de una nueva institucionalidad, igual seguimos recibiendo embates de los poderosos, que nos intentan  silenciar, acallar.  

De aprobarse esta norma constitucional, se tocarían las fibras más sensibles del aparato productivo chileno, los intereses de la minería que utiliza el agua incluso de las napas subterráneas, que es agua fósil, la producción de palta o de cualquier otro monocultivo que, como dijo usted cuando recibió el Premio Mitterrand, que Chile produce alimentos para los mercados europeos. ¿Cómo va a enfrentar esta etapa –ya en el poder– de acusaciones, de desacreditación a través de medios de comunicación que pueden decir que es un defensor del agua, pero un detractor de la economía y el aparato productivo?

En general, todos los movimientos socioambientales y los liderazgos se han edificado desde los territorios, desde las comunidades en América Latina, la forma de desacreditarlos siempre es decir que estamos en contra del desarrollo, que somos ecologistas profundos, muchas veces que somos hippies que no entendemos el modelo de desarrollo, que no entendemos de prioridades y hoy no hay dos opiniones en materia universal cuando se señala que la única forma de salir de la condición pandémica es establecer un nuevo contrato social con la naturaleza. La pandemia provocada por Covid-19 es resultado de la destrucción de los ecosistemas, de la destrucción de la biodiversidad, del avance de los monocultivos, la pandemia es profundamente antropogénica y fue provocada precisamente por los seres humanos que pensamos que podíamos tener un desarrollo ilimitado en un planeta con bienes naturales finitos. Por tanto, no hay dos opiniones cuando se dice que la única forma de superar esta condición pandémica es reconociendo a la naturaleza como sujeto de derecho.

«A nosotros nos gusta hablar de bienes naturales comunes más que de recursos naturales, porque el concepto de recursos naturales está ligado al extractivismo»

Nos hemos reunido con productores y exportadores, porque el 85% de las importaciones y exportaciones pasan por la región de Valparaíso. Los dos principales puertos marinos y el principal puerto terrestre están en esta región y los empresarios vienen a hablar conmigo en situaciones de y no conflicto y a ellos les he dicho algo que nos parece que es de sentido común: a nosotros nos interesa que la inversión en la región de Valparaíso sea responsable (tal cual), que sea viable económicamente y competitiva, pero que sea también socialmente justa y ecológicamente más sana, que se respeten los derechos de las y los  trabajadores, que sus salarios sean proporcional al principio fundamental de distribución con arreglo al trabajo, que es el principio de distribución socialista. Queremos que todas y todos los trabajadores tengan las mismas condiciones para poder tener una buena asignación en términos materiales, pero también que  la inversión, en la región de Valparaíso, sea ecológicamente más sana, que no sea una inversión que se hace a expensas de depredar el medio ambiente, a expensas de apropiarse de los pulmones verdes, a expensas de apropiarse de los cuerpos de agua, a expensas de la contaminación ambiental, marina, terrestre o aérea, y se lo hemos dicho así, con la misma sinceridad que te lo estoy diciendo a ti, se lo hemos dicho a ellos. Y aquí sentados todos han dicho: nos parece lógico, nos parece razonable lo que usted nos está planteando.

Cuando se conjuga lo económico con lo social y lo ambiental -y creo que es uno de los grandes temas que han estado ausente en América Latina- es precisamente conjugar estas tres dimensiones del aparato productivo, lo económico, lo social y lo ambiental. El gobierno de Luis Arce y el gobierno de Evo Morales, con todo el aprecio que le tenemos, así como también el gobierno de Rafael Correa, son gobiernos que en cierta medida, la renta derivada de los recursos naturales se puso en función de mejorar aspectos de la vida social imprescindibles, educación, salud, cultura, etc., pero no superaron por completo la matriz extractivista que prevalece en América Latina, y diría que esa es la gran deuda que tenemos los gobierno progresistas y probablemente va a hacer el gran desafío que va a enfrentar el gobierno de Gabriel Boric en Chile, en la perspectiva de poder superar esa matriz extractivista y no considerar los recursos naturales como parte de la renta que nos permita, precisamente, superar la asimetría. El comprender que la naturaleza tiene que ser un sujeto de derecho, comprender que hay que armonizar nuestra relación con la naturaleza, es comprender que las dimensiones de la interacción con la naturaleza están en lo económico, pero también están en lo social y también están en lo ambiental y que no podemos continuar depredando el medio ambiente a costa de un mal desarrollo que genera pobreza en América Latina y yo creo que ahí hay un desafío gigantesco para los gobiernos progresistas y un desafío gigantesco para la izquierda en general porque la izquierda también se ha caracterizado históricamente por ser profundamente extractivista. Es una discusión muy profunda, titúlala ecosocialismo o como quieran, pero nosotros hablamos del sentido común  que tiene que prevalecer. No solamente en el conjunto de América Latina sino también en Chile, a propósito que desde marzo en adelante vamos a tener un nuevo gobierno. 

