Este 3 de noviembre, en el marco de la COP26, más de 40 países firmaron una declaración en la que se comprometen a eliminar progresivamente el uso del carbón para producir energía. Pero no se sumaron, Australia, China, Estados Unidos e India, economías muy dependientes de esta fuente fósil. El carbón es una forma barata y fácil de producir energía, pero también es extremadamente contaminante. Por ello, la prohibición del carbón ha sido siempre una prioridad en todos los acuerdos internacionales sobre el clima.
Kwasi Kwarteng, Secretario de Comercio, Energía y Estrategia Industrial del Reino Unido ha dicho que “El fin del carbón está cerca”.
Para el país, que asumió la presidencia de la COP26 con la colaboración de Italia, “relegar el carbón a la historia” es uno de los elementos clave para salvar el planeta.
Asimismo, cerca de 190 naciones y organizaciones se comprometieron a dejar de utilizar este combustible fósil entre ellos se encuentran Sudáfrica, Indonesia y Filipinas, que anunciaron que van a “eliminar anticipadamente” muchos de sus actuales planes energéticos, basados todavía en gran medida en el carbón.
Con el mundo sometido a cierres totales o parciales por los efectos de la pandemia del Covid-19 se había logrado hacer descender los niveles de contaminación en un 5,4%, pero la reanudación de las actividades económicas, manufactureras y los viajes en 2021 han provocado un repunte de las emisiones procedentes de la quema de gas y carbón.
Estas decisiones son cada vez más urgentes: un nuevo informe del Proyecto Global del Carbono, un proyecto de investigación promovido por la red mundial de científicos e investigadores Future Earth, reveló en COP26 que las emisiones mundiales de dióxido de carbono están superando las del periodo anterior a la pandemia de Covid-19.