Presidenciales en Chile: con la memoria puesta en Patricio Pardo Muñoz

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El pasado domingo 21 de noviembre más de 15 millones de chilenas y chilenos se daban cita en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, para el periodo 2022-2026. Además escogían algunos escaños de las cámaras del Senado y Diputados y otras autoridades locales.

En la contienda por el Ejecutivo asistieron los derechistas José Antonio Kast (Partido Republicano), Sebastián Sichel (Independiente) y Franco Parisi (Partido de la Gente); los progresistas de centro Yasna Provoste (Nuevo Pacto Social) y Marco Enríquez-Ominami (Partido Progresista); y la centro izquierda e izquierda respectivamente con Gabriel Boric (Apruebo Dignidad) y Eduardo Artés (Unión Patriótica).

Como era de esperar, las dos primeras mayorías estuvieron a cargo de José Antonio Kast, con un millón 961 mil 122 votos (27.91%); Gabriel Boric, con un millón 814 mil 809 votos (25.83%). ¿El gran triunfador? El ausentismo: 52.66% del padrón. Pero, al no haber obtenido ningún candidato el 50+1 de las preferencias, requisito indispensable en Chile para hacerse de la Presidencia, los dos primeros candidatos se verán otra vez las caras el próximo domingo, 19 de diciembre.

No es arriesgado señalar que la segunda vuelta está signada como uno de los procesos eleccionarios –estallido social de 2019 mediante y Convención Constitucional en curso– más antagónicos de las últimas décadas, donde se escogería eventualmente entre un candidato plenamente identificado con el ideario de la dictadura de Pinochet y otro que recoge gran parte de las demandas enarboladas por la ciudadanía en los últimos dos lustros.

El programa político de Kast no da espacio a dudas y prometió originalmente: 1) Eliminación del Ministerio de la Mujer; 2) Subvenciones diferenciadas en favor de mujeres casadas y familias “tradicionales”; 3) Reversión del derecho al aborto en las tres causales y otros derechos conquistados por la población LGBTIQ+; 4) Fortalecimiento del sistema de AFP; 5) Persecución a la “izquierda radical” e instalación de prisiones clandestinas; 6) Creación de una “Internacional de persecución a la izquierda radical”; 7) Militarización de la Araucanía, entre otras.

Por su parte, Boric ha propuesto: 1) Sistema único y universal de salud; 2) Eliminación del sistema de AFP; 3) Eliminación de las Isapres; 4) Fortalecimiento de la sindicalización a partir de robustecer la negociación laboral en cada empresa, fábrica, industria y rama económica; 5) Ampliar libertades civiles y derechos sociales; 6) Allanar el camino de la Convención Constitucional para sepultar la Constitución del 80, impuesta a sangre y fuego por el pinochetismo.

Al momento de escribir esta columna, al menos 10 empresas encuestadoras han publicado sus respectivos estudios, con espacios muestrales que van desde los mil a los casi seis mil casos, con metodologías virtuales y telefónicas, las que arrojan –a excepción de un solo estudio– una victoria de Boric con una diferencia en promedio de 7%. Por supuesto, con la gran incógnita, todas, de si participará o no, y en caso positivo en favor de quién, esa mayoría que no asistió a las urnas.

En definitiva, el próximo domingo las chilenas y los chilenos tendrán que elegir entre mantener el sistema político, económico y social en crisis –ilustrado por los estudiantes secundarios con el lema “no son 30 pesos, son 30 años”– o arriesgarse en dar un paso al frente en favor de otro modelo de claro tinte progresista de izquierdas. Quien resulte triunfador, claro está, afrontará un escenario callejero polarizado y un Parlamento obstruccionista. Mientras Kast adelanta que se amparará en “la ley y el orden”, Boric pareciera buscar descansar en parte de la sociedad civil movilizada.

El pasado viernes 10 de diciembre, en el Día Internacional de los Derechos Humanos, se quitó la vida fruto de una profunda depresión Patricio Pardo Muñoz, joven de 26 años oriundo de Valparaíso, víctima de la represión estatal –durante el estallido social– que le quitara la vista a causa de algún disparo policial.

Alguna vez escribió el uruguayo universal Eduardo Galeano: “La historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás: por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que será”. Cabe a las chilenas y los chilenos acudir a la memoria profunda antes de asistir a las urnas y emitir su voto. Quizás pensar en Patricio Pardo Muñoz y las y los millares de sobrevivientes víctimas de la derecha chilena en los últimos años –tan orgullosa de su pasado criminal–, sirva para inclinar la balanza en favor de la vida y el avance social.

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Javier Larraín Parada Jefe editorial

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