Sucre: 191 años de su asesinato y el Tratado de Regularización de la Guerra

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El general Antonio José de Sucre miró el reloj que estaba ubicado en la sala de la casa que serviría como sitio de encuentro entre Pablo Morillo, conde de Cartagena, representante del Gobierno español y el  presidente de la República de Colombia, Simón Bolívar, como jefe de la República. Era el encuentro para tratar el tema de la guerra y las consecuencias que estaba ocasionando la acción bélica, producto de los desmanes cometidos por el Ejército realista contra los patriotas que conforman el componente republicano.

Son las seis de la mañana y Morillo no ha llegado. Ni siquiera su aproximación a Trujillo, lugar del encuentro. Sin embargo, Sucre, hombre de honor y leal al padre de la patria, estaba seguro de la presencia del caudillo español.

Era el miércoles 25 de noviembre de 1820, era el día para darle carácter protocolar al Tratado de Regularización de la Guerra.

Sucre, con apenas 17 años, ya había estado en Barcelona en 1812, como comandante de artillería. Era la época de José Antonio Anzoátegui, quien con apenas 23 años ejercía la Gobernador Militar en su tierra natal. Sucre, cumanés de nacimiento, nariz perfilada, tez blanca y cabellos negros, con una estatura mediana y delgado, era taciturno y un modesto patriota de 25 años, había desarrollado una intensa vida militar.

A las nueve de la mañana Morillo estaba en Trujillo, con apenas unas horas de retraso llegó para cumplir el compromiso que había contraído el Imperio español, para bajar la intensidad de la violencia que se subsumía a ambas fuerzas militares en el campo de batalla.

Era el paso histórico para  marcar pauta en el ámbito jurídico. La tarea central,  fijar condiciones en el trato humanitario, que debía empezar a recibir los vencidos por los vencedores en un conflicto bélico. “Tanto el Ejército español como el de Colombia suspenden sus hostilidades de todas clases, desde el momento que se comunique la ratificación del presente documento”, planteaba el Artículo 1 del Tratado de Regularización de la Guerra, con duración de seis meses.

El mejor testigo de este episodio histórico es, precisamente, Sucre, quien a la larga sería el vencedor de Ayacucho. Luego de la firma y ratificación de este tratado, el 27 de noviembre, Bolívar y Morillo se entrevistan en el pueblo de Santa Ana de Trujillo, sellando ese acontecimiento con un abrazo y la promesa de erigir un monumento que plasmará para siempre ese encuentro, colocando la piedra angular para su construcción.

El Tratado de Regularización de la Guerra se convierte en el primer documento que preserva y ratifica los Derechos Humanos. El Tratado se adelantó 44 años al primer Tratado de Ginebra del 22 de agosto de 1864, cuando se crea la Cruz Roja Internacional por Jean Henri Dunant. El Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, se convierte en el pionero del derecho internacional humanitario.

El 4 de junio de 1830, hace 191 años, es asesinado a traición en la montaña de Berruecos en el sur de Colombia, el Mariscal Antonio José de Sucre, donde están  implicados como autores: Francisco de Paula Santander, José María Obando y el venezolano Apolinar Morillo.

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William Gómez García Periodista del estado Anzoátegui

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