En noviembre del 2004, en el teatro de la Academia Militar en Fuerte Tiuna, Caracas, se realizó un taller denominado «El Nuevo Mapa Estratégico», cuyo punto central fue el modelo de país que, para los próximos años, tuviera como base sustentable el orden social, político y económico en la que todos las y los venezolanos pudieran actuar, en atención a la novísima Constitución Bolivariana.
Recogido en un material editado por el Ministerio de Información y Comunicación, y bajo la coordinación de la periodista, escritora, psicóloga y socióloga Martha Harnecker, fallecida en junio de 2019, este emblemático estudio demuestra la visión que el Comandante Hugo Chávez tuvo mucho antes del 4 de febrero de 1992, bajo la premisa del Libro Azul, génesis del Proyecto Nacional Simón Bolívar y del método constituyente para la elaboración de una nueva Carta Magna.
Si revisamos el contenido del “Libro Azul”, allí encontraremos una serie de elementos que permiten tener una visión de país bajo las tres raíces, cuyo contexto se enmarca en el concepto ideológico de Simón Rodríguez, El Maestro; Simón Bolívar, El Líder; y Ezequiel Zamora, El General del Pueblo Soberano.
Para quienes conocimos el sistema político implementado durante la Cuarta República, ellos, sus dirigentes, dirán que también tuvieron sus tres raíces, que nació con el Pacto de Nueva York, y después se transformó en el Pacto de Punto Fijo. Esas tres raíces se comprometieron en darse el poder cada cinco años, bajo el marco de una democracia representativa, donde el voto era movilizado en operaciones galope, mosca, satélite, y en aquella famosa conseja de que “acta mata votos”.
Es evidente que la primera raíz representada por Acción Democrática sirvió para que esa organización ocupara el gobierno durante cinco períodos: Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Carlos Andrés Pérez (dos veces) y Jaime Lusinchi. La segunda raíz, Copei, que tuvo como presidente a Rafael Caldera, en dos períodos, y Luis Herrera Campíns. Y la tercera raíz representada por Unión Republicana Democrática (URD), cuyo líder Jóvito Villalba de manera tramposa y fraudulenta no le permitieron ser presidente. Aun cuando formó parte de la Ancha Base, Villalba al final de sus tiempos llamó a la dirigencia adeco-copeyana “cadáveres insepultos”. Solo sirvió de comodín para que estas organizaciones convirtieran el poder en simples maquinarias para la entrega de planchas de zinc y otros materiales.
Al retomar el tema del taller sobre el “Nuevo Mapa Estratégico”, en ese evento el propio comandante Chávez recomendó la lectura de la obra «Los Miserables» de Víctor Hugo. Allí el líder de la revolución bolivariana colocó, en primer nivel, la acción que deben ejercer los alcaldes como base primaria del poder local. Concepto que cobra vigencia, ante el proceso electoral que se realizará el 21 de noviembre.
Estas elecciones servirán para legitimar a Gobernadores y a la primera autoridad administrativa del municipio. Por ello, el alcalde o alcaldesa debe estar identificado con los problemas de su comunidad. En los últimos años, quienes ejercieron el principal cargo de dirección administrativa o política de un municipio, dejaron que los graves problemas de su ámbito geopolítico sucumbieran ante la ingentísima situación que atraviesa cada habitante de las comunidades por el mal funcionamiento de los servicios públicos.
De allí que el Partido Socialista Unido de Venezuela dio el 27 de junio y, luego el 8 de agosto, la legitimidad a su base militante para seleccionar sus candidatos, para que fuera el mismo pueblo que asumiera la responsabilidad de elegir a sus líderes locales.
Las nuevas alcaldesas y alcaldes deben revertir el servicio de agua hacia la municipalización de este elemento básico, para a hacer más útil el uso racional del servicio. El sistema de agua potable, el servicio de luz eléctrica y el aseo urbano conforman la trilogía en la cual descansan las barriadas y urbanizaciones del país. En cuanto al saneamiento basado en la recolección de basuras, la solución a este problema es la creación de empresas comunales con la incorporación de hombres y mujeres.
Existe el compromiso donde el país requiere el concurso de cada uno de sus habitantes para lograr la coincidencia de ideas. Sobre todo, en lo referido en el párrafo 10 del Nuevo Mapa Estratégico, en el cual el propio Presidente Hugo Chávez Frías invocó la acción de mucha gente que, sin estar inscrita en la revolución, pudiera tener mejor sentimiento y actitud hacia determinados temas que otros revolucionarios. Y eso se practicó el 8 de agosto, con la activación del Registro Electoral Permanente, donde algunos dirigentes de visión corta toman como elemento fundamental que para ser candidato sólo deben participar los que nacieron en un determinado municipio. No es solo decir que se es chavista, sino que debe ser el estremecimiento de la conciencia revolucionaria.
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William Gómez García Periodista venezolano
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