8 de Diciembre: dignidad revolucionaria

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El 8 de diciembre, se cumplen nueve años de aquel sábado cuando el comandante eterno Hugo Chávez dejaba, en cadena nacional, su mensaje anunciando de manera premonitoria su pase a la eternidad.

Ese 8 de diciembre de 2012, Chávez, como el Libertador, abrió su corazón ante el delirio del Chimborazo cuando el Tiempo se le presentó como un venerable viejo, para avizorar el futuro que le depararía a la patria, ante una eventual ausencia de su liderazgo. Esa noche, los venezolanos, fieles creyentes del pensamiento y guía del Comandante, vimos que él seguía al pie de la letra esa extraordinaria prosa del Padre Simón Bolívar: «Observa —me dijo—, aprende, conserva en tu mente lo que has visto, dibuja a los ojos de tus semejantes el cuadro del Universo físico, del Universo moral; no escondas los secretos que el cielo te ha revelado: di la verdad a los hombres». Esa noche, Hugo reveló ante el pueblo lo que el cielo le contó. Dijo la verdad. En metáfora le describió a la nación que ocurriría después del 5 de marzo. Ya Hugo Chávez sabía que trascendería la inmortalidad. El soñó su propio viaje hacia un plano superior. No se equivocó Pablo Neruda en su Canto a Bolívar. La historia es la historia. Ella tiene su pasado, su presente y su futuro. Y aquí se transmutó el pasado que representó el Padre Libertador para que 200 años después, como en el poema de Neruda, se hace presente la imagen de Chávez:

Tu espada está naciendo

otra vez tu bandera

con sangre se ha bordado

Los malvados atacan.

Es cierto, allí están los malvados, representados por la Derecha que a pesar de la gran lección que les dio el pueblo este domingo 21 de noviembre, al ganar para la dignidad bolivariana gobernaciones, alcaldías, consejos legislativos y concejos municipales, siguen negociando con el Imperio del Norte y la Unión Europea, bajo un tragicómico gobierno interino, la soberanía e independencia de la República Bolivariana de Venezuela. Tratan  de apropiarse de la simbología de Hugo Chávez para engañar a un pueblo que aprendió con el Comandante, que ya en Venezuela no hay pendejos. Ahora todos somos hijos, hermanos, sobrinos, nietos del Comandante Eterno de la Revolución. Le corresponde a Nicolás Maduro como presidente de la patria de Bolívar seguir consolidando el legado del Comandante Chávez. Somos pueblo y en este nuevo ciclo de democracia se abren los espacios para una etapa más del socialismo.

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William Gómez García Periodista venezolano

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