Colombia: el filofascismo y la violación de derechos humanos no detendrán al pacto histórico

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Colombia está caracterizada por una historia sociopolítica, socioeconómica, con sistemática violación de derechos humanos y opacidad total del sistema de Naciones Unidas en materia específica de derechos.

Una larga y tortuosa cadena de violaciones desnudan la política e ideología del imperialismo norteamericano e internacional, que han convertido a Colombia en el laboratorio de su geopolítica, expresado en una total subordinación al servicio de la más perversa oligarquía colombiana y los nefastos intereses del capitalismo y neoliberalismos salvajes, que se mimetizan en sus recurrentes crisis, las que emergen a través, de la presencia de Bases Militares, carteles del narcotráfico, paramilitares, incumplimiento de los Acuerdos de Paz firmados en La Habana hace más de cinco años, como también la narcopolítica enquistada en las estructuras del Estado, concomitante la fuerza pública constituida por una policía de tinte filofascista.

Un ejército  adiestrado y entrenado para la guerra, en donde la oligarquía neoconservadora de ultraderecha y el entrampamiento bipartidista de liberales y conservadores  ha convertido al Palacio de Nariño en su guarida de poder y concentración de riqueza de estas castas  oligárquicas convertidas en una maquinaria de poder económico, político, ideológico, que evidencia un acumulado histórico de injusticia, inequidad, convirtiéndolo en el más asimétrico de la región de Latinoamérica , El Caribe y una  recurrente lucha de clases.

Millones de colombianos y colombianas fueron condenados a la migración forzada, desplazamiento interno y externo, exilio, refugio, similar a los de los pueblos originarios  y afrocolombianos, exterminados y expulsados de sus territorios por grupos paraestatales, o paramilitares para dedicarlos a cultivos ilícitos y mantener activado un conflicto, cuyo beneficiario final es el neoliberalismo  que muta, al igual que el virus de la pandemia de la Covid-19, en diferentes variantes, de trata, tráfico, comercio y explotación sexual de niñez, mujeres, adolescentes y los diferentes delitos de lesa humanidad. La impunidad es el boyante y próspero negocio de un narco capitalismo y narco neoliberalismo con un total negacionismo de la lucha de un pueblo que continúa siendo exterminado, al que se le niega derechos humanos y fundamentales.

Aunado al paramilitarismo que se creó en Colombia, con apoyo del Estado y los militares, la fuerza pública colombiana es una de las más entrenadas del mundo en donde el pueblo está convertido en el objetivo y enemigo público a reprimir y exterminar, con presencia de marines norteamericanos, fuerzas de élite, tropas de la OTAN, la CIA, El Mossad sionista, que mantienen activado el laboratorio de guerra civil y represión más grande de la región latinoamericana. Desde allí se orquesta el asedio e injerencia a gobiernos que han escogido el principio de la libre autodeterminación de los pueblos como: Cuba, Venezuela, Nicaragua, a la que se suma Bolivia Plurinacional, Perú, Honduras, México, Argentina, que resiste en la defensa de Las Malvinas porque son argentinas, usurpadas e invadidas abusivamente por el imperialismo británico.  México que avanza con Andrés Manuel López Obrador AMLO, gobernar obedeciendo, cumpliendo el mandato zapatista mandar obedeciendo; mientras los carteles del narcotráfico nacidos en Colombia han vuelto a retornar. Actualmente involucrados en el exterminio de líderes y lideresas sociales, así como de defensores y defensoras de derechos humanos.

En Colombia nació la tortuosa Organización de Estados Americanos OEA, en contexto del asesinato del líder político Jorge Eliecer Gaitán, lista que es incrementada con otros candidatos presidenciales. Aunque en la historia de Colombia es evidente la masacre de obreros, de trabajadores en las bananeras de Urabá. La Renault francesa incubó sus primeras células paramilitares.

Hoy los miles de denominados falsos positivos dejados por el régimen de Álvaro Uribe Vélez durante dos períodos y continuados por Iván Duque, en el denominado Plan Colombia de exterminio de miles de hombres y mujeres masacrados/as, reprimidos/as, desaparecidos/as, por un Estado fallido de guerra, que mantiene criminalizada la protesta social, porque se precarizan los derechos fundamentales, sociales, económicos, políticos y culturales del pueblo colombiano.

La desaparición forzada, juzgamientos extrajudiciales, sacada de ojos, persecución política selectiva, han saturado a adolescentes, jóvenes, mujeres, la minga campesina de los pueblos originarios, activados en la primera línea en defensa de la vida, los mantiene en pies de lucha en contra de la injusticia. Las calles son del pueblo, de la gente, no de la oligarquía.

