Piar: origen y estrategia de la batalla de El Juncal

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A Manuel María Francisco Piar Gómez, pocas veces lo han descrito físicamente. Mulato, bastante delgado, de aproximadamente 1.65 cm., pelo ensortijado de color castaño, ojos azules, labios delgados y nariz aguileña. En el caso de su nombre, algunos  historiadores lo llaman Manuel Carlos Piar.  El segundo nombre, Carlos, no aparece en su partida de bautismo. La  primera vez que se conoció fue cuando contrajo matrimonio, en 1798, con María Martha Boom, en Curazao.

Sus orígenes han sido, y es, una extensiva controversia. Algunos lo ubican como medio hermano de El Libertador Simón Bolívar. Su padre, Juan Vicente Bolívar y Ponte, presuntamente, procreó con Belén Aristeiguieta. De, Piar, también  dicen que fue hijo de un príncipe de Portugal, Ramón Francisco Braganza, y Concepción Aristeiguieta. Sin embargo, de acuerdo con investigaciones  históricas,  ninguna de las hermanas Jerez de Aristeiguieta, llevaba ese nombre. Por su parte, el historiador y escritor venezolano Manuel Landaeta Rosales, comprobó con documentos públicos, que Piar era hijo natural de Fernando Alonso Piar y Lottyn, piloto, mercante español y de María Isabel Gómez, mulata. Manuel María nació en Willemstad, Curazao, el 28 de abril de 1774.

Batalla de El Juncal

La cotidianidad de la época republicana presenta a Manuel María Francisco Piar Gómez, como un  hombre que se había convertido en el terror de los realistas. De él se dice que no come, que no duerme, ni ejecuta menesteres humanos. A todas horas se le ve a caballo por las calles, por las plazas, buscando picas, haciendo cálculos de distancia. Sobre él se ha tejido la historia que es un ser sobrenatural.

A golpe de seis de la tarde, del martes 24 de septiembre de 1816, los moradores de Barcelona oyen en la iglesia mayor un Te Deum, para dar gracias a Dios por mantener tranquila la comarca de la presencia terrible de los realistas, a pesar de que muy cerca, en los polvorientos camino de los indios Píritu, se tienen noticias que Francisco Tomás Morales, aguarda con sus tropas la incursión de la caballería proveniente de Maturín, al mando de Manuel María Francisco Piar.

El Libertador de Guayana arriba en una flechera, por la Boca del caño del Neverí, por aguas de Maurica. Los gritos se convierten en eco que retumba en las paredes de la iglesia al darle la bienvenida al líder, de lo que se conoció como “Pardocracia”. El centinela de la Casa Fuerte llama al Jefe Civil y Militar anunciándole la llegada de Piar, quien desembarcó por el puente de la calle Santa Eulalia. Lo acompaña una división al mando del coronel Pedro María Freites. Los barceloneses califican a Piar como un héroe que nace cada mil, con tabaco en la vejiga.

El jefe civil y militar dirigiéndose a Piar le pregunta: –Mi General, cuál es el motivo de su presencia por estos caminos. De inmediato el militar curazoleño responde: Persiguiendo a esos bandoleros, comandados por Francisco Tomás Morales. Desde que abandonaron Caño Colorado en Maturín, yo tenía sitiada la plaza de Cumaná y al tener noticias que Morales marcharía sobre El Carito, he decidido venir hasta Barcelona.

Piar, al conversar con la tropa, no nota que al grupo se acerca el General Carlos Soublette, quien se encuentra entre la oficialidad que pernocta en el Cuartel General de Barcelona. Buenas noches mi General Piar. Bienvenido a Barcelona. Precisamente acabo de escuchar que viene en persecución del brigadier Morales. –Así es Soublette. Hemos preparado algunas tácticas de guerra para tratar de echar de estas tierras a ese realista que sólo ha sembrado de muerte y desolación a nuestros compatriotas.

El General de División Manuel Piar, quien formó parte de los expedicionarios de los Cayos, en el combate naval de Los Frailes y vencedor de Carúpano. Él mismo que abrió las operaciones sobre Guayana, siente que su misión está cerca de derrotar al más sanguinario de los realistas. Posterior a la barbarie sembrada por José Tomás Boves, que culminó en 1814 en las sábanas de Úrica.

El 25 de septiembre entró la División del Llano, para formar un solo cuerpo con la división del centro. Nombre con el cual será reconocido, a partir de ahora, quedando a las órdenes de Piar. El jueves 26, se inicia un Consejo de Estado Mayor, con la finalidad de discutir la estrategia a seguir y envolver con el factor sorpresa al Brigadier Francisco Tomás Morales.

