Simón Rodríguez, maestro que ejerció gran influencia en la formación de nuestro Libertador Simón Bolívar, convirtiéndose en uno de los principales referentes de la concepción educativa de la Revolución Bolivariana, planteó en su momento una interesante interrogante “¿Dónde iremos a buscar modelos?”, a lo que él mismo contestó: “La América española es original; originales han de ser sus instituciones y su gobierno, y originales los medios de fundar uno y otro. O inventamos, o erramos”.
Hacemos alusión a este pensamiento del maestro Rodríguez, porque recientemente ha despertado nuestro interés un conjunto de audiovisuales y breves artículos divulgados a través de las redes sociales, que elogian o magnifican diversos modelos educativos en el mundo, colocando en tela de juicio el modelo educativo venezolano.
Quizás muchas y muchos de nosotros hemos visualizado alguna de estas cadenas en las que se plantea, por ejemplo, que la mejor educación del mundo es la de Japón porque los estudiantes son formados como “ciudadanos del mundo” y las súper habilidades que desarrollan al aprender entre 4 ó 5 idiomas, su dominio de la computación, el perfecto manejo de operaciones matemáticas, entre otros conocimientos que, a los fines del mercado capitalista, los ubica en la posición de sujetos altamente “competentes”.
Este modelo educativo japonés, como otros modelos educativos del Sistema Capitalista en el mundo, precisamente persiguen el objetivo de formar futuros trabajadores y trabajadoras competitivos, individualistas, desideologizados, obedientes, sumisos, materialistas, desculturizados, desarraigados, entre otros atributos, que faciliten su sobreexplotación.
En este sentido, los modelos educativos al servicio del capitalismo se caracterizan por ser excluyentes, puesto que, aquellos estudiantes que no logren alcanzar el desempeño académico esperado, van siendo descartados o relegados a una función servil al final de la cadena alimenticia de la burguesía. “El resultado” es lo más importante en este tipo de modelo, no importa lo severo, inhumano o súper exigente del proceso, el cual deja de lado el desarrollo socioafectivo y emocional, el respeto a la diversidad, entre otros.
Por esa razón, retomando la interrogante que introduce este artículo “¿Dónde iremos a buscar modelos?”, debemos tener cuidado al establecer comparaciones de nuestro modelo educativo con otros en el mundo, porque si sólo nos detenemos en el hecho cuantitativo, obviando las particularidades culturales y los intereses sociales, políticos, económicos que éstos persiguen, pudiéramos crearnos una concepción equívoca.
Nuestro comandante Hugo Chávez, expresó claramente en qué consiste nuestra Educación Bolivariana cuando expresó: “La educación no tiene que ver sólo con el estudio de una materia determinada o con sacar el sexto grado; no, es mucho más que eso, se trata de los valores, la cultura, la solidaridad (…) Educación Popular, en todos los momentos y en todos los espacios. Hay que demoler los viejos valores del individualismo, del capitalismo, del egoísmo…”.
En Venezuela estamos en la búsqueda de la construcción de una sociedad mucho más justa, donde se garantice además de la accesibilidad, la igualdad de condiciones y oportunidades para la prosecución y permanencia en el Sistema Educativo Bolivariano. En este sentido, nuestro modelo educativo se caracteriza por ser humanista, liberador, transformador, productivo e integral que promueve la participación protagónica, sustentado en valores socialistas, como la solidaridad, la cooperación, la corresponsabilidad, la convivencia armónica, el respeto a la diversidad, amor a la patria, a la humanidad y al planeta.
Nuestro Libertador Simón Bolívar señalaba que “La educación consiste en enseñar a los hombres (hoy diríamos a los hombres y a las mujeres) no lo que deben pensar, sino a pensar”. En correspondencia con esta idea, el Sistema Educativo Bolivariano tiene como fines el desarrollo del potencial creativo de cada ser humano, la democratización del saber, el desarrollo del pensamiento crítico, la formación de una conciencia ecológica, el desarrollo productivo y otros aspectos considerados en la Ley Orgánica de Educación (Art. 15).
Así mismo, en Venezuela hemos creado los cimientos para construir una nueva escuela con pertinencia social vinculada a la familia y a la comunidad, desarrollando múltiples experiencias exitosas, entre las cuales podemos destacar el Plan Pedagógico de Prevención y Protección “Cada Familia una Escuela”, en el marco de la lucha contra de la COVID-19 y la vinculación curricular con el modelo de desarrollo económico que queremos para el país, tema que tocaremos en un próximo artículo. Nuestro modelo educativo es flexible y se caracteriza por reinventarse permanentemente, adaptándose a las necesidades y particularidades del pueblo. Por esta razón, consideramos que estamos creando un modelo educativo propio que difícilmente puede llegar a compararse con otros en el mundo.
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Gisela Toro de Lara Educadora venezolana
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