Me llama la atención cierta gente que declara con regocijo no usar redes sociales, pero más impactante aún es quienes no utilizan teléfonos celulares en la ciudad en tiempos de pandemia. Una de ellas la cantante venezolana Cecilia Todd, quien declaró en entrevista a Correo del Alba que no tenía teléfono celular ni Internet, entre otras cosas por las dificultades que estamos teniendo como consecuencia del bloqueo.
El espacio virtual ocupa una gran porción de nuestra vida cotidiana, cada vez más actividades físicas son sustituidas en la red. Sin hacer una apología de las redes, por el contrario, la crítica está presente como en el «Dilema de las redes sociales», que está en una conocida plataforma de contenido multimedia; en el documental se entrevista a los mismos creadores de elementos como el botón “me gusta”, y que hoy son detractores de las redes, declaran que el 63% de los contenidos que circulan son noticias falsas, denominadas fake news, y que estas han creado hasta guerras con puras mentiras. En fin, sabemos cuánto daño nos han hecho las redes, pero también cuánto nos han beneficiado al momento de denunciar abusos y dar a conocer las verdades que oculta la prensa amarillista, que tiene profesionales a su servicio que no piensan o analizan antes de difundir una noticia que solo contribuye a polarizar y sembrar odios fascistas la mayoría de las veces.
Con la pandemia sabemos que el mundo cambió, aún no se han hecho investigaciones que den cuenta de cómo han afectado a la sociedad en su conjunto las cuarentenas o restricciones de acercamiento físico o la convivencia de 24 sobre 24 en familia, lo que existen son algunos datos que nos permiten deducir e inferir. Por ejemplo, a principios de abril de 2021 más de cuatro mil 700 millones de personas cuentan con conexión a Internet en el mundo, 330 millones más que hace un año, lo que implica un crecimiento del 7.3%. Está claro que el uso se debe al confinamiento, el teletrabajo, las clases virtuales; nuevos conceptos como webinar, zoomear, etc.m se han introducido en nuestras vidas.
Además, la página “Orden mundial”, especializada en el tema, señala que cada minuto se mandan más de 41 millones de mensajes de WhatsApp en el mundo, se suben 500 horas de video a YouTube y se publican más de 347 mil historias en Instagram. Según el último informe de Hootsuite y We Are Social, de media, los usuarios entre los 16 y los 64 años dedican seis horas y 54 minutos de su día a utilizar dispositivos conectados a la red. La mayoría de ese tiempo lo dedican a navegar y ver videos (cerca de tres horas y media), a utilizar redes sociales (unas dos horas y 25 minutos) o a leer prensa (alrededor de dos horas). Se estima que cerca del 92.6% de los usuarios de Internet se conectan a través de los denominados teléfonos inteligentes.
Siempre son buenos los datos duros porque nos dan una dimensión de la realidad, lo cierto es que hasta hace poco podríamos afirmar que mucha gente en el mundo no tenía acceso a Internet, ahora las cosas han cambiado y tenemos que reflexionar al respecto, no cabe duda de que existe una juventud más angustiada y preocupada de aspectos físicos que intelectuales; no toda, por supuesto, pero sí la más vulnerable. Hay que reflexionar sobre este tema que está más presente que nada en el cotidiano de todas y todos. Ojalá nos demos el tiempo de dejar de lado el celular un rato para hablar, pensar y debatir los hechos, las noticias, las sensaciones que nos llegan a través de nuestro móvil, que se ha convertido en una extensión de nuestra mano y el otro espacio de la vida cotidiana.
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Cris González Directora de Correo del Alba