En la sala de armas se encuentran Piar, Comandante en Jefe; Gregory MacGregor, Carlos Soublette, José Tadeo Monagas y Pedro María Freites, para fijar las acciones y establecer en el diario de operaciones la disposición de la artillería, caballería e infantería. Con un plano colocado a lo ancho del mesón, Piar va maqueteando la movilización de la tropa. El ala derecha, conformada por dos piezas de artillería, flanqueado por una división de infantería, al mando de los Generales Soublette y MacGregor. Varios escuadrones de caballería, a las órdenes del General José Tadeo Monagas. La izquierda de Infantería y Caballería de Cumaná, mandadas por Freites y Piar.

El 27 de septiembre es el día decisivo. Apenas amanece, los patriotas se ponen en marcha. Marcan el paso hacia el noreste. El día anterior, el Ejército Republicano tiene información de las avanzadas que cabalgaron hasta el sitio del Juncal. El enemigo había llegado al Juncal y tomaba posiciones como esperando el ataque libertario de nuestros patriotas.

El Brigadier Morales, tiene su división formada en tres columnas dentro de un bosque rodeado de malezas. El acceso es difícil. No obstante, conocen la conformación táctica de los realistas. Numéricamente se estima que son 1 mil 200 hombres. Sus flancos están cubiertos por matorrales y está dividido en tres columnas. A la derecha, los comandantes Rosette y Alejo. A la izquierda, los capitanes García y López y en el centro el capitán Bonalde. Las ironías de la vida. Alejo Mirabal, comandante del ejército Realista, es venezolano. Morales le ordena que responda apoyado por otro venezolano, Juan Meserón, para que inicie el fuego. Solo se escucha el fuego de ambas partes.

Escénicamente está el batallón de cazadores inquieto a la izquierda, los batallones Barlovento y Maturín a la derecha. La artillería republicana se acerca y efectúa fuego vivo. Hay una caballería realista apoyada con algunas compañías de infantería, maniobran contra la izquierda de Piar, Freites, que lucha denodadamente, se lanza a la derecha amenazando su retaguardia. La derecha avanza a paso lento, restableciendo y sosteniendo sus fuegos de infantería y artillería.

Gregory MacGregor observa la ventaja que el enemigo adquiere sobre la izquierda. De repente, toma la bandera del batallón de honor y con heroísmo inusitado lanza el grito que se expande en los confines del situs de El Juncal, Soldados avanzad a la bayoneta. Venced o Morid” La reacción no se hizo esperar. Los infantes levantan sus bayonetas y comienza el combate con mayor profundidad, ocasionando bajas considerables en el enemigo. Al mismo tiempo, avanza el general Monagas con su caballería. Sobre el flanco izquierdo el enemigo penetra al centro y pasa a castigar a espaldas de la caballería del comandante Alejo. Al verse Morales derrotado, se retira a San Bernardino, perseguido por la caballería de Monagas. En la tarde, cuando bajaba el sol, concluía la batalla.

Fueron cuatro horas y media de obstinado combate. Nuestros soldados tuvieron bajas importantes en cuanto a heridos. Los realistas, 250 hombres entre muertos, heridos y extraviados. Piar se dirige a los soldados para reconocer su intrepidez: Señores, debemos reconocer el pundonor de nuestros valerosos soldados que hoy expusieron su vida por la libertad de la patria. Generales. Carlos Soublette, Gregory MacGregor, José Tadeo Monagas, Pedro María Freites, comandantes de los ejércitos del Juncal. Dios los salve para siempre y que sus nombres queden inscritos para la eternidad de la gloria de nuestra patria. Elévese en el sitio de El Juncal, el monumento que sirva de altar de la libertad en Oriente.

El 27 de septiembre de 1816, cuando oscurecía Barcelona, guarda el recuerdo de lo que es El Juncal. Posterior a ello, Manuel María Francisco Piar Gómez tiene la misión de emprender las operaciones en Guayana. La patria necesita reagruparse para lograr la unidad libertaria que flamea en lo más alto del gentilicio venezolano. Fue la batalla más completa celebrada en tierra firme de Oriente. El ejército de Manuel Piar conformado por pardos, mestizos, negros, indios y blancos realiza la toma de las misiones de Guayana en 1817. Además de liberar al litoral oriental de los realistas, bajo la égida de los  Generales Piar y Santiago Mariño, compromiso que nace en Chacachacare en 1813, fue sometido a un juicio acusado de sedición y conspiración, fue fusilado el 16 de octubre de 1817 utilizando como paredón la iglesia de Angostura.

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William Gómez García Periodista venezolano

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