Democracia y democracias

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La polarización en Brasil está entre
el fascismo y la democracia

Luiz Inácio Lula da Silva

Con esa sencilla frase Lula sintetizó un fenómeno común  en América y en la mayoría de las regiones y naciones apresadas en una polarización que no es sino el rostro político de la contradicción Capital/Trabajo llevada al límite por los mandantes del Complejo Indudtrial Terrorista (Kaiser dixit). Polarización, obviamente, no referida a la democracia representativa burguesa, ingeniosa caja de ilusionista al servicio del fascismo, creada por los amos del gran capital y sus mandados.

Pseudo democracia utilizada para reforzar  polarizaciones definidas a conveniencia -democracia/comunismo, barbarie, terrorismo- legitimadoras de  todo tipo de atentados  y crímenes contra gobernantes, grupos y naciones etiquetadas como amenazas  a la seguridad de los Estados Unidos. Esgrimida en nuestro caso, para sustentar la asquerosa campaña de descrédito montada con el fin de estrangularnos mercantil, financiera y monetariamente; acabar con las conquistas alcanzadas; y cometer las atrocidades que todos conocemos y no podemos olvidar.

Atentados y crímenes que no han podido acabar ni con la resistencia de los venezolanos  ni con la paciencia, persistencia y astucia del presidente Nicolás Maduro, quien  ha logrado dar continuidad al diálogo iniciado en Noruega y truncado en Santo Domingo mediante una llamadita telefónica desde Colombia, la cual tampoco podemos olvidar. Evento que, supongo, no se repetirá porque no creo que el Sr. Blyde quiera  pasar a la historia como un piche duplicado del receptor de la llamada. 

¿Cuál es la democracia contraria al fascismo? Cualquiera  que parta de la etimología de la palabra: dêmos ‘pueblo’ y krateîn ‘gobernar’. Cualquiera que materialice el gobierno del Pueblo, cualquiera incompatible con la institucionalidad patriarcal, jerárquica y fragmentada del Estado burgués. Entre ellas, la “participativa y protagónica” concebida  por el Comandante Chávez como el ejercicio directo  de la soberanía del Pueblo, poder constituyente, (Artículo V de la CRBV), y la  aún más auténtica, la “comunitaria” ejercida por las naciones originarias en nuestro continente y otras regiones del mundo, acorde con su ancestral  manera de Vivir en armonía entre sí y con la naturaleza. 

Entonces, aquí  en Venezuela, donde la representativa  se niega a morir, nos toca a nosotros Pueblo de a pie difundir la importancia de la democracia protagónica para la revolución, impulsarla y practicarla.  Nos toca aprovechar los llamados de la ministra Jiménez a descolonizarnos y del ministro Castro Soteldo a crear  el marco teórico/práctico de la revolución bolivariana para: examinar, debatir y decolonizar  colectivamente nuestra manera de pensar y actuar;  participar en la revisión  de las leyes comunales actualmente bajo consideración en la AN con el fin de reducir al mínimo necesario la tutela de entidades públicas, y  aupar la participación popular organizada y orgánica en todos los ámbitos de la vida nacional.

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Mariadela Villanueva Socióloga y comunicadora venezolana

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