Colombia necesita desmantelar las mazmorras de la represión, del exterminio y un refuncionalizado Plan Colombia, que es la versión imperialista del Plan Cóndor 2.0. Necesita desactivar el laboratorio de asedio e injerencia situado en la frontera con Venezuela.

Desde las bases militares yankees, se han activado y entrenado a mercenarios que sabotean a la Revolución Bolivariana de Venezuela, los persistentes intentos de magnicidio en contra del presidente Nicolás Maduro Moros. Allí se entrenaron los mercenarios que cometieron el magnicidio del presidente haitiano Juvenil Moise, así como el asesinato de dos periodistas.

Ergo, la gran estructura mass mediática corporativa habla del enfrentamiento entre disidencias de las FARC y el Ejército de Liberación Nacional ELN, que ha vuelto a reactivar en Arauca fronteriza con Venezuela la presencia de tropas yankees, colombianas y la denominada coalición de la OTAN, el Mossad Sionista, y el ejército español para amenazar la paz de Venezuela Bolivariana que defiende con dignidad y soberanía su libre autodeterminación.

Empero, por ahora El Pacto Histórico liderado por Gustavo Petro, que es un tejido plural de organizaciones sociales, políticas,  desde las voces y miradas  de los pueblos originarios, afrocolombianos/as, de las diversidades,  de las mujeres, jóvenes, otredades sociopolíticas, sexo genéricas,  ecologistas, animalistas, ambientalistas socioculturales, obreras, sindicales, de la denominada primera línea  se aprestan a recuperar la democracia,  enterrar la impunidad, y construir una Colombia con justicia social, inclusiva que visibilice a las personas  con discapacidades, como sujetos sociales, con pleno ejercicio de derechos,  que permita desmantelar las mazmorras de la represión  del  Escuadrón Móvil Antidisturbios ESMAD , una especie de guardia pretoriana, construida a imagen y semejanza del más perverso filofascismo del Mossad Sionista y el paramilitarismo. Impunidad no, justicia con verdad sí, para enterrar a las estructuras de la narcopolítica del uribismo denominada Centro Democrático.

Entre marzo y mayo Colombia se prepara para elegir a senadores y diputados y presidente de la República en marzo y mayo 29, del año en curso. Por ahora el Pacto Histórico lidera las encuestas, aunque la oligarquía neoconservadora y el imperialismo yankee e internacional no va abandonar fácilmente a su columna vertebral geopolítica, geoeconómica y geoestratégica que le permite mantener activada en la región la injerencia en contra de Cuba, Nicaragua y Venezuela, luego del desmantelamiento del denominado Grupo de Lima y el fracaso de la Oealmagro, zoo criadero de golpes de Estado en Latinoamérica y El Caribe.

Hoy tiene mayor vigencia en la región la consolidación de La Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe Celac verdadero ente y estructura de cooperación e integración con mirada plural que ha elegido como presidente Pro témpore de la XXII Reunión de Ministros y Ministras de Relaciones Exteriores de la Celac  al presidente Alberto Fernández de Argentina para el 2022, en donde ratifica que Latinoamérica y El Caribe es una región de paz, que defiende la democracia, respeta la libre determinación de los pueblos  y afianza una gran agenda en la lucha por el cambio climático, la migración, la salud de nuestros pueblos agravada por la pandemia que ha profundizado las brechas de pobreza, injusticia que ha generado multidimensionales crisis que impactan en los derechos fundamentales de nuestros pueblos. Unidad en la diversidad, lucha anticovid, condena a los bloqueos de Estados Unidos en contra de Cuba, Venezuela, medidas coercitivas unilaterales, sumadas las sanciones a ocho diplomáticos cubanos.

Nuevas metas, nuevos desafíos que deberán cumplirse y ejecutarse. Una sólida estructura de cooperación e integración se construye sin la alteridad de poder del imperialismo norteamericano e internacional a través de la Celac, abrigamos la esperanza del próximo retorno de Brasil con el triunfo en octubre de Lula al Palacio de Itamarati. Te amamos Haití con democracia sin fuerzas de ocupación yankees. Otra América Latina y El Caribe se construyen sin bases militares, la CIA y el Mossad Sionista de Israel que extermina al hermano pueblo de Palestina. Colombia abriga la esperanza de recuperar la democracia a través del Pacto Histórico, porque tiene el derecho al pleno disfrute de vivir en paz y armonía con la vida.

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Luis Ernesto Guerra Analista político ecuatoriano y activista de Derechos Humanos

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor/a

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