Estamos en un sistema neoliberal profundamente salvaje que además los va a atacar mediáticamente con dureza. ¿Cómo enfrenta el ataque y cuáles son sus medios de comunicación o forma de comunicarse para su defensa? 

Lo hace, nos atacan todos los días, pero tenemos harta capacidad mediática. Bueno, yo estuve condenado por decir lo que dije en 2000, durante mucho tiempo, producto de la usurpación de agua y resistimos. Ahora también se han dicho muchas cosas y resistimos, la gran diferencia es que yo no soy una autoridad designada, soy una autoridad elegida democráticamente por 300 mil votos. Lo diré en este tono: me siento refugiado en el seno del poder sencillo, como autoridad debiera tener un policía que me cuide y no utilizamos dispositivos de seguridad policiales, convencionales, tenemos confianza en nuestro pueblo, camino libremente por las calles, salgo a comprar como cualquier mortal, claro, tengo más dificultades para andar en la calle.

Creo que nunca uno está preparado para enfrentar una agresión, pero sí estamos muy alerta todo el día, tenemos un equipo de compañeros que han estado con nosotros, la gran mayoría de los compañeros que me acompañan en el gobierno regional son jefes de división que están en los equipos de participación, en los equipos prensa, son militantes de la causa del agua. La gran mayoría y comprendemos perfectamente bien los riesgos que corremos todos los días y los riesgos futuros que vamos a seguir corriendo hasta que concluya nuestro mandato en 2025, estamos conscientes de eso. 

Usted sería capaz de liderar una propuesta continental alrededor del tema de la defensa del agua, como intentó hacerlo el expresidente Evo Morales pero que no tuvo cabida ni siquiera en los gobiernos locales, regionales, de Unasur.

A nosotros nos gusta hablar de bienes naturales comunes más que de recursos naturales, porque el concepto de recursos naturales está ligado al extractivismo; siempre hablamos de bienes naturales comunes y creo que los principales bienes comunes en América Latina son el agua y la tierra.

La batalla que se libra en América Latina  por recuperar los bienes naturales comunes para nuestras comunidades es ética. No me habían hecho nunca esta pregunta y me quedo pensando, creo que la cita es de Galeano y lo voy a decir ufanamente: «cuando los españoles llegaron a América Latina, los indios, nosotros, teníamos la tierra y ellos llegaron con la Biblia y entonces los españoles les dicen a los indios, cierren los ojos y recen; y cuando los indios abrieron los ojos tenían la Biblia y los españoles tenían la tierra», por tanto yo creo que esta batalla es de siempre, es la batalla para terminar con el despojo y son siglos de colonialismo, de neocolonialismo, son siglos de transnacionales que han tenido y han mutado de distintas maneras: primero fue el capitalismo inglés, después fue el capitalismo yankees, después fueron los grupos de interés, los grupos de poder.

Yo no soy tan ufano de querer liderar nada, porque creo que hoy quienes tienen que liderar es el pueblo organizado en torno al sentido común. El sentido común indica que no pueden cerrarse las escuelas por falta de agua, no puede haber hombres y mujeres bañándose por partes, no puede ser más importante una libra de cobre que la vida de nuestras comunidades, no pueden ser más importantes la paltas que el poder tener agua todos los días en tu casa, que los niños tienen que conocer los ríos como espacio de esparcimiento, de jolgorio, de alegría, y hoy tenemos millones de niños en Chile que no conocen los ríos. 

Y en esta zona también se han secado lagunas… 

Absolutamente, nosotros ayer, en la provincia de Petorca, donde me tocó vivir más de 20 años, tenemos dos ríos que no tienen escurrimiento superficial de aguas desde 19997, hace más de 24 años; y otro hace más de 16 años. Y los niños cándidamente nos han dicho: «Oye, papá, si hubiera agua en estos ríos no tendría que pedirte plata para ir a una piscina». 

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Cris González Directora de Correo del Alba

Juan José Peralta Ibáñez
Fotógrafo documentalista, fotoperiodismo, naturaleza, video, música

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